Desde hace cuatro años, los vecinos de Barrantes celebran con una fiesta el final de los trabajos de la recolección de la uva y de la elaboración del vino.

Para los cosecheros –tanto de tinto como de albariño– la segunda quincena de septiembre y los primeros días de octubre significan un trabajo muy intenso, y por ello la Festa da Vendima de Barrantes es para ellos una oportunidad de juntarse, de comentar cómo fue la cosecha y, por qué no, de probar el vino recién hecho.

La fiesta volvió a celebrarse ayer, por cuarto año consecutivo. La organiza la asociación de vecinos, que preside Remedios Álvarez, y comenzó con una alborada a cargo de un grupo de gaitas de Ribadumia. Le siguió una misa solemne –celebrada en la capilla de Barrantes, que está consagrada a San Isidro, patrono de los agricultores– y una procesión.

A continuación, los asistentes escucharon un concierto de la Agrupación Músico Cultural de Ribadumia, y hacia las dos de la tarde se dirigieron al centro sociocultural de Barrantes, lugar escogido un año más para celebrar la comida.

Más de un centenar de personas degustaron la empanada, el pulpo á feira y la carne ó caldeiro que componían el menú escogido para la ocasión. Después completaron la velada con un baile, amenizado por la música del grupo local Añoranza y del trío Arena.

Pese al crecimiento experimentado en los últimos años por Barrantes, que se ha consolidado como una villa de servicios, el sector agrario –especialmente la viticultura– sigue teniendo un peso muy importante en la economía de la parroquia.

Prueba de ello son las bodegas de albariño que existen en el municipio de Ribadumia, y que compran buena parte de su uva a los pequeños cosecheros de Barrantes. Además, la fiesta más importante de la localidad ensalza precisamente los vinos tintos que se producen en O Salnés, con la concurrida degustación del primer fin de semana de junio.