Entrevista | Álvaro Vidal Rajoy Fisioterapeuta

«Con radioterapia y extirpación de ganglios, en uno de cada tres pacientes hay linfedema»

El ejercicio físico es una de las claves para prevenir una patología que afecta, sobre todo, a pacientes de cáncer de mama

En el mes de esta enfermedad, la asociación Adicam organiza charlas informativas abiertas a la ciudadanía

El fisioterapeuta Álvaro Vidal Rajoy.

El fisioterapeuta Álvaro Vidal Rajoy. / RAFA VAZQUEZ

Pontevedra

En el mes del linfedema, la asociación de mujeres afectadas por cáncer de mama, Adicam, organiza charlas informativas. En Pontevedra la ofreció el fisioterapeuta Álvaro Vidal Rajoy, de la clínica C1DEMA. En Cangas será Yaeli Bermello la que hablará el 30 de mayo (Casa da Bola) sobre fisioterapia, linfedema y suelo pélvico.

—Siempre que se habla de linfedema pensamos en cáncer de mama, pero ¿qué es exactamente?

Para explicar el linfedema tenemos que entender cuál es la función del sistema linfático, que va paralelo al sistema venoso, de hecho los denominamos siempre como primos hermanos. Lo que hace es recoger el desecho de intercambio entre la vena y la arteria y durante todo el trayecto lo va limpiando hasta que se vuelve a juntar en la clavícula otra vez con el sistema venoso para devolvérselo limpio. El linfedema ocurre cuando los vasos linfáticos no pueden drenar de manera adecuada el líquido linfático, Así, el linfedema puede ser primario o secundario. El primario suele darse en piernas y se da cuando, de nacimiento, tenemos menos canales linfáticos o van más lentos; también puede ser por falta de ganglios de nacimiento. En cambio, el linfedema secundario suele ser tras un cáncer, siendo más común el de mama.

—¿Qué lleva a sufrir linfedema en una mujer que pasó por un cáncer de mama?

Hay una extirpación de ganglios a nivel axilar y el sistema linfático no tiene dónde desembocar. El riesgo sube mucho si nos dan radioterapia, porque se quema la piel y es como si se pusiera en la axila un bloque de hormigón que no deja pasar el líquido. La estadística nos dice que con radioterapia más extirpación de todos los ganglios en uno de cada tres o cuatro pacientes sale linfedema.

—¿Qué papel tiene el esfuerzo físico en que haya linfedema?

La tendencia está cambiando: antes se aconsejaba que no se utilizase el brazo operado, mientras que ahora es todo lo contrario. El brazo tiene que estar lo más fuerte posible porque es muy importante para el drenaje y porque si nos sale linfedema el brazo va a pesar más de lo normal. Es muy importante desde el primer momento hacer ejercicio siempre guiado por un profesional experto en esta patología y de manera progresiva y adaptada.

—¿Qué deporte se recomienda?

El ejercicio en el agua es muy bueno, porque la presión estática del agua hace como si fuese una media de compresión, da analgesia y genera vasoconstricción, ayuda al drenaje. El ejercicio de fuerza me parece fundamental también. Cualquier ejercicio es positivo. Además, hay mucha evidencia científica sobre los beneficios del ejercicio en grupo en pacientes con cáncer de mama, que mejora mucho la depresión, ansiedad... como es la marcha nórdica, el dragon boat... Hablan entre ellas y comparten experiencias.

—¿Puede ser incapacitante en determinados trabajos? Por ejemplo, una mujer reponedora en supermercado.

En estos casos, antes de empezar a trabajar se debería fortalecer bien el brazo para minimizar los riesgos y después trabajar con una manga de compresión, para evitar que salga el linfedema. Hay que tomar precauciones para minimizar el riesgo todo lo posible.

—¿Qué ocurre si finalmente sale?

El linfedema es una patología crónica. Es decir, que cuando sale no es reversible. Nosotros vemos a alguna paciente que ha llegado a nosotros a la semana de salirle. Tenemos la suerte de contar con una psicóloga en nuestro equipo, ya no solo por la parte de estética, sino porque hay que cuidar y mantener el brazo durante toda la vida.

—¿Se da más en mujeres que en hombres?

En hombres tenemos algún caso de cáncer de próstata. En todo cáncer donde se quiten ganglios linfáticos, ya sea axilares, inguinales o pélvicos, puede derivar en un linfedema.

—¿Cuál es más complicado: el linfedema en brazos o en piernas?

En mi opinión, en las piernas es más complicado porque está en contra de la gravedad, otro factor en contra.

—Además de fisioterapia, ¿se recomienda medicación?

Lo ideal es que un equipo multidisciplinar trate el caso, con nutricionista, con pautas antiinflamatorias; fisioterapeuta, para el ejercicio; terapeuta ocupacional, para el autovendaje y colocación de la media compresora; psicóloga, e incluso un especialista vascular.

—¿Cuáles son las dudas más frecuentes planteadas por las pacientes?

Sobre todo a nivel preventivo, si se ponen media y en qué momentos, qué cremas usar para hidratar la piel, qué ejercicios realizar...

—¿Hay vacío informativo por parte de la sanidad pública?

Sí, lo que notamos es que son patologías infradiagnosticadas e infratratadas. Nuestra labor es mejorar la calidad de vida de las pacientes y, sobre todo, divulgar para la identificación de estas patologías. De hecho, hemos formado ya a profesionales del Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra, Vigo y Ourense, a enfermeros... También hacemos labores con las asociaciones, como Adicam.

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