Canto de humanidad y libertad

«Palestina vencerá», gritaron decenas de participantes en la cantata comunal del Grândola, Vila Morena, «el acto más reconfortante del Ateneo», señaló su presidente, Xaime Toxo, en la tercera edición de este canto colectivo que recordó «la revolución más hermosa» y reivindicó la memoria frente al miedo

Numerosos pontevedreses se sumaron a la celebración ante el Principal.

Numerosos pontevedreses se sumaron a la celebración ante el Principal. / Rafa Vázquez

Pontevedra

La memoria de comandante Carlos Almada Contreiras, fallecido el pasado mes de diciembre, preside este mes el ciclo «25 de abril, sempre» que celebra el Ateneo para conmemorar la Revolución del 25 de abril de 1974 en Portugal. Este viernes llegó a su jornada central con la cantata comunal en la que decenas de pontevedreses entonaron el Grândola, Vila Morena.

El celebérrimo tema de Zeca Afonso, que refiere la fraternidad entre las personas de Grândola, en el Alentejo, fue prohibido por el régimen salazarista. En la madrugada de aquel 25 de abril sonó en la emisora Renascença, gestionada por la Iglesia Católica, como señal para el inicio de la Revolução dos Cravos, el levantamiento militar y popular que pondría fin a una de las dictaduras más longevas del siglo XX en Europa.

Grupo que puso la música en el acto del Ateneo. |  Rafa Vázquez

Grupo que puso la música en el acto del Ateneo. | Rafa Vázquez

Pero significó mucho más: supuso el desmantelamiento del más antiguo imperio colonial del continente, de casi seis siglos. Esa lucha había minado al régimen: desde 1961 hasta 1974, cerca del 20% del presupuesto del país vecino se había destinado a la guerra colonial, en donde perdieron la vida 45.000 civiles y soldados de los países africanos y 10.000 integrantes del Ejército luso, dejando una cicatriz imborrable en la conciencia colectiva.

En este escenario llegó o «Día da Liberdade», como fue instituido en Portugal el 25 de abril. Su himno, Grândola, Vila Morena, fue elegido por Carlos Almada que, como recuerda Xaime Toxo, presidente del Ateneo, «tuvo un papel fundamental» en la revolución, encargándose de «la logística, la negociación, la retención de las autoridades y de que hubiese el menor conflicto armado».

Y a la guerra aludieron los participantes en la cantata comunal, «una convocatoria necesaria», recordó la organización, de residencia frente al miedo y al fascismo. Conmovidos ante el genocidio en Gaza, los asistentes levantaron claveles rojos para gritar bien alto que «Palestina vencerá».

La cantata volvió a desarrollarse frente a las escalinatas del Teatro Principal, un espacio público que entronca con el carácter popular y participativo de la revolución. Ésta tuvo como símbolo una flor, un clavel ofrecido por una mujer a un soldado, convertida en divisa de humanidad y esperanza que este canto colectivo mantiene viva, recordando por tercer año desde Pontevedra que la libertad es un bien preciado que cultivar siempre.

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