La marcha de José Manuel Cores Tourís para la delegación territorial de la Xunta de Galicia en Pontevedra supone grandes cambios en la composición del grupo de gobierno de Cambados. Y es que la intención del aún alcalde es que le acompañe en su nuevo destino Anabel Carro, que es ahora la segunda teniente de alcalde y la edil de Cultura, por lo que también preside el comité organizador de los actos del Ano Cabanillas.

La Alcaldía la va a asumir Luis Aragunde Aragunde, de 37 años. Hace tiempo que en Cambados se le ve como el relevo natural de Tourís, sobre todo desde que en 2003 dejasen la política activa local los anteriores ediles de mayor peso de la corporación, que eran Rosa Oubiña y José Antonio Domínguez.

Aragunde empezó como concejal en 2001; se había presentado a las elecciones de 1999 en el puesto número 12 de la lista, y dos años después sustituyó a Ramón Charlín. En los comicios municipales de 2003 ya había dado el salto al puesto número 3 de la lista, en el que repetiría cuatro años después.

Luis Aragunde se encarga en la actualidad de los departamentos de Obras, Servicios y Régimen Interior, y es uno de los dos concejales liberados. Debido a esta circunstancia, también se ocupa con frecuencia de asuntos vinculados a otros concejales, como por ejemplo los de medio ambiente. Además, una de sus principales funciones es la de recibir a los vecinos en el Concello y atender sus reclamaciones, sobre todo cuando Tourís está en Madrid en el Senado.

Los que le conocen indican que una de sus principales virtudes es precisamente que se trata de un político que pisa mucha calle y que no rehuye en absoluto el contacto con los vecinos, incluso cuando estos acuden a él enfadados. De hecho, ayer mismo repetía que “la política que a mí más me gusta es la municipal”, una afirmación que sus allegados han escuchado en más de una ocasión.

Un reto y un orgullo

Luis Aragunde manifiesta que el hecho de que Tourís haya pensado en él para asumir la Alcaldía “es algo que me llena de responsabilidad. Es un orgullo pero también un reto porque el listón está muy alto porque mis predecesores fueron unos auténticos monstruos políticos”. Señala que su política será continuista con respecto a la de Tourís, pero admite que tiene también algunos proyectos e ideas propios que le gustaría llevar a cabo.

Mar Cacabelos y Antonio Iglesias, próximos ediles

En cuanto Tourís deje la Alcaldía entrará en su lugar en la corporación María del Mar Castro Cacabelos. Es una comerciante de 31 años, que en 2007 se presentó por primera vez en una lista electoral “porque veo que hay cosas que se pueden mejorar”.

Mar Cacabelos podría ser la concejala del grupo de gobierno que de algún modo se encargue de canalizar las reivindicaciones del sector comercio, ya que en el actual grupo municipal del PP de Cambados no hay ningún edil de este sector profesional. Una vez se haga efectivo el pase de Anabel Carro a la Delegación Territorial de Pontevedra, su puesto en el Concello será asumido por el empresario Antonio Iglesias.

Carro debutó en política en las municipales de 2007 y se estaba encargado de la gestión del Ano Cabanillas -de hecho estos días se encuentra de viaje en Estados Unidos, presentando la oferta cultural de Cambados en Newark y Nueva York-, por lo que Aragunde debe nombrar a otra persona para Cultura, bajo cuya responsabilidad quedarán temas de importancia, como los propios homenajes a Cabanillas o la Festa do Albariño.

Defensa de los intereses

Tourís no cree que su designación como delegado territorial se pueda interpretar como un premio a la feroz oposición que hizo durante cuatro años al bipartito. Indica que lo único que hizo fue defender los intereses de los vecinos y de los cambadeses. “El bipartito tuvo un enfrentamiento directo con Cambados desde el primer día que fue deliberado”, y pone como ejemplos la persecución de Antón Losada con respecto a la guardería; la multa de Pesca por los vertidos de O Facho, que después se anuló en los juzgados; o la eliminación del PAC de Pediatría.

A nivel local, Tourís también censura a Emilio Pérez Touriño por no acudir nunca a la Festa do Albariño.