El pontevedrés que quedó atrapado en Irán ya pudo salir del país: «Estamos en Armenia»
Tras una semana en Teherán, la embajada organizó la salida de Foni Díaz y otros españoles para ser repatriado en un avión militar

Foni Díaz, en su viaje a Irán / FdV
N. D.
El viajero pontevedrés Foni Díaz, que desde hace varios años recorre el mundo tras jubilarse anticipadamente, y que ha permanecido cerca de una semana atrapado en Irán a causa de los bombardeos de Israel, ya ha podido salir del país. La embajada española en Teherán, capital iraní, ha organizado la evacuación de Díaz y otros compatriotas, y la expedición ya se encuentra en el vecino país de Armenia, a donde llegaron por carretera, ya que el espacio aéreo está cerrado.
En un audio remitido en la pasada madrugada, explica que en plena noche recibió una llamada de la embajada en la que se le convocaba para unirse a la expedición por tierra hasta Ereván, capital de Armenia, donde serían recogidos por un avión de la Fuerza Aérea española.
«Después de 14 horas, ya estamos en Armenia», señalaba en el audio, y también explicaba que no pudo comunicar antes estas novedades ya que «todo el país se quedó ayer sin internet». La previsión es llegar en la tarde de este viernes a Ereván para tomar allí el avión militar habilitado por España.
En la residencia del embajador aguardaban varios autobuses y entre los viajeros, además del pontevedrés, se encuentra el exinternacional español de balonmano Rafael Guijosa, y actualmente seleccionador de Irán, así como personas con doble nacionalidad. Agradece el trato del personal que los atiende en el viaje.
«Estamos cansados, después de tantas horas de viaje, pero felices», comentaba camino del aeropuerto de Ereván. Desde allí volarán a la base militar de Torrejón de Ardoz, en Madrid. Calcula que el domingo estará de vuelta en Pontevedra.
Foni Díaz quedó atrapado el pasado sábado en Teherán después de que el vuelo en el que iba a abandonar el país en la madrugada de ese día fuese cancelado por el cierre del espacio aéreo.
Encierro
Desde entonces permanecía en un hotel de la ciudad prácticamente solo, ya que no había otros clientes y únicamente estaban algunos empleados. Durante este «encierro» puso sobrevivir gracias a que llevaba bastante dinero en efectivo encima, que cambiaba a diario por moneda local.
«La experiencia de estar solo en el hotel fue dura, pero también enriquecedora. Por la noche despertaba por el ruido de las bombas y veía las humaredas y luces en el cielo», comenta, ahora que ya está lejos de Teherán.

FDV
Foni Díaz recorrió durante las últimas dos semanas Irán para conocer el país, en el marco de sus largas giras que en los últimos años lo han llevado a más de una veintena de países de 5 continentes, a los que siempre llega con la bandera gallega.
También a la república islámica del golfo Pérsico ha llevado la enseña, y tras visitar distintas localidades del territorio persa «justo cuando estaba en el avión para marcharme hacia Georgia el vuelo no da salido, una hora allí metidos hasta que nos dicen que hay que desalojar el avión y volvemos al aeropuerto».
Momentos después se cerró el aeropuerto por los bombardeos de Israel durante la madrugada del sábado.
Se puso en contacto con la embajada española y casi una semana después, ya ha podido abandonar Irán. Aunque su plan inicial era llegar a Georgia, donde pasaría unos días y desde allí regresaría a Pontevedra, todo apunta a que ahora volará directamente desde Ereván hasta España.
Siete horas detenido por un «malentendido»
Antes de recibir la llamada de la embajada para abandonar Irán, Foni Díaz vivió la experiencia más turbadora de su episodio en el país, ya que pasó siete horas detenido en una central de policía de Teherán a causa de lo que él mismo denomina un «malentendido».
Explica que una televisión española le solicitó grabaciones del ambiente que se vivía en la ciudad. En una de sus salidas para cambiar moneda, comenzó a tomar imágenes de los comercios cerrados en el bazar, cuando fue agarrado por un agente y trasladado a la comisaría.
Sospecha que pensaron que se trataba de un espía israelí y esas siete horas fueron las más duras de su experiencia en Irán, ya que le resultaba complicado demostrar que era un simple turista. «Durante los días anteriores había tomado imágenes y grabaciones de diversas zonas del país, siempre evitando puntos sensibles, por supuesto, pero no sabía que estaba prohibido hacerlo», y más bajo el estado de «guerra» actual.
Por ello, trataba de convencer a los agentes mostrando todo su historial de recorridos por el país, hasta que a través de un diputado de BNG que se enteró de su situación, «se movieron los hilos en la embajada» para ser liberado. Además, al quedar el país sin internet, sus posibilidades de contactar con el exterior eran nulas.
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