Buena parte de los mejilloneros gallegos volvieron a descansar ayer, unos porque estaban llamados a ejercer como piquetes en los muelles y otros porque, ante tal amenaza, prefirieron no trabajar, para evitar males mayores. No obstante se dieron situaciones verdaderamente curiosas, y mientras algunas asociaciones de productores tomaban determinados muelles para boicotear las descargas, socios de esas mismas entidades trabajaban con absoluta normalidad en otros puertos sin vigilancia.

La mejor noticia, para el propio sector, es que este regreso de los piquetes para frenar las descargas se saldó sin incidentes de gravedad, quizás porque algunas asociaciones que apoyan a los piquetes están cada vez menos convencidas de su idoneidad.

Sea como fuere, alrededor de trescientos productores se distribuyeron estratégicamente en puertos como Moaña -donde impidieron que se cargaran varios camiones-,_Cambados, Vilanova y Vilaxoán -éste de forma especialmente intensa-, junto a otros puertos de las rías gallegas donde había un control mucho más "rutinario".

Se trataba de evitar la descarga de mejillón con destino a Italia y Francia, una medida que desde la Plataforma de Distribución del Mejillón Gallego (Pladimega)_justificaron diciendo que hay entidades minoritarias tirando precios en esos países.

Otros integrantes de esta central indicaron, por el contrario, que "el problema no son los precios, sino presionar para conseguir que la Consellería aplique el control único en los muelles".

En realidad en el fondo de todo este asunto está la incapacidad del sector para acabar con sus disputas internas, los celos entre algunas asociaciones y la irresponsabilidad de algunos dirigentes, que consideran que si ellos son incapaces de colocar su producto en el mercado están obligados a evitar que lo hagan otros más avispados.

Los piquetes volverán hoy, y posiblemente mañana y durante varios días más hasta que, de nuevo, los convocantes tengan una necesidad real de volver al trabajo. Y mientras tanto algunas entidades ven como sus clientes -depuradores, cocederos y conserveros- están cada vez más distantes, por lo que en lugar de recuperar la normalidad en las descargas comprueban como cada día que pasa reciben menos pedidos.

Otra conclusión que se extrae de la jornada de presión vivida ayer es que entre los piquetes hay cada vez más gente cansada de este conflicto. Esto hizo que el llamamiento a la movilización tuviera menos eco que en septiembre, cuando se produjeron los duros enfrentamientos de Vilanova.

Consultados algunos de los integrantes de los piquetes incluso reconocieron que también hay miembros de Pladimega "que venden siempre por debajo de precio, pero si nos piden que vengamos como piquetes tenemos que venir, y punto".