Modifican el proyecto eólico de A Fracha para tratar de aminorar su impacto visual
La iniciativa, con dos aerogeneradores entre Pontevedra y Ponte Caldelas, recibe de nuevo la luz verde ambiental tras los cambios
Los molinos tendrán diez metros menos

Un parque eólico en la comarca.
El parque eólico de A Fracha, el segundo plan que se tramita en los últimos años las puertas de la ciudad tras el del Monte Castrove, que afecta a Campañó y a diversos municipios del entorno, ha recibido la convalidación de la autorización ambiental ya recibida en mayo de 2024, una vez que la empresa promotora, Eólica Santa Teresa, haya introducido algunos cambios con el fin de aminorar el impacto visual de los aerogeneradores.
El Diario Oficial de Galicia publicó ayer esta segunda la luz verde ambiental a un proyecto de dos aerogeneradores, que se considera «viable» en la mayor parte de los informes técnicos solicitados en los últimos meses. En concreto, a instancias del Instituto de Estudos do Territorio, se opta por un modelo de aerogenerador «de menor altura» ya que se pasa de dos molinos de 105 metros de altura de buje y 150 de diámetro de rotor a dos de 95 metros y 155 de diámetro.
Aunque el terreno afectado corresponde sobre todo a las comunidades de montes de Baltar y A Reigosa, ambas en Ponte Caldelas, el Instituto de Estudos do Territorio ya reclamaba inicialmente la posible reubicación de los molinos «para evitar la incidencia visual sobre la ciudad de Pontevedra». La Axencia Turismo de Galicia también hacía referencia a esta afección en elementos turístico.
Los gobiernos locales de Pontevedra y Ponte Caldelas ya manifestaron en su día su oposición a este proyecto de dos aerogeneradores de 4,2 mw cada uno en lo alto do Monte de A Fracha.
Los dos molinos se ubicarán a unos 900 metros al este del núcleo de población de Baltar, en Ponte Caldelas, siendo el núcleo habitado más cercano. Los informes que presenta la promotora del parque eólico indican que los niveles de ruido tanto en estas viviendas como en las naves industriales de O Campiño (también a menos de un kilómetro del parque) estarán por debajo de los 50 decibelios que establece la normativa para las zonas residenciales.
El estudio también analiza las posibles afecciones del parque eólico desde las perspectivas de la protección del patrimonio (establecimiento medidas de vigilancia continua sobre algunos elementos como el petroglifo de Chan da Raña), así como la flora o la fauna o a nivel paisajístico. A este respecto, el visto bueno ambiental ordena «prestar atención a si el sistema de detección basado en vídeo detecta un aumento de la frecuencia de rapaces, con el fin de ampliar la protección, así como medir y comparar la mortalidad por impacto observada en el parque eólico con la de otros parques próximos que no dispongan de pintado de palas», y en cuanto a quirópteros, se dice que «deberá informar de los tiempos en los que la velocidad del viento fue inferior al límite establecido».
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