Movimiento social contra el acoso escolar
Las víctimas del 'bullying' en Pontevedra hablan: «Me mandaban mensajes en los que me decían: 'Mátate'»
La concentración en recuerdo de la joven sevillana Sandra Peña reúne en Praza de España a alumnos y familias, que visibilizaron casos de acoso en los centros educativos
Vejaciones, insultos, agresiones... marcan sus vidas dentro y fuera de las aulas

Participantes en la concentración celebrada este martes en Pontevedra. / Gustavo Santos
La concentración celebrada ayer a mediodía en la Praza de España de Pontevedra sirvió para visibilizar numerosos casos de bullying en centros educativos de la ciudad y su área de influencia. La convocatoria por parte del Sindicato de Estudiantes en las principales ciudades gallegas tuvo lugar en recuerdo de la joven sevillana de 14 años Sandra Peña, que se quitó la vida el pasado 14 de octubre al no poder soportar más una situación de acoso escolar continuado, pero también para pedir a las instituciones que actúen con responsabilidad para poner fin a estos casos.
Animados por la valiente decisión de la familia de la adolescente andaluza, de visibilizar el acoso a su hija, con fotografía y nombre propio, familias y alumnos de Pontevedra quisieron hacer lo mismo ayer, contando a la prensa por lo que están pasando.
Fue el caso de Ana, madre de un niño, alumno del Marcos da Portela de Pontevedra, que denunció públicamente que su hijo «va con miedo al colegio, y eso no puede ser». «Tengo cinco hijos y uno de ellos está pasando por un caso muy duro de bullying y lo llevo todos los días al colegio llorando», manifestó.
«Yo al inicio del curso me puse en contacto con el director y me dio largas. Al final me puso en contacto con el orientador y tras una reunión abrieron el protocolo el 23 de octubre, cuando yo había denunciado a principios de septiembre porque el niño ya me contó este verano lo que había pasado el curso anterior», explicó, para añadir que el menor «va todos los días con disgusto al colegio, llorando, diciendo que no quiere ir, que le duele la cabeza...».
«Las instituciones no están haciendo lo que tienen que hacer y un poco de culpa la tenemos los padres, que están pasando de todo en casa y la educación también se transmite en casa», opinó.

La convocatoria tuvo lugar en la Praza de España. / Gustavo Santos
Del mismo modo, la madre de una joven exalumna del IES Luis Seoane recordó que «el caso de Sandra no fue un suicidio, sino un asesinato». «Ninguna niña tiene que quitarse la vida por culpa de nadie. Estas son las consecuencias», afirmó señalando a su hija, a pocos metros de ella en la pontevedresa Praza de España, que emocionada rompió a llorar al sentir el apoyo de su familia y los abrazos de otras jóvenes.
«Mi nieta no levanta cabeza. Está enferma, con psiquiatras», añadió su abuela.
La adolescente, según la familia, tuvo que ser cambiada de instituto «porque se tiene que marchar la que está acosada, no los acosadores».
Por partida doble
Una de las víctimas de acoso escolar de 16 años confesó que «yo sufrí bullying por parte de profesorado y alumnos», por lo que prefirió no dar su nombre ni el de un conocido centro educativo de Pontevedra. «Es algo necesario de hablar, pero que la gente se calla», dijo, con lágrimas asomando a sus ojos por haberse sentido sola por partida doble en dos diferentes etapas educativas: Primaria y ESO.
Su caso le provocó secuelas de modo que sus notas se vieron resentidas y aún a día de hoy, «aunque estoy muy feliz donde estoy», estudiando un ciclo básico de FP, le cuesta estar bien al cien por cien.
Lectura de un manifiesto
En el manifiesto que se leyó en la concentración se reclamó justicia para Sandra Peña y reparación «para ella y para todas las víctimas de este monstruo llamado bullying».
«Miles y miles de estudiantes sufrimos acoso cotidianamente. Comentarios, insultos, agresiones por cómo vestimos, por nuestro peso, color de piel... La muerte de Sandra fue un crimen social. Vamos a dejarnos la piel para que sea el último», afirmaron los convocantes de una protesta en la que se recordó que «esto no son cosas de niños» y que «no es un juego, es bullying».

Carlota señala la foto con la que le hacían bullying. / Gustavo Santos
«Mi caso está en la Fiscalía; tuve que denunciar porque mi cabeza no podía más»
Un compañero de Carlota Sineiro, con el apoyo de una amiga, cambiaron la vida de esta joven pontevedresa, exalumna del IES Valle-Inclán, que tuvo que cambiarse de instituto el curso pasado e incluso llegó a perder una beca de estudios, tal y como ella misma asegura.
«Me hacía buylling por internet, en el instituto me insultaba, cuando yo nunca me metí con él. Esto lo llevó a cabo con otra niña, que le siguió el juego», afirma Carlota, que ahora tiene 17 años.
«Él solo decía que solo era un vacile, que no me lo decía por mal, pero lo hacía utilizando una foto mía de internet de cuando era pequeña, insultándome y haciéndome ciberbullying por Instagram», añade. «Nos acosaban a mí y a mi familia con llamadas desde número oculto, seguido».
El caso, según afirma la víctima, está en manos de la Fiscalía, ya que finalmente fue denunciado. «No se les castiga como tiene que ser, porque son familias que con el dinero hacen todo y eso no puede ser. Tiene que recibir un castigo, no puede ser que con pagar ya lo solucione», considera.
«Tiene que haber más castigos, que la gente salga a la calle y que no se callen las cosas. Yo estuve callada mucho tiempo hasta que me he roto, porque mi cabeza no podía más. Por eso estoy hoy aquí, por esas personas que están en silencio», manifiesta emocionada en la concentración de Pontevedra.

Ainhoa (derecha) muestra un cartel sobre su caso personal. / Gustavo Santos
«Me mandaban mensajes en los que me decían: Mátate, te vas a quedar sola»
Ainhoa Prado quiso participar ayer en la concentración en Pontevedra para parar el bullying en los centros educativos porque, tal y como afirma, ella misma lo sufrió en su persona en su instituto en Cambados cuando tenía 15 y 16 años.
«Nos dicen que lo que pasó con Sandra fue un caso aislado, pero vemos aquí que no es así. Hace dos años me acabé cambiando de instituto, porque cuando acudí a la dirección con los mensajes que me decían ‘Mátate, te vas a quedar sola’ me dijeron que era mi culpa por tener redes sociales y WhatsApp. Querían aislarme, porque las generaciones que somos sin redes sociales nos acabamos aislando», cuenta sobre su terrible experiencia: «Me decían que eso era fuera del centro y que no podían hacer nada».
«Al final me acabaron abriendo un protocolo de suicidio y les dolió muchísimo menos que abrir uno de bullying, porque te culpan a ti y no manchan su imagen. Muchos de los que estamos hoy aquí afortunadamente no estamos como estaba Sandra porque dios no quiso», se lamenta esta joven a la que sus compañeros «me aislaban completamente». «Al final se acaba yendo y aislando la víctima, a quien acaban apoyando y ayudando es a los acosadores y solo les importa no quedar ellos mal».
Educación no da cifras y dice que «el nivel de convivencia es bueno»
La Consellería de Educación de la Xunta de Galicia afirma que «en general, el nivel de convivencia en las aulas es bueno», según recoge la última encuesta de convivencia hecha pública por el gobierno autonómico.
«En torno al 88% de los encuestados consideran que no existen conflicto o solo existen de manera puntual y no representan un problema significativo. Pero mientras exista un solo caso, es necesario actuar», manifiestan fuentes de esta consellería a FARO al ser preguntadas por el número de protocolos o investigaciones abiertos en los centros educativos de la ciudad de Pontevedra, cifra que no ha sido facilitada.
«La apuesta por la convivencia escolar y la tolerancia cero ante el acoso es una de las grandes líneas de trabajo de la Xunta en materia educativa, que, además, estamos reforzando este curso con medidas que forman parte de la Estratexia Galega de Convivencia Escolar, en la que se integra el Plan integral contra o acoso e o ciberacoso», recuerdan desde Educación.
En este sentido, indica que el pasado mes de septiembre se puso en marcha la herramienta Termómetro Acoso Escolar y que, en los últimos años, se instalaron Puntos Laranxas en todos los centros, así como se crearon equipos de actuación específicos.
«La administración pone medidas, pero es imprescindible un compromiso colectivo de toda la sociedad», puntualizan desde la Xunta.
- Primer día de confinamiento de las gallinas: «Es un trastorno, las estresa mucho»
- Varios jabalíes mueren atropellados al irrumpir en la vía rápida de Sanxenxo
- La continuidad de la A-57, más lejos que nunca: nadie quiere su enlace con Curro
- Poio, epicentro de un pequeño terremoto de madrugada
- La gripe A se adelanta y pone en riesgo a los grupos vulnerables en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés
- Un escaparate del talento gallego con alma de premio
- María J. Rodríguez (abogada): «Si no proteges a los hijos, no proteges a la mujer de la violencia de género»
- Visiones dispares de Mar y la oposición sobre la situación del marisqueo en la ría