Las esperas en los talleres crecen: tres meses para averías grandes

Un parque automovilístico cada vez más envejecido, la falta de mano de obra especializada y el cierre de muchos negocios complican un sector con exceso de trabajo en la comarca de Pontevedra

Toño Rodríguez y uno de sus trabajadores revisan un coche en Talleres Porteliña.

Toño Rodríguez y uno de sus trabajadores revisan un coche en Talleres Porteliña. / GUSTAVO SANTOS

Pontevedra

El sector de la mecánica de coches también está seriamente afectado por la falta de mano de obra especializada que saque adelante todos los trabajos que se acumulan debido, en gran medida, a un parque automovilístico envejecido. Si en la hostelería las empresas se quejan hace tiempo de que no encuentran personal, en el mantenimiento y reparación de vehículos pasa algo similar, ya que no hay relevo generacional. La consecuencia en este caso es que se generan largas listas de espera para poder arreglar los coches en la comarca de Pontevedra. Aquellas intervenciones sencillas pueden quedar resueltas en dos o tres días, pero cuando se habla de actuaciones más graves, que afectan, por ejemplo, al motor, se estaría hablando de tres meses.

Toño Rodríguez es el gerente de uno de los talleres más grandes de la comarca, Talleres Porteliña, en San Salvador de Poio. Reconoce que son varios los factores que influyen en ese atasco en las reparaciones de vehículos.

Uno de ellos es que son coches bastante envejecidos, una situación que va empeorando a media que pasan los años, ya que los ciudadanos todavía no tienen claro el salto a los nuevos híbridos o eléctricos. «Hay mucho más trabajo, porque cosas que antes no se arreglaban, ahora sí. La gente antes, ante ciertas reparaciones, se planteaba más fácilmente la compra de un coche nuevo, pero ahora, como siguen muy caros, prefieren arreglar. Se echan para atrás y reparan lo que tiene, aunque tenga muchos años», resume.

Por otro lado, está la cuestión de esa falta de mano de obra tan crucial. «El problema en este sentido es que se necesitan trabajadores experimentados para sacar todo este trabajo adelante. Sí hay aprendices, pero te cuestan tanto como un oficial de primera y no siempre hay motivación. Ya llevamos varios años así», se lamenta el gerente de Talleres Porteliña, que añade que «la cosa se complica cuando hay alguna baja entre el personal, porque no hay autónomos para cubrirlos».

De forma muy similar se expresa Raúl Mesías, del Taller Autobox, en el barrio pontevedrés de O Burgo. «La clase trabajadora media, como nosotros, está claro que está aguantando, porque lo que cuesta ahora un coche nuevo es una barbaridad», afirma. «Al mileurista no le da para más y hoy tienes trabajo y mañana no. Un coche eléctrico no se lo puede permitir cualquiera».

«Mi taller es pequeño, estoy yo y un empleado, y hay semanas en las que de repente te entran varios coches porque parece que todo el mundo se pone de acuerdo y tenemos que hacer números con los dos elevadores», bromea. «Pero da igual eso, porque a veces cuanto más grande es un taller más problemas tiene».

«No hay mano de obra. Yo soy el dueño pero también trabajador. Muchas veces lo que hago es cerrar el portal y seguir yo trabajando un par de horas más para sacar el trabajo. No hay gente especializada», asegura.

Por su parte, Agus Balagones, del Taller Axial de Marín, apunta a que, por ejemplo, en esta villa cada vez quedan menos talleres. «Entre que somos pocos talleres porque no hay relevo profesional y que el parque de coches está muy viejo...», considera.

En su caso, son tres trabajadores autónomos los que llevan este taller. «Es bastante caro en la rama de mecánica contratar a alguien que no sabe hacer nada. No es asumible», apunta.

«Si metes a alguien en producción a jornada completa andará sobre los 2.300 euros y hasta que tenga experiencia, pasado mínimo un año, no te produce nada», se lamenta.

Raúl Mesías y su empleado, en el taller Autobox de O Burgo. |  Gustavo Santos

Raúl Mesías y su empleado, en el taller Autobox de O Burgo. | Gustavo Santos

El tema de los recambios de piezas no está siendo un problema en especial. «Recambios hay, pero no los sirven en el día como antes, va todo bajo pedido». «Hay más problemas con los coches que tienen más de 10 años y hay que tirar de desguace», aseguran en los talleres.

Dependiendo del taller, los tiempos de espera son unos u otros, pero lo que está claro es que ya no se puede acudir en el día como ocurría hace años.

«Lo normal es tener que esperar entre 15 y 20 días. Yo ahora hasta el 30 de mayo no tengo huecos», reconoce Agus Balagones.

«Todo depende de la reparación. Si hay que cambiar un embrague o correa de distribución de una semana no bajas, pero si es un problema de motor la cosa se complica», subraya Raúl Mesías.

«Las reparaciones más gordas de mecánica son las que más tienen que esperar. A veces tres meses para algo grave en un motor. Algo de mantenimiento lo puedes sacar en dos o tres días. Después algo como un embrague o una correa de distribución puede andar entre una o dos semanas», resume, por su parte, Toño Rodríguez.

Eso sí, los que tengan algo que retocar en la carrocería, a nivel estético, que se armen de paciencia, porque suelen ser los últimos en entrar, ya que el coche puede seguir circulando y no son urgencias.

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