La construcción de viviendas de protección oficial en Vilagarcía se ha desplomado en los últimos cuatro años y ahora apenas se alcanza un 3 por ciento de las nuevas promociones cuando en la última década del pasado milenio se hablaba de un 90 por ciento.

La caída ha sido fulgurante en el último cuatrienio y en el último año las expectativas son todavía más tremendistas. Según los datos oficiales que manejan distintas instituciones, en estos momentos sólo se construyen 55 viviendas de este tipo en la capital de la comarca, y sólo dos promotoras siguen realizando edificios con dicha catalogación.

En distintas inmobiliarias consultadas en la comarca de O Salnés confirman su escaso interés por este tipo de promociones inmobiliarias, básicamente porque no les resultan rentables.

En Vilagarcía, que llegó a liderar el ránking de viviendas VPO, se llevaban a cabo edificios con calidades extraordinarias, en ocasiones, propias de inmuebles de lujo.

A principios de los años noventa, aún así, los constructores obtenían beneficios. Ahora, el disparado precio del suelo y las exigencias de la Ley de Habitabilidad, y el registro único de demandantes entre otras circunstancias, les lleva a rehusar este tipo de proyectos.

En fuentes del sector se afirma que gran culpa de la situación es de las Administraciones, que además de imponer rígidas normas de edificación, tampoco favorecen la creación de suelo al tener en suspenso, durante años, muchos planes de urbanismo, casos de Vilanova u O Grove, por poner algunos ejemplos en O Salnés.

Lo cierto es que en la comarca, la construcción ha notado la recesión y existe cierta alarma en el sector, pues la crisis económica ha provocado una espectacular desaceleración de la demanda de viviendas nuevas. Según datos aportados por constructores de la provincia, se está vendiendo en plano o en obra sólo el 30 por ciento de las promociones "cuando antes se vendía todo".

El dato, a su juicio, es bastante desalentador y conllevará a corto plazo consecuencias importantes en términos de empleo. Las primeras afectadas fueron las subcontratas y ahora las constructoras también aseguran que reducirán plantillas.

Son conscientes de que el parón de la construcción repercutirá enormemente en el empleo en la comarca a muy corto plazo, aunque de momento no se temen situaciones graves como la de Marvar o Aproim, de quiebra absoluta.

Lo que si están claras son las cifras. Calculan que de todas las viviendas que se construyen sólo un 40 por ciento están vendidas de antemano y que todas las demás resultará muy difícil de vender.

Los mensajes, en cierto modo apocalípticos de que se "castigará" a los propietarios de viviendas vacías, como las segundas residencias; la subida de las hipotecas, el precio del dinero y otros factores han retraído a compradores potenciales de zonas próximas de Galicia como León, Zamora o Castilla, que tenían en Vilagarcía o la costa arousana, un referente para garantizar sus inversiones.

De ahí que los promotores inmobiliarios vivan en una incertidumbre que les hace ser cautos a la hora de hacer previsiones de futuro, en particular porque están pendientes de la aprobación de los planes urbanísticos en varios municipios.