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David Costas, paciente a la espera de una operación: «Tengo miedo de perder el riñón: ni me operan ni tengo cita de consulta»

El pontevedrés David Costas lleva varios meses esperando por una operación en el servicio de Urología del Hospital Montecelo

«Me dijeron que no podía pasar de los tres meses sin operar y ya estuve dos veces ingresado por infección de orina. No tengo vida, estoy amargado», dice desesperado.

David Costas muestra la bolsa de nefrostomía que le hicieron en el riñón izquierdo.

David Costas muestra la bolsa de nefrostomía que le hicieron en el riñón izquierdo. / GUSTAVO SANTOS

Pontevedra

En los planes de David Costas, pontevedrés de 43 años, no estaba hacer pública la situación por la que está pasando, pero su desesperación es tan grande que ha decidido hacerlo así, a través de FARO, «porque ahora mismo no tengo vida, estoy amargado».

Resumiendo mucho, está pendiente de una intervención quirúrgica con el servicio de Urología en el Complexo Hospitalario de Pontevedra (CHOP), pero ya ha superado el plazo máximo aconsejable de espera sin que le hayan llamado y tiene mucho miedo de perder el riñón, ya que desde entonces ha sufrido varias infecciones de orina debido a una bacteria que, según le han informado, «cogí en el quirófano cuando me hicieron la nefrostomía».

Todo comenzó cuando le diagnosticaron que tenía la salida de los riñones a la uretra taponada de nacimiento. Él desconocía esto, ya que tal y como le dijeron en el Sergas, muchas personas no lo saben «hasta que en algún momento de su vida le empieza a dar problemas», como fue su caso.

«Empecé en el mes de febrero con cólicos de riñón. Y lo típico: piensas que son piedras. Fui a Urgencias y me mandaron con medicación», explica. «Pero el problema es que vi que había muy poco tiempo entre un cólico y otro, así que fui al médico de cabecera, que me dio cita para el urólogo».

En una ecografía ya vieron algo raro, porque el riñón izquierdo estaba muy inflamado. «Con un TAC ya salió lo de las salidas de los riñones a la uretra taponadas. En el izquierdo un 60% y en el derecho un 16%. El derecho aún va tirando, pero en el izquierdo me dijeron que tenía que hacer una nefrostomía o perdía el riñón», resume.

Así que se sometió a esta nefrostomía intermedia el pasado 3 de julio mientras no le realizaban la otra operación en ambos riñones. Se trata la colocación de una pequeña sonda (catéter) flexible a través de la piel en el riñón para drenar la orina, de modo que externamente se ve una pequeña bolsa, como la que muestra David Costas en su espalda.

«En ese momento me dijeron que podría estar con la nefrostomía tres meses como mucho y que ya me operarían. Sin embargo, aún no ha sido así. Y si no me operan, a los seis meses me tendrían que cambiar la nefrostomía», se lamenta David Costas.

La cosa se complicó porque a la semana de salir del hospital comenzó con fiebre y malestar y en Montecelo le dijeron que tenía una infección de orina. Lleva varias ya y finalmente le confesaron que había cogido varias bacterias en el quirófano, con las que los ciclos de antibiótico no pueden. «La última vez estuve ingresado por este motivo diez días con antibiótico en vena. Tengo miedo de sufrir una sepsis», confiesa.

Está muy preocupado «porque ni me llaman para operarme ni tengo cita en consulta y yo tengo miedo a perder el riñón». «La última vez me cambiaron el catéter en el ingreso y si sigue pasando el tiempo me harán otra nefrostomía, y yo eso no lo quiero, porque es una entrada de bacterias», afirma rotundo este pontevedrés.

«Es muy incómodo, porque tienes que andar con mucha precaución para que no se infecte, no puedes coger una bolsa de peso... Yo entiendo que hay lista de espera, pero el jefe de Urología me dijo que me operarían en un mes y mira tú dónde va la cosa», concluye.

«La casa se me cae encima, estuve a punto de ir al psicólogo», afirma este soldador del naval

Si a nivel físico David Costas está muy afectado, a nivel anímico también, ya que su vida ha dado un vuelco. De profesión soldador en el naval, está de baja desde que comenzó toda esta pesadilla, «justo en un momento en que hay muchísimo trabajo» en el sector y muy poca mano de obra, reconoce.

«Llevo seis meses de baja, porque la uróloga me mandó parar porque era peligroso. Mi trabajo es duro y con la bolsa es inviable, porque son huecos muy pequeños y con esto no te puedes enganchar, ni agacharte... Tú puedes estar unos meses parado, pero económicamente cobras mucho menos de baja», recuerda. Y, además, tal y como reconoce: «La casa se me cae encima si no estoy activo. Estuve a punto de ir al psicólogo. No tengo escapatoria y todo por una operación que es relativamente sencilla. Y como si es complicada, esto no se le hace a un paciente, porque yo presenté muchas reclamaciones y ahora ya ni me las contestan».

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