Cuatro meses de trabajo han bastado para remodelar en profundidad la histórica oficina de Caixanova, en la esquina de Arzobispo Lago con Conde de Vallellano, frente a la plaza de Galicia, y que a las ocho de la mañana abre sus puertas a sus clientes de siempre.

El inmueble presenta un aspecto muy diáfano con una amplia superficie destinada a los usuarios. Ayer mismo se daban los últimos retoques para que la actividad empiece hoy, viernes, al ritmo de costumbre.

Mientras las empresas de informática ponían todo a punto para que desde hoy puedan utilizarse todos los servicios telemáticos, otras aprovechaban las últimas horas para instalar el mobiliario en los espaciosos huecos que se han habilitado en las tres plantas del emblemático edificio.

Los clientes tendrán acceso, sobre todo, a la planta baja, pues la inferior está destinada a archivo y aseos; y la superior, a los amplios despachos del director local, José Gago; y, Javier Villaronga, responsable comarcal de la institución crediticia.

La apertura de las nuevas instalaciones se lleva a cabo de una forma discreta y sin pompas. Javier Villaronga reconoce que no habrá ni ceremonia de inauguración ni tampoco visita de altos directivos "debido a los tiempos de crisis que corren".

Pero ello no es óbice para constatar que se ha realizado una modernización absoluta en la que no va a faltar ningún detalle, pues además de servicios como el telebanco o las pantallas táctiles, se ha habilitado una rampa de acceso para personas con silla de ruedas o madres con cochecitos de bebé, muy demandados por los clientes.

Se trata, por tanto, de unas instalaciones muy funcionales en las que se prima favorecer la comodidad de los numerosos clientes, que en los cuatro últimos meses han tenido que soportar las incomodidades de las instalaciones provisionales de Conde de Vallellano,

De hecho, a esta oficina provisional fue trasladada temporalmente una parte de la plantilla mientras que el resto pasó a reforzar el cuadro de la oficina de la plaza de Galicia.

Las dos oficinas ubicadas en la plaza de Galicia tienen un volumen de negocio muy similar, debido sobre todo a su céntrica y cómoda situación. Son, por tanto, las que soportan el mayor número de clientes de Vilagarcía; de ahí que la dirección haya optado por abrir las instalaciones un viernes y a siete días de que finalice el mes, con el fin de poder corregir defectos durante el fin de semana y evitar las seguras aglomeraciones del pago de salarios y nóminas tanto a trabajadores como pensionistas.