Mosteiro acogió el pasado día 15 una fiesta de degustación de la carne de potro, organizada por los vecinos de Zacande. La de potro es una carne poco conocida, y con escasa salida comercial –al menos en la actualidad en O Salnés–, pero sin embargo tiene una gran potencialidad. O eso opina al menos Antonio García Bono, un técnico en alimentación que ayer dirigió en Mosteiro un taller de cocina en el que participaron 25 niños.

Antonio García afirma que "es una carne algo más roja que la de ternera, muy tierna al corte y con un sabor dulzón". Además, el cocinero se quedó gratamente sorprendido al ver la respuesta de los pequeños. "A los niños les ha encantado y no me lo esperaba". Este profesional, pese a su dilatada experiencia, admite que no conocía la carne de potro, y se enteró de su existencia a raíz de la fiesta de Meis.

Ahora, tras trabajarla ayer con los niños, y tras probarla con detenimiento, ha llegado a la conclusión de que se trata de un producto con futuro comercial. "Los niños tienen un paladar muy fino y exigente, y si no les gusta algo enseguida te lo dicen. Y si a los niños les gusta es que esta carne tiene futuro".

En el taller, García Bono y los jóvenes prepararon un bollo preñado con carne de potro en su interior, y unas brochetas en las que la carne se alternaba con unos trozos de manzana caramelizada y con frutas del bosque, todo ello aderezado con sal del Himalaya.

En su opinión, al potro "cualquier guarnición le va bien", pero lo que intentó ayer fue lograr un contraste de sabores entre los dulces y los salados "porque los contrastes le van estupendamente". En lo referente al maridaje de este alimento con los vinos, Antonio García aboga por los caldos de crianza o por los albariños con una fermentación en barrica. "Estos albariños hacen un maridaje perfecto con el potro porque no es una carne fuerte", añade el cocinero.

Antonio García Bono es un técnico en alimentación, natural de Albacete aunque afincado en Cambados desde hace ya unos cuantos años. Realiza frecuentemente talleres de cocina con los escolares.

En esas sesiones no sólo se aprenden unas recetas de cocina y se elaboran unos platos, sino que se trabajan normas de comportamiento y protocolo en la mesa y se enseña a los pequeños a decorar una mesa con elementos florales.