Han tenido que ser las excavadoras las que hayan sacado a la luz una parte de la historia de Vilagarcía. La empresa encargada de la construcción del vial de acceso al puerto ultima el trazado del mismo, y las obras avanzan rápido, pero se han encontrado en el camino con un trámite inesperado.

En el barrio de O Piñeiriño, casi junto a la futura rotonda que une el vial del puerto con la carretera de Cambados, ha aparecido una antigua mina de agua que se dirige al convento de Vista Alegre. Los expertos aseguran que sería, como mínimo, del siglo XVII, si bien es cierto que existen documentos anteriores que hablan de la existencia de dicha mina durante el siglo XVI e incluso XV.

Del hallazgo hace ya dos meses, y desde entonces se ha intentado mantener en el más estricto secreto, tanto que ni siquiera los arqueólogos que trabajan en Arousa -como es el caso de los que estudian los círculos líticos y las mámoas de Monte Lobeira- sabían de su existencia. La conexión se extiende por más de un kilómetro a varios metros de profundidad y une, en principio, las faldas de Monte Lobeira con el convento de Vista Alegre.

La estructura, en cuyo interior estuvieron los técnicos de Patrimonio de la Xunta de Galicia así como personal de la Diócesis de Compostela, está hecha íntegramente en piedra, es de forma abovedada y en su interior cabe, holgadamente, una persona de estatura media.

Y lo mejor de todo el hallazgo es que la estructura está casi intacta, salvo un pequeño derrumbamiento que se produjo en el momento en el que la excavadora sacó la mina a la luz. Las monjas del convento de Vista Alegre no sabían con certeza de su existencia, pero sí que, desde que recuerdan, han tenido acceso a una mina de agua fresca que brotaba del interior de un antiguo túnel.

Hoy por hoy, el agua de la canalización no se utiliza para nada -el convento está conectado a la red municipal- pero hace dos meses, con el descubrimiento, las monjas iniciaron los trámites correspondientes para que se protegiese este yacimiento, del que todavía hay que valorar su importancia. Los trámites han sido iniciados y en la Consellería de Cultura tienen constancia de la aparición desde el primer momento, aunque están a la espera de recibir el informe del arquitecto de la obra.

La mina será conservada

Según explican desde la propia Dirección Xeral de Patrimonio, el hallazgo sorprendió a técnicos y arqueólogos, ya que la antigua mina de agua no estaba catalogada en el registro de la Consellería de Cultura ni había evidencias fiables de su existencia. En principio, y a la espera de la recepción del informe final que está ultimando el arquitecto de la obra, la estructura será conservada en su totalidad, al estar lo suficientemente profunda como para no verse afectada por las obras de la carretera de acceso al puerto.

Casi podría definirse como un golpe de suerte, pero es que ciertamente ha sido el azar el que ha sacado a la luz algo que siempre ha estado presente en el imaginario popular, e incluso más allá. “De toda la vida recuerdo yo esto aquí, ya cuando hicimos la casa recuerdo que habían encontrado alguna piedra, es una canalización que baja hasta el convento”, relata una vecina próxima al hallazgo, antes de conocer ni un solo detalle de lo encontrado y sin haber estudiado arqueología.

Las obras de la carretera no serán paralizadas

El hallazgo de esta antigua estructura hizo temer por un retraso en las obras del vial de acceso al puerto, algo que finalmente no se producirá al estar garantizada la conservación del yacimiento, y así lo afirman tanto desde la Xunta como los técnicos de la propia obra.

La profundidad a la que discurre este centenario canal de piedra es tal que no se verá afectado por el tráfico que circulará unos pocos metros más arriba. En términos históricos, es una suerte que se garantice la conservación de la mina antes incluso de que su importancia sea valorada, dado que muchos yacimientos de reducido valor histórico han sido sepultados por carreteras y edificaciones a lo largo de toda la comunidad gallega.

De esta forma, historia y progreso parecen haber encontrado una forma pacífica de convivir en un rincón de Arousa. El cumplimiento de esta conservación tendrá que ser algo que aborde ya el nuevo gabinete de la Xunta de Galicia, ya que al actual equipo de la dirección de Patrimonio le quedan pocos días en San Caetano.