Enclavada en pleno corazón de la Ría de Arousa, la comarca de O Salnés puede presumir de poseer una riqueza arqueológica y patrimonial envidiable. En su seno descansan más de 200 yacimientos que se reparten de Norte a Sur teniendo como eje central el Xiabre, una de las zonas más ricas en patrimonio material. A día de hoy, y con algunas expediciones en proceso, la Consellería de Cultura ha contabilizado un total de 166 yacimientos repartidos por los nueve municipios salinienses. A ellos se le unen 12 piezas reconocidas como "menores" cuya catalogación no para de crecer día a día.

Lo cierto es que, y tal y como reseña el arqueólogo arousano Vicente Caramés, la comarca es una fuente inagotable de restos que atestiguan y evidencian la existencia de comunidades prehistóricas en estas tierras. Pese a ser una de las zonas del Sur menos explotadas y estudiadas (si la comparamos, por ejemplo, con la comarca de O Morrazo) el suelo granítico existente en entornos como el del monte Xiabre, Carril, Bamio o incluso Meis hacen que la conservación de los restos haya sido, cuanto menos, reseñable.

De hecho, en el catálogo que Patrimonio ha proporcionado al Concello vilagarciano, se especifican hasta un total de 36 yacimientos de distintos períodos, 9 de los cuales están en el Xiabre a pesar de que, para localizarlos, sea imposible dar con un indicador o un panel informativo. Aquí se encuentran yacimientos, petroglifos, mámoas y castros como el de Xaiba abandonados por el paso del tiempo y castigados por la dejadez del hombre.

Por etapas

De todas formas, no sería posible hacer un repaso por la historia arqueológica de O Salnés si no se tienen en cuenta los períodos en los que se enmarca cada uno de los yacimientos. De hecho, y según indica Vicente Caramés, ha de atenderse a cinco grandes etapas: Paleolítico, Neolítico, Bronce, Castreño y Medieval. De la primera de las etapas poco se ha localizado en O Salnés. El paso del tiempo o incluso la acción del hombre podrían haber minado los restos que quedaban sepultados. Es, no obstante, el Neolítico un período prolífico en esta zona, sobre todo en lo referido a movimientos megalíticos (de carácter funerario) cuya totalidad de representaciones existe en O Salnés. Así pues, desde el Xiabre y hasta Monte Faro en Sanxenxo existen ejemplos de ello, destacando sobre todo los círculos líticos del Monte Lobeira, en Vilanova, únicos en Galicia.

El Xiabre vuelve a ser parada obligada a la hora de hablar de los yacimientos de la Edad de Bronce, muy poco explotada, pero con importantes representaciones en la zona de Sobreira, Embalse do Con, Pinar do Pazo y Renza.

Con la creación del parque eólico en este entorno, y tras la obligada prospección arqueológica, llegaron a encontrarse hasta 20 localizaciones con restos lo que convierte al núcleo Catoira-Bamio-Carril en una fuente inagotable de descubrimientos. El Outeiro de Cribo en Meis es otra de las paradas obligadas en un viaje por la historia.

La cultura de los castros es, sin lugar a duda, la más representativa de esta zona. Buen ejemplo de ello son el Alobre, en Vilagarcía; el de Cantodorxo y A Lanzada, en O Grove, este último con materiales únicos.

Un pie en el futuro

Pese a los ricos materiales prehistóricos encontrados, es sin duda el Imperio Romano el que más huella ha dejado en la comarca. Buen ejemplo de ello son los cascos de Vilaxoán o Carril, modificados varias veces por la mano del hombre, pero en cuyas bases descansa una cultura romana única. Orígenes similares tienen el yacimiento meco de Adro Vello o la necrópolis de A Lanzada, además de construcciones posteriores como la Torre de San Sadurniño en Cambados o la de Os Miradelos en Vilagarcía.

Lo cierto es que de lo que no cabe duda es de que los yacimientos constituyen la cultura inmaterial de un pueblo que, a pesar de esta riqueza, vive en su mayoría de espaldas a una realidad que está ahí, pero que desconocen.

Cuando la modernidad convive con la tradición

En la comarca de O Salnés el patrimonio histórico cultural convive, en muchos casos, con auténticas obras de ingeniería representativas de un progreso atroz y sin escrúpulos. Buen ejemplo de ello se observa en Xiabre donde la actividad minera convive con los 10 yacimientos catalogados, junto a aquellos que todavía no han sido descubiertos, repartidos por su superficie. No es el único caso paradójico. En Cambados, justo al lado del polígono industrial de Sete Pías, se encuentra uno de los castros más representativos de la Edad de Bronce que aportó información única a la historia. Sin embargo, sobrevive entre maleza, olvidado por las administraciones y por la ciudadanía, y pegado a la actividad industrial. Algo similar ocurre con el Castro 21 de Carril, pegado a las viviendas, o con la zona arqueológica de A Tomada, pasto del cemento y del ladrillo.

Tesoros escondidos y de difícil acceso

A lo largo de los años pocas han sido las administraciones locales que han sabido concienciar a los ciudadanos en la conservación del patrimonio material. En Vilagarcía se ha prestado importante atención al Castro Alobre, sobre el que había escrito Cuevillas, aunque dejando a un lado otros entornos no menos importantes como los yacimientos del Xiabre. Cambados ha sido, posiblemente, el que más ha explotado su carácter histórico, mientras que en O Grove, yacimientos como el de Adro Vello o Candorxo han sido sometidos en numerosas ocasiones al pasto de los furtivos, llevándose estos un patrimonio y restos arqueológicos hoy irrecuperables. Es la otra cara de la moneda de la riqueza patrimonial.