A. touriño  O Grove

La crisis y el mal tiempo son las dos claves que explican los flojos resultados económicos obtenidos en la presente edición de la Festa da Centola que se celebra en O Grove desde el pasado 24 de noviembre y que hoy echa el cerrojo.

Las jornadas se han convertido en un contundente termómetro que confirma con meridiana exactitud que la crisis ya afecta al sector del ocio y el turismo, quizás al que más se aferran los consumidores hasta el último momento.

En O Grove, este fin de semana hubo un "buen ambiente" pero menor que en anteriores puentes de la Constitución e Inmaculada. Se echaron de menos los numerosos portugueses que por estas fechas invadían las calles de la localidad. Ello también se notó en las pernoctaciones del fin de semana como han constatado en alguno de los establecimientos consultados en la localidad meca.

El sector hostelero ya tenía este pronóstico y por ello ya se anticipó a tomar medidas para esta edición por lo que se consiguió salvar las cuentas de una fiesta que comenzó hace cinco años y que ya se considera consolidada.

Por de pronto, todos los restaurantes decidieron mantener los precios del pasado año y la centolla estuvo a un promedio de 25 o 30 euros por kilogramo, con la diferencia de que este año tiene una excelente calidad, una valoración en la que coinciden todos los cocineros de O Grove.

Pero también se ajustó la tarifa en otros productos y se permite a los clientes una mayor posibilidad de elección en la carta. "Cuando antes pedían medio kilogramo de camarones, ahora se conforman con 300 gramos o un cuarto de kilo", reconoce Santiago Alfonso, del restaurante Beiramar.

Los responsables de los establecimientos hosteleros constatan que las familias han ajustado el presupuesto. "Quizás no tengamos menos clientes, lo que ocurre es que consumen menos. Si antes no les preocupaba la cuenta, ahora la miden bastante más y reducen el gasto, pidiendo menos platos o menos cantidad", asegura este conocido hostelero meco.

Por su parte, el responsable del restaurante A Solaina, José Luis Padín aseguró ayer tarde que la fiesta gastronómica fue "más buena de lo esperado".

Asegura que el fin de semana "tuvimos muchos clientes" aunque reconoce que escasearon los comensales el resto de la semana. Entiende que en este resultado han influido aspectos como la "temporada de nieve" que arrastró a muchos clientes a las estaciones de esquí, la fuerte lluvia, acompañada de molesto viento, que descargó durante buena parte del fin de semana y también por la crisis que influyó en el número de desplazamientos.

Padín, sin embargo, es partidario de que el sector sea optimista. "Tenemos que mirar hacia adelante en vez de lamentarnos por el hecho de que en un acontecimiento haya más o menos gente por una coyuntura. Lo que tenemos que hacer es adaptarnos al momento y si hace falta, bajar los precios para tener la misma o parecida clientela".

Padín, que este año ganó el premio del certamen con unos canelones de centolla, asegura que debe apostarse por la calidad y que este año "tuvimos la suerte de que el crustáceo es excepcional". Con este producto no fue difícil venderlo a 30 euros el kilo, si bien recalcó que sólo ofreció "femias", que son las más demandadas y por tanto de más precio aunque su gusto sea distinto.

Pablo Agrelo, del restaurante Don Mexilón también saca parecidas conclusiones de esta quinta edición de la festa dedicada al rey del marisco y apuesta por la calidad y la variedad "pues hacemos platos especiales para la fiesta, como la empanada de hojaldre con centolla; la ensalada tibia con centolla y huevas de caviar o el rodaballo con centolla en salsa de erizo", por poner algunos ejemplos de sus consejos de preparación.

Por ello, parte de la premisa de que la Festa da Centola ya adquirió tal grado de conocimiento que apenas hace falta publicitarla. "Mucha gente viene ex profeso tras haber salido muy satisfecho de pasadas ediciones. Por este motivo, este año creo que está siendo muy positiva, porque los clientes quieren probar las distintas especialidades".

En su restaurante se ha vendido a un promedio de 25 euros el kilo de centolla preparada, por lo que se ajustó a los presupuestos preparados por la familia que acude a la fiesta con unos bolsillos castigados.

Según las cartas de los distintos establecimientos, una pareja puede degustar una buena centolla de kilo y medio, y de un pescado, con vino y postre, por unos ochenta euros, aproximadamente.

También en los hoteles de A Toxa, ligados al Hesperia y Louxo, se degustó este sabroso crustáceo de la ría arousana, aunque la mayor parte de sus clientes han optado por disfrutar de la fiesta en los distintos restaurantes del pueblo. "Nosotros colaboramos en la Festa y de hecho hemos puesto centolla en el convite de la boda que celebramos este fin de semana, pero los otros clientes prefieren degustarla en otros restaurantes ya que aquí vienen más a relajarse en el spa", señala Mar Outeiral del Gran Hotel Hesperia.

Como sus demás compañeros reconoce que este año, la centolla tiene una gran calidad "además de unos precios muy razonables".

La Festa da Centola tiene, hoy lunes, su último día, aunque a partir de ahora podrá seguir degustándose en los distintos restaurantes de la localidad pues se ha abierto la veda de este crustáceo. Una vez que culmine la fiesta será mucho más difícil que haya la misma variedad de preparaciones, si bien los distintos restaurantes mantendrán muchas de las especialidades a lo largo de la temporada, con el fin de satisfacer los variados gustos de su clientela habitual.

Los restauradores mecos son conscientes de la calidad que ofrece un producto singular que vive bajo el fondo rocoso de la ría de Arousa.

Último día de las jornadas de exaltación del marisco

La fiesta de exaltación del centollo llega hoy a su fin, después de casi quince días, desde que comenzó la campaña de extracción legal de este crustáceo.

Cabe recordar que por ser festivo se espera que sean muchos los clientes que se animen a disfrutar de la variedad de platos que se cocinan con este producto y que se prepara, precisamente, con esta ocasión.

La fiesta nació en 2003 en respuesta al éxito que en O Grove tiene la Festa do marisco que desde hace 40 años se celebra en la localidad, siempre en el mes de octubre. Se da la circunstancia de que el centollo está en veda en esa época por lo que no se puede incluir en la oferta del certamen por excelencia, por lo que se decidió buscar una fecha exclusiva para degustar este manjar de la ría.

Una veintena de restaurantes colaboradores

Desde el primer momento la aceptación del certamen ha sido general y por ello una veintena de restaurantes de la localidad se han sumado a una iniciativa que cada año gana adeptos, aunque en esta ocasión haya caido la demanda por otros factores ajenos.

Los establecimientos colaboradores son Beiramar, Brasil, El Crisol, Dorna, Pasada del mar, Timón, Villa Juanita, Airiños do Mar, El Alemán, Araúxo, O Cruceiro, O´Berto, Don Mexilón 2, A Fragua, Lavandeiro, Mesón do Mar, Mirador Ría de Arousa, O Remo, Rías Gallegas, Solaina, A Solaina, A Tapería y A Traíña.

Esfuerzo para tener los mismos clientes alojados

Representativo y sintomático es lo ocurrido este puente de la Constitución en el Hotel Hesperia La Toja, donde sólo la noche del sábado se logró una alta ocupación en 170 de las 199 habitaciones diponibles.

Sin embargo, la noche de ayer ya bajó a 130, y eso, que en este emblemático establecimiento de cinco estrellas se desarrolló una boda a la que asistieron invitados de variada procedencia.

Estos datos objetivos dan idea de la situación económica global pues el pasado año por estas mismas fechas se había completado la casi totalidad del aforo.

Es de destacar asimismo que la cadena hotelera ya había sido previsora y por ello decidió lanzar una oferta de última hora, de modo que las habitaciones se ofertaron a 190 euros por noche, cuando la tarifa oficial es de 230.

"Hemos trabajado más pero los resultados son muy discretos", reconocía ayer Mar Outeiral quien destacaba el hecho de que "muy pocos portugueses, que eran clientes habituales en estas fechas, han venido en esta ocasión.

También se ha notado la bajada en el consumo de otros productos del hotel.