Un nuevo sabotaje se registró esta madrugada en la ría de Arousa, consecuencia de la profunda crisis que vive el sector mejillonero. Dos hermanos bateeiros de Cambados, Antonio y Óscar Otero Martínez -popularmente conocidos como "Os Sandías"-, comprobaron por la mañana que alguien había acudido de noche a dos de sus bateas, situadas en un polígono de O Grove, y cortó alrededor de 800 cuerdas, es decir, todas las de uno de los parques de cultivo y más de la mitad de las que colgaban en el otro.

Sus nombres pasan a engrosar la ya larga lista de bateeiros víctimas de atentados en los últimos años, pero especialmente se incluyen en la relación de mejilloneros afectados por los sabotajes registrados en los últimos meses, desde que estalló el conflicto en los puertos.

Los casos más recientes fueron los de Javier Figueira, un bateeiro de Rianxo al que cortaron 430 cuerdas en una batea de A_Pobra do Caramiñal, y el de Benito Doval, mejillonero de Vilanova al que sabotearon 240 cuerdas y 2.200 sacos llenos de molusco.

Todos ellos vincularon lo sucedido con la "guerra"_que se vive en los muelles a causa de la fragmentación del sector. Los hermanos Otero pertenecen a la Asociación San Sadurniño de Cambados; Javier Figueira es miembro de Asociación Interprofesional do Mexillón (Aimex); y, Benito Doval pertenece a Ansuíña, entidad que trabaja con la asociación Amesa, que presidía el fallecido Paulino García, de Bueu.

Tras consultar a los bateeiros afectados, tanto a los que presentaron denuncia como a algunos que no lo hicieron, por miedo a nuevas represalias, puede decirse que desde agosto alguien -por ahora no hay detenciones- cortó más de 3.000 cuerdas de mejillón para arrojarlas al fondo de las rías, especialmente en Arousa. Teniendo en cuenta un peso medio de 300 kilos por cuerda, y dado que también sabotearon más de 4.000 sacos de molusco, a razón de 11 kilos cada uno, puede concluirse que el balance de esta campaña de atentados se salda, de momento, con casi un millón de kilos perdidos.

La rápida acción de los bateeiros afectados, de compañeros que los ayudan y de buzos profesionales contratados al efecto -con el consiguiente coste añadido para el afectado- permite recuperar siempre una parte de la producción tirada en el fondo, pero no es posible recuperar todo el molusco e incluso una buena parte del producto reflotado está tan dañado que se muere.

Las pérdidas económicas, por tanto, son cuantiosas, y en algunos casos, sobre todo cuando el sabotaje afecta a bateeiros con sólo uno o dos parques, un atentado de estas características puede acabar con toda la campaña y situar a una familia "al borde de la ruina".

El método empleado es casi siempre el mismo. Los "terroristas" actúan de noche, se desplazan en lanchas rápidas y utilizan hachas, cuchillos o sierras para cortar las cuerdas._Suelen ser siempre varios, de ahí que, como ocurrió en la madrugada de ayer, les resulte posible cortar alrededor de 800 cuerdas en dos parques de cultivo diferentes sin que existan testigos presenciales de los hechos.

A este tipo de sabotajes se suman actuaciones aún en vías de investigación por la Guardia Civil, como el lanzamiento de cócteles molotov contra sedes portuarias de las asociaciones mejilloneras Virxe do Rosario (Vilaxoán), Federación Norte (O_Grove)_y Cons do Udra (Moaña).

También se investiga la relación de bateeiros con artefactos explosivos localizados en el polígono industrial de As Gándaras (O Porriño) y el sabotaje que afectó a varios camiones de transportes sobre cuya carga de mejillón se lanzó combustible.