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Las Salinas do Ulló, tras el BIC

Vilaboa emprende una carrera para que el enclave sea Bien de Interés Cultural

Las Salinas de Vilaboa reciben numerosas visitas.

Las Salinas de Vilaboa reciben numerosas visitas. / Gustavo Santos

Vilaboa

Uno de los enclaves maritimo-fluviales más emblemáticos de la comarca, tanto por sus valores naturales como por su arraigada historia, son las Salinas do Ulló, en Vilaboa. Además de refugio ornitológico, como se demostró con la reciente llegada de varios ejemplares de flamenco, durante siglos fue una «fábrica de sal» vinculada a los jesuitas. Además de las estructuras y muros para delimitar el fondo de la ría de Vigo, la zona conserva espectaculares ruinas la Granxa que centralizaba aquella actividad.

Ahora, el Concello de Vilaboa aspira a consolidar su protección mediante la declaración del conjunto como Bien de Interés Cultural (BIC). Con el respaldo financiero del GALP Ría de Vigo, el Concello da un paso más para la protección del entorno de las Salinas de Ulló y lo hace a través de la incoación de un expediente para esta catalogación, lo que permitiría a la administración local acceder a otro tipo de subvenciones y ayudas para actuar en la zona.

La iniciativa, denominada ‘O Camiño da Sal’, arranca con dos medidas concretas: la realización de unas catas sobre el terreno, que cuentan con la colaboración de los propietarios de parcelas en este enclave y una encuesta masiva entre personas usuarias del paraje para recopilar historias, anécdotas, leyendas y vivencias vinculadas a este lugar.

Se trata del complejo salinero de mayor tamaño de Galicia y el Concello de Vilaboa persigue revalorizar y recuperar a nivel medioambiental y cultural y para ello tratará de documentar la historia e usos de las diferentes etapas de vida de la Granxa, desde su momento inicial hasta el momento de su estudio mediante un análisis detallado de sus elementos, actividades y procesos constructivos.

El método de trabajo se basará en la idea de que las construcciones históricas son unidades estratificadas, es decir, las arquitecturas están sujetas a unas transformaciones producidas por una sucesión continua de acciones constructivas y destructivas que conforman una secuencia estratigráfica.

Las actuaciones que se ejecutarán en esta primera fase consisten en la elaboración de proyectos sobre el entorno sin que exista ejecución material que tienen como finalidad apoyar, junto con estudios históricos llevados a cabo en el pasado, la elaboración del documento específico para la incoación de BIC del espacio de las Salinas de Ulló. Todos los proyectos contarán con jornadas de divulgación, charlas y colaboraciones con distintas entidades como la Universidade de Santiago, la Cofradía de Pescadores, Comunidades de Montes y otras entidades de cara a revalorizar los distintos estudios y darlos a conocer.

En definitiva, el Concello considera que las actuaciones por desarrollar «marcarán un antes y un después para la zona, ya que sería el inicio para la recuperación del área a nivel medioambiental y cultural, pero también de cara a lograr un espacio accesible e integrador».

El complejo de las salinas en la desembocadura del río Ulló, que dejó de fabricar sal a principios de la década de 1720, cuenta con dos grandes estanques rectangulares contiguos que se construyeron aprovechando una ensenada natural del fondo de la ría. En el mayor, que se llenaba aprovechando la fuerza de las mareas, tenía lugar la evaporación de una parte del agua gracias a la acción del sol y a la ventilación.

Dentro del primero de los vasos el agua permanecía estancada durante unos treinta días hasta alcanzar los 18 grados aproximadamente, lo que permitía la precristalización de la sal. Una vez que alcanzaba esta temperatura el agua se trasladaba al vaso rectangular contiguo, donde cristalizaba a una temperatura 5 grados superior dentro de áreas ortogonales, lo que permitía su cosecha.

Al sur del Valle del Ulló, en medio del bosque próximo, también se conservan en pie los restos del que antaño había sido la Granxa de las Salinas, habitación principal de los moradores. Este edificio, además de la distribución convencional (habitaciones, cocina, lar, horno…) también conserva los restos de una singular capilla dispuesta en el centro del inmueble, si bien el elemento más relevante es sin duda su monumental lar y campana, toda ella labrada en perpiaño granítico de primera calidad. Junto a este edificio, existe otra casa de dos cuerpos que sirvió de morada a los caseros de la finca.

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