Entrevista | Eva María Eiroa Madre de acogida
«Les das lo más importante para una persona, una base para su futuro»
Los Servicios Sociales de la Xunta gestionan, a través de un programa de Cruz Roja, la acogida de menores en situaciones de riesgo para proporcionarles una familia de acogida que les de el calor y la educación que necesitan, mientras las familias biológicas resuelven sus dificultades. El valor y apoyo de las personas que acogen es fundamental para el correcto crecimiento de estos menores de Galicia.

Eva, en la calle Cruz Vermella de Pontevedra con los dos pequeños a los que acoge. / Gustavo Santos
La canguesa Eva María Eiroa dice que la experiencia de ser madre de acogida le ha hecho sentirse «realizada y bien conmigo misma». Afirma que con ello también han profundizado en valores fundamentales sus dos hijos biológicos. Y que los niños de acogida «te dan un montón y tú les das a ellos lo más importante, que es la base de una persona para construir su futuro». Y tras ello, llora de la emoción. En la provincia de Pontevedra actualmente hay 60 niños y adolescentes acogidos por 51 familias (23 familias acogedoras en la comarca). La acogida de menores es una de las acciones altruistas más significativas en la vida de estos pequeños que, separados por circunstancias excepcionales de sus familias biológicas, encuentran amor, tranquilidad y cuidados en padres de acogida que les evitan pasar por instituciones públicas en soledad.
–¿Desde cuándo participa en el programa de acogida que gestiona Cruz Roja?
–Llevo 13 años, pasa el tiempo volando, aún me acuerdo del primero. Cambiaron muchas cosas de mi vida, entonces estaba casada y tuve a dos hijos biológicos que ahora tienen 26 y 22 años. Hace unos años me separé, en aquel momento era mi tercer niño acogido y seguí con el acogimiento yo sola. Después pensé que lo único que no quería cambiar en mi vida era seguir acogiendo niños.
–¿Su marido lo compartía?
–Sí, claro el apoyo de él y de mis hijos, que eran adolescentes, fue importante y nos fue muy bien. Nunca pusieron pegas. Cada uno tenía su espacio, nunca les privé a ellos de tener su habitación, ni mi tiempo. También es verdad que él pasaba mucho tiempo fuera y yo hacía el rol de padre y madre, por lo tanto, el que hubiera un niño más en casa no iba a cambiar mucho las cosas, solo tener un poco más de trabajo. Pero como desde que tuve a mis hijos trabajé siempre media jornada y en escuelas infantiles, pude siempre compatibilizarlo bien, porque los niños siempre fueron pequeños y tuve la oportunidad de llevarlos conmigo.
–¿Por qué se lanzó la primera vez? ¿Y por qué ha continuado?
–Desde joven siempre quise irme fuera de voluntaria, pero me casé muy pronto, era la única figura en casa, el trabajo… Eso me ocupaba las 24 horas, pero iban pasando los años y sentía que necesitaba hacer algo. Todo me llenaba, pero personalmente buscaba ayudar. Escuché en la radio un anuncio sobre acogimiento, fui a preguntar y luego lo conté en casa. Y aún hoy nunca dejé de sentir la inquietud.
–¿Qué es el acogimiento, para quienes lo estén pensando?
–Es ayudar a unos críos que necesitan tener una oportunidad de estar dentro de una familia, de estar cuidados en un ámbito normal. Los niños lo que necesitan es cariño, nada más.
–¿Qué supone para alguien asumir este reto?
–Responsabilidad al 100%, estar dedicado a ellos. Es darles todo, yo sé lo que es ser madre, pero aunque no lo seas, es algo lógico. Es darles ese cariño y esa protección que necesitan. Y con eso educarlos a lo largo que van creciendo porque es lo principal para un niño.
–¿Cómo gestiona el momento de devolver a los pequeños?
–Hay que hacer mucho ejercicio mental y ser fuerte. Te quedas con lo positivo y aparte, mi intención no es quedarme con ellos sino darles cariño suficiente como para que después de adapten a la siguiente familia, sea biológica o adoptiva. Es positivo que se marchen. Todos los acogimientos son distintos, pero su referencia eres tú.
«Enseñé a mis hijos a ser empáticos con otro»

Eva, madre de acogida. / Gustavos Santos
–¿Es duro acoger a un niño a nivel social en su entorno?
–Al principio vacilaba a la gente cuando me preguntaba. Les decía «hombre, ¿no me viste embarazada?». Pero en general, explico lo justo y me lo tomo con humor porque a veces hay quien te para pregunta mucho y se queda sorprendido. Ahora ya mis vecinos han aprendido cómo se puede ayudar viéndome.
–¿Qué tal lo han llevado sus hijos?
–Muy bien. Ver que hay otro tipo de familias, otro tipo de vida más de la que hay a su alrededor ha sido importante para su desarrollo. Para ellos también decirlo en el instituto abrió la mente de sus amigos.
–Como madre biológica, ¿qué valores ha trabajado con ellos a través de esta experiencia?
–Desde pequeños siempre les inculqué compartir, dar por los demás, ser educados en esta vida y ser empáticos con lo que hay alrededor. Quería que comprendieran que a veces hay familias que tienen dificultades y que, aunque quieren, no pueden. Que supieran lo que es dar por los demás simplemente por hacer feliz a otro. Para mí es muy especial.
Cruz Roja: «Se busca que tengan un desarrollo normal»
El organismo que deriva a estos menores al Programa de Acogida de Cruz Roja es el Servicio de Menores de la Xunta, encargado de valorar a la hora de mantener la guarda de un niño o adolescente. O si es necesario asumir la tutela.
–¿De qué situación proceden estos menores?
–Son niños de Galicia y las situaciones de las familias biológicas son muy diversas. Pueden ser problemas económicos, pero principalmente, nacen con positivos a tóxicos, una situación grave.
–¿Cuál es el objetivo del acogimiento?
–Que los niños temporalmente, ante la imposibilidad de su familia biológica, estén en un ámbito de familia y protección donde tengan un desarrollo lo más normalizado posible. Y, por otro lado, la Xunta gestiona con otras entidades el trabajo con los padres de esos niños que necesitan ayuda. En ocasiones sale bien y en otras, esos niños pasan a un proceso de adopción definitiva.
–¿Qué requisitos se exigen para acoger?
–Hay que tener en cuenta es que no es lo mismo lo que uno quiere que lo que uno puede. Las familias aspirantes tienen que ser consecuentes con su situación. La horquilla de edad es desde los 25 a 65 años. A nivel económico no hay un dato en cuanto a ingresos, pero sí hay que tener en cuenta que va a tener un niño a su cargo y debe poder cubrir sus necesidades. Aunque las familias reciben una pequeña ayuda de la Xunta para sufragar una parte pequeña de los gastos del niño de acogida. Pero en ningún caso es un servicio pagado, es altruista. Y se les ofrece apoyo burocrático.
Suscríbete para seguir leyendo
- «No podemos vivir el uno sin el otro», afirmaba Marisol, la víctima de Campo Lameiro
- Investigan por seis agresiones sexuales a menores a un joven monitor de la piscina de Marín
- Un hogar pontevedrés tan longevo que ya suma 268 años
- Detenido en Lleida el principal autor de la brutal pelea de Pontevedra
- Polémica por la procesión del Corpus de Pontevedra: el Gremio de Mareantes renuncia a participar
- Un pontevedrés, atrapado en la capital de Irán tras anularse su vuelo de salida
- La Guardia Civil denuncia a 67 conductores con motivo del Rallye de Pontevedra
- El Concello pide a la concesionaria de la piscina de Marín que aclare cómo contrató al monitor acusado de seis agresiones sexuales