Corría el mes de octubre de 1934, con una España sumida en una profunda crisis social que llevó a la conocida como Revolución de Asturias mientras en Cataluña las cosas no iban mucho mejor. El eco de aquella revuelta de mineros que se aplacó a sangre y fuego llegó a la ría de Arousa, y más concretamente a A Illa de Arousa, localidad que contaba con una importante capacidad organizativa por parte de partidos como el socialista.

En ese lugar se decidió apoyar las reivindicaciones de los mineros llamando a una huelga general que se iba a celebrar el lunes 8 de octubre, pero que también tenía una serie de connotaciones como la de protestar por las condiciones de trabajo en las fábricas de conserva. La decisión fue tomada en una asamblea del Partido Socialista y el objetivo "paralizar a Arousa".

Después de la asamblea, los asistentes acabaron el día en la taberna de Juan Otero Maestú, conocido como "Juanito de Luisa", ubicada en la zona que se conoce como O Nicho.

Durante el encuentro en la taberna, uno de los participantes no dudó en hacer la reflexión de que "si Lluis Companys proclamó el Estado catalán dentro de la República Federal Española, porque no proclamar también el de Illa de Arousa", estando como estaba el pequeño municipio abandonado tanto por el Concello de Vilanova como del Estado español.

La propuesta fue aceptada de inmediato por los presentes, y apuntados en un papel de estraza, fueron nombrados Santiago Otero Pouso "Pajares", como presidente, Manuel Iglesias Dios como ministro de Gobernación y Demetrio Ramos Lojo como titular de Hacienda entre otros.

La parranda finalizó poco después, dirigiéndose todos a sus casas, pero la cosa no iba a quedar ahí. En la madrugada del día siguiente, el 8 de octubre, estalla de madrugada una bomba en la calle de O Cruceiro, lo que provoca que los guardias de asalto desembarquen en O Cantiño pocas horas después. Los agentes comprueban que el paro en A Illa era total, por lo que comienzan a realizar registros. Uno de ellos fue a Segundo Nine, al que le encuentran el papel con la lista en uno de sus bolsillos. El hallazgo precipitó las detenciones de los que estaban implicados en la lista, llevándose a trece vecinos. Al día siguiente, 9 de octubre, vuelve a estallar otra bomba, desembarcando Guardia Civil y carabineros a bordo del guardacostas Castelló, que se llevaron detenidos a otras nueve personas, entre ellas el presidente del Estado de A Illa, Santiago Otero Pouso, que se entregó a las autoridades. Todos ellos fueron trasladados a Pontevedra para ser juzgados por la Comandancia Militar, quedando en libertad a los pocos días de ser detenidos.