A. Touriño / M. Méndez / VIlagarcía

La limpieza es una de las asignaturas pendientes del gobierno local de Vilagarcía de Arousa, siendo éste un aspecto especialmente criticado por los vecinos, pero también por los visitantes que en la época estival disfrutan de su descanso en la ciudad. A esto se suma el creciente deterioro y abandono de edificios antiguos y en algunos casos inmuebles históricos de alto valor patrimonial, que se han convertido en espacios para la proliferación de animales, especialmente gatos, ratas, gaviotas y palomas.

En relación con el servicio de limpieza, los vilagarcianos han expresado a través de diversos canales sus quejas al respecto, los partidos políticos de la oposición también se han hecho eco de la situación y, mientras tanto, el bipartito se limita a exigir a la empresa adjudicataria del servicio de limpieza (Cespa) que cumpla su contrato de mínimos.

Puede ser aún peor

Obviamente, la situación puede ir a peor, sobre todo si se cumple con la amenaza del comité de trabajadores de la empresa de recogida de basuras y secundan la huelga que se prevé convocar a principios de agosto, para que sea efectiva en plenas fiestas patronales de San Roque.

El anuncio de la huelga debe poner en estado de máxima alerta a las autoridades municipales, que ya se han comprometido a mediar ante la empresa para tratar de llegar a un acuerdo que impida una acumulación de basura similar a la registrada en el Ayuntamiento de Nigrán.

La situación actual

Pero, sin haber llegado todavía a ese paro, el gobierno vilagarciano no ha tomado medidas, por ejemplo, para proceder a la limpieza y conservación de edificios históricos -sobre todo en el entorno de A Baldosa-, consiente que la plaza de O Castro esté en un estado lamentable y permite que los contenedores de recogida de basuras se encuentren desbordados.

La imagen de los edificios más antiguos del centro de Vilagarcía resulta especialmente censurable debido a que, además del mal aspecto general que ofrecen y de los animales que cobijan, se han convertido en murales de todo tipo de publicidad, incluida la institucional.

Vecinos de la localidad consideran que las autoridades municipales deberían procurar que se cumpla el bando de ornato y se impida que cualquiera pueda hacer "pegadas" en este tipo de inmuebles que hacen desmerecer la imagen de este centro histórico.

6.000 euros diarios

Los carteles son bien visibles en las calles más transitadas provocando un aspecto de abandono que no se corresponde con una ciudad que está próxima a los 40.000 habitantes y que paga por el servicio de limpieza alrededor de 6.000 euros diarios.

El problema es que el propio Ayuntamiento da ese mal ejemplo, colgando todo tipo de publicidad en estos espacios a los que no está asignada tal finalidad.

Es cierto que son edificios abandonados y tapiados a veces con bloques de hormigón, por lo que no existe un daño mayor que el de la mala imagen que se proyecta de la ciudad, tanto a los residentes como a los que la visitan habitualmente.

Pero también lo es que mantener edificaciones de piedra, en algunos casos con acabados artísticos, cubiertas de todo tipo de carteles, no ayuda en nada a proyectar al exterior una buena imagen de la ciudad, y menos cuando siempre hay turistas que llegan buscando algo "histórico o antiguo" que fotografiar o llevarse en la retina.

"Vilagarcía nunca se caracterizó por tener un casco histórico o antiguo, a semejanza de Cambados u otros pueblos, pero al menos deberían tratar de conservar en buen estado lo poco que tenemos", declaraba ayer un ciudadano de Asturias que junto a su familia disfruta de las vacaciones en la villa.

Además, algunos comerciantes y vecinos de las calles más céntricas consideran que el Ayuntamiento debería tomar medidas inmediatas no sólo para que desaparezcan estos carteles de las fachadas de los edificios, sino también para que sus propietarios los rehabiliten de forma urgente.

Un plan especial

El propio gobierno local ha iniciado acciones tendentes a lograr que en un futuro la Xunta de Galicia asigne a la localidad un plan para la recuperación de la zona peatonal, a imagen y semejanza de lo que se está llevando a cabo en los núcleos marineros de Carril o Vilaxoán.

Sin duda se trata de una medida necesaria para evitar situaciones como la que se observan en la plaza de O Castro, donde existen edificios en estado ruinoso cuyo tejado se desplomó hace ya años y continúa en ese mismo estado de abandono.

Peligro

Esto, además de dar una mala imagen, también constituye un peligro para los viandantes, como de hecho se comprobó ya en varias ocasiones, a raíz de los desprendimientos piedras y tejas sobre las aceras y la plaza.

Los ciudadanos confían en que las futuras actuaciones previstas en la zona, tales como la remodelación de la emblemática plaza de abastos de Vilagarcía o la aledaña Plaza da Peixería contribuyan a tomar medidas de recuperación complementarias que beneficien al deteriorado entorno, si bien todavía no existe un pronunciamiento oficial al respecto por parte de la alcaldesa, la socialista Dolores García, ni de otros miembros de su gobierno bipartito.