Los pesimistas pronósticos de ocupación hotelera en julio se confirman a medida que avanza el mes y se calcula que la reducción ronda el 20 por ciento con respecto al mismo período del pasado año, un verano en el que ya se había notado un cierto desplome turístico.

Los hosteleros esperan remontar la situación en agosto y septiembre aunque en vista de los resultados obtenidos desde junio a ahora son poco optimistas respecto a los resultados.

La imagen de la bajada del turismo la ofrecen las calles de los distintos pueblos donde ya no se observan las aglomeraciones de otros años en que ourensanos, portugueses y madrileños acudían en masa a disfrutar de las Rías Baixas.

Ramón Braña, director del hotel de cinco estrellas Hesperia La Toja es el primero en admitir la caída. "En julio hemos bajado la ocupación en 16 puntos por varios factores, entre ellos la suspensión del tiro al pichón, la crisis económica y también los pronósticos meteorológicos que no eran nada halagüeños en algunos informativos nacionales".

Pero la bajada de la ocupación no se refiere sólo a julio. También el mes de junio ha sido bastante "flojo" para el gremio de la hostelería. Los datos de ocupación de Santiago, capital de Galicia, son el espejo general y en dicha ciudad sólo se alcanzó un 60 por ciento en ese mes.

Las esperanzas del sector se proyectan ahora a agosto y quizás septiembre. A partir del próximo fin de semana se espera la mayor avalancha del verano pero no se confía en que los ingresos económicos sean iguales a los del pasado año.

Se ha observado que los turistas han cambiado sus hábitos económicos tras la crisis. Así los veraneantes han reducido el número de estancias, otros han optado por acudir a hoteles de menor categoría y también se observa que hay menos pernoctaciones de turistas de paso.

Esta última situación la señalaba el director del Hesperia La Toja quien indica que el viajero que no reservó habitación "ya no se ve". "No tenemos clientes de paso", afirma con absoluta rotundidad.

Obviamente, el decremento se atribuye a la "crisis que estamos padeciendo" que ha trasladado un fuerte pesimismo en todos los representantes del sector.

Braña que acaba de llegar de una reunión de responsables de balnearios a nivel nacional, que se celebró el viernes en la Expo de Zaragoza, señala que todos han coincidido en que "ha bajado la demanda también en este tipo de turismo". "Existe un gran pesimismo en el colectivo al respecto", manifiesta.

A la crisis hay que añadir también la desorbitada subida de gasóleo que provocó que muchos turistas hayan renunciado a hacer viajes de largo recorrido.

Pero el factor que en O Salnés más puede contribuir a la captación de clientes, tanto en agosto como en septiembre, es el meteorológico. Los hosteleros de la comarca siguen criticando los pronósticos que se emiten a nivel nacional, que casi nunca coinciden con la realidad.

Los primeros diez días de julio, aunque si hubo un par de jornadas lluviosas, tuvieron una especial incidencia en la baja ocupación. El colectivo confía en que estas predicciones sean más ajustadas en el mes de septiembre con el fin de animar a la llegada de más turistas en un periodo cuya ocupación hotelera se basa principalmente en este factor.

Las agencias de viajes también han confirmado esta tendencia de decrecimiento turístico en O Salnés, según han confirmado a los hosteleros.

Nuevos embotellamientos en la autovía que se abre mañana

Como era de esperar, la que el martes será AG-41 o autovía do Salnés, registró anoche otro tremendo embotellamiento a consecuencia del retorno dominical de de las playas, destino multitudinariamente elegido en las Rías Baixas.

Sobre las nueve de la noche, el caos en este tramo fue descomunal, debido al regreso de miles de turismos por una carretera todavía en obras y cuyo desdoblamiento no será efectivo hasta mañana martes.

También a mediodía se produjo un cierto embotellamiento, aunque inferior al del sábado, que se limitó al carril de salida de la autopista para entroncar con la nueva vía rápida. Los conductores sufrieron al mediodía colas de unos veinte minutos, si bien una vez incorporados a la vía rápida, el tráfico fue mucho más ligero.

Los usuarios confían en que a partir de mañana no vuelvan a producirse colapsos en la autovía aunque la Xunta cuenta con datos de que el número de vehículos que circularán se duplicará.