Marcos Quintas  Pontevedra

El padre de familia que supuestamente estranguló a su mujer en Portas ya está en la cárcel de A Lama. La juez de guardia de Caldas decretó ayer su ingresó en prisión provisional por un supuesto delito de homicidio después de que el acusado, José Torrado, de 49 años, se negase a declarar. Antes de su llegada a esas dependencias, tres de los seis hijos del matrimonio también comparecieron ante la magistrada para aportar su explicación sobre lo ocurrido.

Torrado Núñez, de 49 años, acusado de matar a María del Carmen Barcala, de 42, permaneció en el interior del juzgado más de una hora. Llegó en una furgoneta de la Guardia Civil alrededor del mediodía tras pasar la noche en los calabozos de la comandancia de Pontevedra. Allí se personó su abogado quien, a la salida, sólo comentó que su cliente no había declarado y entraría inmediatamente en prisión. Así lo solicitó durante la mañana el fiscal, que tras apuntar que se estableció el secreto de sumario, añadió: "Lo que puedo decir es que no quiso declarar y que yo he solicitado prisión".

Todo ello se produjo después de que tres de los hijos mayores de la pareja se presentasen ante la magistrada para relatar lo ocurrido. Se encontraban en el domicilio familiar, situado en la parroquia portense de Romai, cuando se produjo el crimen, en torno a las 5 de la mañana del sábado, pero estaban durmiendo. Aunque Torrado rechazó hablar ante la juez, si había admitido los hechos el día anterior a la Guardia Civil. Los indicios apuntan a que el hombre estranguló con sus manos a la víctima poco después de que ésta llegase de trabajar del restaurante San Martín 2, en Barro. El establecimiento cerró en señal de duelo durante gran parte del fin de semana.

Gritos en los pasillos al cruzarse los jóvenes y el padre

Tres de los seis hijos de María del Carmen Barcala y José Torrado accedieron al juzgado de Caldas cuando pasaba menos de un cuarto de hora de las once de la mañana. En su interior estuvieron aproximadamente 90 minutos. Para que no coincidiesen en el mismo espacio, el presunto homicida aguardaba en el exterior del edificio, dentro de un furgón de la Guardia Civil. No obstante, cuando la juez reclamó su presencia se habrían producido momentos de tensión en el edificio. Y es que al parecer se produjo algún contacto visual entre los hijos, tres de los varones de más edad, y su progenitor. Fue entonces cuando se escucharon unos gritos en los pasillos de la sede judicial.

A sus puertas se congregaron varios curiosos y hasta siete vehículos del instituto armado, así como una amplia representación de medios de comunicación. Los tres hijos fueron escoltados tanto a la entrada como a la salida del edificio. En lo que respecta a José Torrado, que llegó y marchó con muestras de aparente tranquilidad, tampoco pronunció palabra entre los escasos metros que separaban el vehículo de la entrada de las dependencias.