Mucho más que el guardián de nuestro pasado
El Museo celebró durante el fin de semana el Día Internacional de los Museos con dos visitas especiales que brindaron al público la oportunidad de conocer de cerca la historia de seis de sus edificios, su importancia para la cultura y cómo sus usos fueron variando hasta la actualidad.
Destacar el papel transformador de estas instituciones culturales es cada año el objetivo del Día Internacional de los Museos que convoca el Consejo Internacional de Museos (ICOM), una jornada que el Museo de Pontevedra celebró con dos visitas especiales, el sábado y ayer, a seis de sus sedes y en las que los participantes pudieron conocer de cerca el decisivo papel del buque insignia de la cultura de la provincia en la preservación de nuestro patrimonio. Mucho más que guardián del pasado, es un agente activo en la configuración de nuestro presente y futuro.
Las visitas tuvieron tanta aceptación que hace días se agotaron las plazas. Bajo el título de «A ruta do Museo», profundizaron en el pasado de los edificios, su importancia en la evolución de la ciudad y como sus usos fueron variando hasta la actualidad.
Pudieron conocer que Ruinas de Santo Domingo son todo un símbolo del esfuerzo de los agentes culturales de Pontevedra por defender el patrimonio. En 1889 la Sociedad Arqueológica, germen del Museo, inició los trámites para su declaración como Monumento Nacional, frenando así el derribo y preservando para la actualidad la iglesia gótica, de la que se conservan la cabecera porticada, con cinco capillas.
Las Ruinas albergan hoy sepulcros de personajes históricos de la Boa Vila, laudas gremiales y escudos recuperados de enterramientos en la propia iglesia y de familias nobles de la provincia.
En plena Plaza de la Leña está situado el que fue la primera sede del Museo, el edificio Casto Monteagudo, en donde la institución abrió sus puertas en agosto de 1926. Se trata de una casa señorial del siglo XVIII, que desde 1943 está conectada mediante un puente con el García Flórez, la que sería segunda sede de la pinacoteca pontevedresa. Ambos están actualmente cerrados a la espera de su rehabilitación.
A unos metros, las instalaciones administrativas y para investigadores del Fernández López, en la calle Pasantería. «El paseo continúa en el antiguo colegio jesuita», actual Edificio Sarmiento, señala la organización sobre una visita que propuso al público «conocer el desarrollo de la historia y la arquitectura local, desde los restos medievales a los pazos barrocos de A Leña».
El Edificio Sarmiento está conectado por dos pasarelas de cristal con la sede contemporánea que lleva el nombre de Castelao y en ambos se reparte actualmente la colección permanente. Entre las joyas de este monumental repertorio de obras, destacan las piezas de orfebrería, con el mayor tesoro de oro de la prehistoria de Europa.
Se trata del bellísimo Tesouro de Caldas de Reis. Datado en la Edad de Bronce (entre 2.250 -1.500 a.C.) es un conjunto de 41 piezas de oro de gran pureza, de unos 15 kilos, descubierto accidentalmente en los años cuarenta del pasado siglo durante unas labores agrícolas. Un aro grande, 27 tipo lingote de formas variadas, dos cuentos y un jarro son algunos de los elementos de este bien único localizado en una finca e As Silgadas y cuyos descubridores vendieron en parte para su propio beneficio, de modo que los especialistas estiman que en origen podría pesar en torno a 25 kilos.
Es un conjunto impresionante, a su vez en el marco de una colección que es, sencillamente, deslumbrante, con más de 10.000 piezas de todas las épocas, un conjunto, recuerdan sus responsables, «en permanente construcción, que unido a la magnitud de sus fondos, hace muy compleja una síntesis».
Es una percepción que también expresaban ayer los espectadores. «Este museo no se puede ver bien en una sola visita, se necesita más tiempo para conocerlo y disfrutar de las obras», reconoce Aarón Uribarri, turista procedente del País Vasco que también visitó las Ruinas de Santo Domingo.
El público también disfruta de un Museo plenamente accesible : cuenta con un servicio gratuito de préstamo de sillas de ruedas, las recepciones de los edificios disponen de bucles magnéticos para los usuarios de audífonos o implante cloquear, consignas de uso prioritario para los que presenten discapacidades físicas...
Y como colofón, los interesados pudieron pasear hasta el convento de Santa Clara, una joya única recuperada para el patrimonio público tras 700 años como cenobio de clausura. Tras las obras de rehabilitación previstas, se convertirá en la séptima sede del Museo, desde la que seguirá escribiendo nuevas líneas en la cultura. Un futuro prometedor en el que continuará siendo pilar de nuestra identidad y progreso social.
El futuro: un recorrido circular por los edificios centrales de A Leña y la primera tienda del Museo
Con la suma del convento de Santa Clara, otro hito en el futuro del Museo será la rehabilitación de los edificios centrales de la plaza de A Leña, que en principio estaba previsto que arrancasen a finales de este mismo año, si bien han sufrido demoras que de hecho ponen en riesgo la subvención de 3 millones de euros de fondos europeos concedida a la Diputación.El vicepresidente provincial, Rafa Domínguez, y Javier Reboreda, arquitecto responsable de la intervención, explicaron que se mantendrán intactos los volúmenes originales de ambos edificios, se recuperará también su configuración inicial, inclusive la estructura interior, y en los jardines traseros se buscará una mayor integración con la ciudad.Los inmuebles se conectarán mediante un corredor subterráneo y se propondrá a los a los espectadores un recorrido circular por ambos edificios. La visita arrancará en el Castro Monteagudo, donde se habilitará la zona de ingresos, taquillas y un punto de seguridad.En esta planta baja del Castro Monteagudo se habilitará el guardarropa y la primera tienda de la que dispondrá el Museo. A partir de ahí se iniciará el periplo por los contenidos expositivos, que continuará por el primer piso y finalmente los visitantes subirían a la última planta abierta al público, ya que el bajo cubierta se destina a instalaciones. El recorrido continúa bajando por la torre al sótano, donde a mayores de la conexión se situarán instalaciones, aseos etc. Desde ahí el público subirá al García Flórez, con nuevos contenidos.
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