La Festa do Bolo de San Gregorio no padeció la crisis económica que ya se ha dejado sentir en alguna cita gastronómica, y cientos de personas acabaron ayer con todas las existencias de comida. El buen tiempo y el precio módico de las raciones -tres euros, que daban derecho a probar el bollo, el churrasco y el vino tinto- animaron a cientos de personas, que se congregaron en el Campo da Boca.

La organización, que corresponde a la Asociación Cultural San Gregorio, está muy satisfecha con un evento que se inició hace unos quince años, cuando se cocinó por primera vez un bollo para el que se utilizaron unos 30 huevos. Ahora se emplean 6.000 y se cocina sobre un molde de más de cinco metros de largo por dos de ancho.

La Festa do Bolo tiene dos dimensiones: por un lado, la lúdica y gastronómica, y por el otro, la religiosa. Esta segunda constó de misas y procesiones, oficiadas en la capilla que construyó en el mismo Campo da Boca la comunidad de montes de Paradela. En cuanto a los actos lúdicos, a primera hora de la tarde se degustaron el bollo y el churrasco, y ya por la tarde animaron la fiesta las bandas de música de Caldas de Reis y de A Vertula (Meis).

Por la noche, la orquesta “Samba” puso el colofón. Una verbena que fue seguida por mucha gente, aunque no por tanta como la del sábado, cuando actuaron las orquestas “Pontevedra” y “Panorama” y acudieron tantos vehículos que fue necesario regular el tráfico a la altura de Vilanoviña, en plena carretera de Vilagarcía a Pontevedra.

Esta fiesta es muy popular sobre todo gracias al vistoso bollo, que como todos los años se coció en la panadería Paradela, que regenta la familia Silva Arcos desde hace 50 años.

Es un evento muy participativo, pues además de que los huevos se recogen por las casas -no sólo de Paradela sino también de las aldeas del entorno- más de 20 personas trabajan duro en la organización.