Las vendedoras que operan en diferentes plazas de abastos gallegas y organizaciones como Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) de Galicia llevan meses denunciando la venta directa que se realiza en lonja, es decir, la comercialización de productos que van a parar directamente al consumidor final, que accede a ellos como si fuera un comerciante más pero que no paga ningún tipo de impuesto o tasa. El problema es que ahora, sostienen los autónomos y las pescantinas, se está observando un aumento de compradores que, a título individual y de manera fraudulenta se hacen con importantes cantidades de producto para después revenderlo.
Las lamentaciones por lo que consideran "una clara competencia desleal" son constantes, ya que "mientras muchas familias viven única y exclusivamente de la compra en lonja y la posterior venta en pescaderías y plazas de abastos, para lo cual deben estar en el régimen de la Seguridad Social y pagar todo tipo de tributos, otras personas se dedican a hacer negocio ante la pasividad y el consentimiento de las cofradías de pescadores y la Administración local y autonómica" que en ocasiones "hacen la vista gorda" a pesar de las reiteradas denuncias realizadas.
Puntos de venta directa
Estas quejas tienen mucho que ver con la existencia de los conocidos como "puntos de venta directa", que pusieron de moda cofradías como la de O Grove.
Decidieron -en este caso concreto incluso habilitando un espacio concreto para ello en la lonja- vender directamente al consumidor final el producto obtenido por los socios, mientras que las pescantinas, depuradores y comerciantes legalmente establecidos tienen que competir con esos "intrusos" viéndose en ocasiones obligados a tirar precios aún a costa de no cubrir los gastos que les acarrean las tasas e impuestos.
"Insostenible"
"La situación es insostenible", inciden vendedoras de plazas de abastos como las de Vilagarcía, O Grove y Cambados, donde aseguran estar comprobando que "la gente compra cada vez menos en nuestros puestos porque tienen la oportunidad de adquirir productos si van directamente a determinadas lonjas o los adquiere a intermediarios que compran en las rulas y que, por no pagar impuestos, se permiten revender tirando precios".
Manifestación, el día 21
De ahí manifestaciones como la convocada por las trabajadoras autónomas que comercializan productos frescos del mar, que tienen previsto concentrarse el lunes próximo frente a la sede de la Consellería de Pesca, en Santiago.
UPTA-Galicia, que apoya esta protesta, dice que está en juego el futuro de muchas mujeres, pues el colectivo femenino ocupa la práctica totalidad de los 2.500 empleos autónomos que la organización representa en plazas de abastos esparcidas por toda la comunidad gallega.
Trabajo femenino
"Defender y consolidar un puesto de trabajo femenino en el sector comercializador de productos pesqueros es una tarea difícil, sobre todo por la permisividad existente con la primera venta en lonja a particulares", apuntan en UPTA, donde sostienen además que vender al consumidor final en las propias rulas "provoca un agravio comparativo respecto a las pescantinas".
Eduardo Abad, secretario general de la organización de autónomos gallega, recalca que "se está perjudicando de manera directa y muy grave a las mujeres autónomas que se dedican a comercializar pescados y mariscos frescos en nuestras plazas de abastos", a las que define como "el grupo más pequeño y más débil" y, por tanto, "el último eslabón de la cadena", el cual "debe ser tenido en cuenta y consideración por la Xunta, evitando que se destruyan puestos de trabajo".
UPTA-Galicia, que intentó debatir este asunto con la Consellería de Pesca, pero no obtuvo respuesta, cree que la manifestación del día 21 "es la única salida que nos deja la Administración", pues "debe quedar claro que el incremento de los precios"que se registra en los productos -desde que salen de lonja hasta que llegan al consumidor final- "corresponde a los intermediarios y no a los placeros o pescantinas, que apenas obtienen un beneficio del 15 por ciento".
