Tan solo harían falta 50.000 euros y 3 meses de trabajo para que el cauce alto del río de O Con volviese a ser lo que fue hace años. Así lo refleja al menos el proyecto fin de carrera de una estudiante de la Escuela Superior de Ingeniería de la Universidad de Santiago de Compostela valorado con la máxima nota, un sobresaliente, por el tribunal encargado de evaluarlo.

El trabajo examina el tramo alto del río de O Con, el que se comprende entre el origen del cauce y el embalse de Castroagudín, desde el punto de vista de sus limitaciones ecológicas. Según el proyecto de esta estudiante, Yolanda Cunqueiro, y coordinado por Fernando Cobo, director de la Estación Hidrobiológica de Vilagarcía, este tramo de río presenta una serie de obstáculos, construidos por el ser humano o a raíz de sus actividades, que han ido degradando el cauce de O Con con el paso de los años.

El trabajo de Yolanda Cunqueiro ha identificado algunas construcciones que impiden el remonte de los peces río arriba y constituyen trampas para los anfibios, como son algunas tuberías de hormigón emplazadas en pleno cauce fluvial para la canalización del agua o los pilones emplazados en los bordes del cauce. Según Fernando Cobo, estos obstáculos reducen las posibilidades de conservación de algunas especies endémicas presentes en el río y contribuyen a la degradación del mismo, algo acentuado en los últimos años por los incendios que asolaron el monte Xiabre.

El proyecto, titulado "Restauración hidrobiológica de un curso fluvial de montaña: el ejemplo del río do Con", propone como soluciones fácilmente aplicables, la conservación de los llamados bosques de ribera y el ensanche del cauce. La importancia de estas medidas radica, según Fernando Cobo, en que se trata de "actuaciones blandas". Es decir, son trabajos que suponen un bajo impacto y que emplean materiales del propio entorno, con lo que las repercusiones sobre el hábitat fluvial son mínimas.

Otro de los puntos fuertes de este estudio es su plazo de ejecución. Como se refleja en el proyecto, las actuaciones podrían desarrollarse en tres meses, aprovechando el llamado periodo de estiaje, o lo que es lo mismo, el verano, en el que el caudal del río es menor. Pero sin duda lo más ventajoso es su bajo coste. Cunqueiro estima que con unos 50.000 euros se puede dejar recuperado el cauce de O Con.

Ahora que el trabajo está presentado, el siguiente paso corresponde a las autoridades. Según el director del proyecto, es destacable el hecho de que el estudio ha sido puntuado con un sobresaliente por un tribunal de biólogos expertos en la materia y presenta un coste bajo, por lo que reúne muchos pros y pocos contras respecto a su aplicación.

Un río degradado

El estado del cauce y el entorno de O Con ha despertado algunas alarmas en los últimos tiempos. La pérdida de vegetación y la destrucción del propio río han motivado algunas protestas, tanto desde los colectivos ecologistas como de algunos expertos en hidrobiología.

Los incendios que asolaron los montes de O Salnés en el verano de 2006 no hicieron excepciones con el entorno de Xiabre. El fuego se cebó con la vegetación típica de los márgenes fluviales, castigando algunos sectores del tramo más alto del río. "El bosque de ribera es prácticamente inexistente, salvando algunos puntos del alto de Fontefría y las zonas más cercanas al embalse de Castroagudín", argumenta Fernando Cobo. Y es que, en muchos puntos, "casi no hay ni suelo" concluye el hidrobiólogo.

El secreto para recuperar y, sobre todo, mantener los espacios del margen del río está, según el proyecto en poner en valor los márgenes fluviales. Al igual que se ha visto en varias actuaciones en los últimos años, destacar las potencialidades ecológicas y, a la vez, turísticas de determinados espacios contribuye a la conservación de los mismos.

Es por eso que el proyecto de Yolanda Cunqueiro contempla la posibilidad de establecer rutas de senderismo con posterioridad a la recuperación de los bosques, con lo que se seguiría obteniendo un beneficio a la vez que se mantendría el ecosistema fluvial sin perjudicar a las especies que en él se desenvuelven.

Todas estas actuaciones no suponen, de ahí su bajo coste, la implicación de ninguna máquina, es decir que todos los trabajos se llevarían a cabo a mano. Además, para respetar el ecosistema, las intervenciones se plantean con materiales del entorno -madera, cantos rodados, etc.- para no instalar en el cauce elementos que afecten a la fauna y a la flora características.

Tras el éxito académico del proyecto, la pelota está ahora en el tejado de las autoridades políticas. Un detallado estudio desde el punto de vista ecológico y medioambiental corroborado por los expertos gallegos en hidrobiología y que supone una inversión relativamente baja para lo que acostumbran a costar estas actuaciones.