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Paso a la Santa Compaña

Fantasmas, difuntos, esqueletos, cuervos... Y faroles con los que iluminar el paso de la Santa Compaña. Las ánimas tomaron ayer la Boa Vila para espantar el miedo a morir y reivindicar una tradición ancestral. No faltaron maquillajes, talleres de disfraces o de tallado de calabazas ni el pan de ánimas.

Difuntos, fantasmas o esqueletos no faltaron en la Procesión das Ánimas.

Difuntos, fantasmas o esqueletos no faltaron en la Procesión das Ánimas. / Gustavo Santos

S. R.

Pontevedra

Las tradiciones gallegas del Día de Difuntos fueron ayer las grandes protagonistas de A noite dos calacús, una divertida fiesta pensada para toda la familia que tuvo como epicentro el Mercado.

Participantes en los talleres. |  Gustavo Santos

Participantes en los talleres. | Gustavo Santos

Éste fue escenario del taller de cocina de difuntos, que invitó a los participantes mantener viva una costumbre ancestral en estas fechas: cocinar el pan de ánimas y dejar trozos en la mesa familiar para alimentar a los difuntos, que en esta noche vuelven a sus casas.

Los disfraces y el miedo, protagonistas. |  G. S.

Los disfraces y el miedo, protagonistas. | G. S.

También se celebraron talleres para aprender a elaborar collares hechos con castañas, ya que cada uno de estos frutos comido en la jornada representaba un alma liberada del purgatorio; y de tallado de calabazas, que posteriormente sirvieron de linternas para alumbrar la noche y acompañar a las ánimas.

No podían faltar los cuentos de miedo y espanto, ni tampoco los puestos de maquillaje para la procesión de ánimas y las clases para aprender a improvisar disfraces.

Y tras los preparativos y con la llegada de la noche, los fantasma, difuntos y esqueletos tomaron el centro histórico en la Procesión das Ánimas, rememorando la tradición gallega de la Santa Compaña, un desfile sigiloso que auguraba el peligro a quien se cruzase con ella. Pero lejos de dar miedo, niños y mayores espantaron en ella el miedo a la muerte.

La procesión recorrió distintas calles del centro histórico, en las que se redujo la iluminación, acompañada de música de ultratumba.

La hostelería se sumó este año a la Noite dos Calacús con ambientaciones inspiradas en las tradiciones gallegas de Difuntos y también ofreciendo platos o menús especiales con los que concluir la noche. También prepararon una elaboración única y diferente en cada local, el cóctel calacú, con el que brindar por la fiesta más terrorífica del año.

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