Alrededor de trescientas personas, entre bateeiros, trabajadores y empresarios de depuradoras y cocederos, se concentraron al anochecer en Vilaxoán (Vilagarcía) para participar en un emotivo acto que sirvió para rendir homenaje a Paulino García -el mejillonero de Vilaboa fallecido el domingo- y "plantar cara" a quienes "intentan controlar al sector" con "el apedreamiento de camiones, lanzamiento de cócteles molotov o sabotajes". A ellos les piden "que dejen de imponer la fuerza y permitan que todos podamos trabajar libremente".

Esa reivindicación la hacen extensiva al presidente de la Xunta, a quien demandan que tome cartas en el asunto para cesar a la conselleira de Pesca e instar a la Delegación del Gobierno en Galicia "a poner los medios necesarios" y devolver la calma a los muelles, dejando así "que todos y cada uno de los bateeiros podamos ejercer nuestra actividad".

Este acto, llevado a cabo con presencia de dos de los hijos de Paulino García, contó con la participación de Rianosa, Amesa, San Sadurniño (Cambados), Federación Arousa y Norte, Virxe do Rosario y otras asociaciones de productores, respaldadas por Bateamar, Remagro, Santórum, Nidal, Ameixa de Carril y otras firmas transformadoras.

Unos y otros quieren que se acaben las guerras en los muelles, que los piquetes desaparezcan del puerto de una vez por todas y, en definitiva, "que no se coarte la libertad de empresa y de mercado".

Javier Blanco, presidente de Virxe do Rosario, leyó un comunicado en el que vinculó la muerte de Paulino_García con la presión ejercida en los muelles durante los últimos meses. "¿Cuántos heridos tiene que haber, cuántas personas deben morir, cuántos camiones de mejillón deben arder y cuántas cuerdas hay que cortar?", se preguntó Blanco, que exigió una reacción de la Administración y respuestas policiales, "pues queremos saber los nombres de los identificados en O Porriño por la Guardia Civil -que encontró artefactos explosivos-, cuántos detenidos hay por los sabotajes y cómo va la investigación" sobre los atentados terroristas en Vilaxoán, O Grove y Bueu.

En el comunicado censuró abiertamente a algunos dirigentes del sector "que no tienen la más mínima dignidad y tampoco respeto a los muertos, por eso el lunes volvieron a mandar sus piquetes a los muelles". Esos, añadió, "no apretaron el gatillo, pero en la mente de todos está quién cargó la escopeta".

Con todo, y así se resaltó en la protesta de ayer en Vilaxoán, queda claro que la muerte de Paulino_García constituye "un punto de inflexión en el conflicto mejillonero, y aunque algunos dicen que es una vileza vincular su suicidio al conflicto, para nosotros está claro que las armas las carga el diablo con amenazas, boicoteos, insultos, cócteles molotov y, sobre todo, sacando a uno su libertad". A muchos de ellos "ya se les conoce desde hace años, cuando decían que no a una central de ventas alegando que era un paso atrás", apostilló Blanco en el comunicado, un homenaje a un hombre, Paulino García, "que dedicó su vida por entero a las bateas, que eran para él el aire que respiraba".