En Arousa hay muchas historias interminables, y la del “Abrente” es una de las que más fama ha alcanzado precisamente por eso, por interminable. El buque, cansado de estar amarrado al puerto durante 8 años sin que nadie le hiciese caso, decidió hundirse -ayudado por el temporal- creyendo que con ese gesto las autoridades reaccionarían y lo retirarían definitivamente del agua.

Pero el cascarón oxidado del famoso narcobuque sigue allí, sin soltar amarras, viendo como el agua salada lo corroe poco a poco. Y es que la historia de este narcobuque parece ser una gran ejemplo de la rapidez de la burocracia. El “Abrente” se pasó 8 años, primero dando tumbos por las salas de los juzgados, viendo como sus dueños iban cayendo, y después inmerso en un Plan Nacional Sobre Drogas que tardó una eternidad en saber qué hacer con él.

Todo este papeleo y el ir y venir de hasta 4 presidentes de la Autoridad Portuaria diferentes, lo contempló el buque desde la distancia del muelle exterior de Vilagarcía. Cuando por fin el Plan se decidió a ponerlo a subasta, y tras un proceso en el que parecía no haber compradores, finalmente fue adquirido por un empresario de Pontecesures, que nunca llegó, o así lo asegura, a ser el propietario formal del mismo.

Entonces empezó el 2009, y con él los temporales de finales del mes de enero. Sólo el maltrecho casco del Abrente sabe cuantas veces golpeó el muelle, pero la embestida de aquel 31 de enero fue suficiente para abrir una vía de agua que llevase al narcobuque al fondo de las aguas portuarias. Entonces se desató la polémica.

El empresario que había ganado en el proceso de subasta dijo que no se podía hacer cargo del reflote del buque, y la Autoridad Portuaria aseguró que, aunque ellos lo pagarían en primera instancia, el de Pontecesures tendría que abonar la factura. Y con esta disputa mantienen la tensión desde hace ya más de dos meses, porque el “Abrente” sigue exactamente donde se hundió.

Se ha hablado de cifras (hasta 170.000 se dice que puede costar su reflote), de leyes y normas que dejan bien claro cuál de las dos partes tiene que pagar, y de muchas otras cosas. Pero la burocracia y el “papeleo” parecen no dejar salir al buque -al que ya no le queda más que convertirse en chatarra- del puerto de Vilagarcía.

Mientras tanto el barco se está ganando a pulso un hueco en la historia de la rada arousana y en la de la propia localidad. La adjudicación de las actuaciones de reflote a alguna de las 4 empresas que han presentado proyecto se hará en los próximos días, aunque eso se lleva diciendo desde hace casi 2 semanas, y será entonces cuando el “Abrente” se marche al fin del muelle en el que ya casi tiene un asiento de honor. A partir de ahí sólo faltará conocer quién será el que tenga que pagar finalmente la factura del reflote.