Celebración de la interculturalidad
Niñas marroquíes, senegalesas o españolas compartieron ayer un espacio de diversión en la celebración del Laylat Al-Qadr, una de las jornadas más importantes del Islam, en la que pudieron participar en actividades de arte infantil, vestir trajes tradicionales y decorarse con tatuajes de henna.

Niñas y adultas pudieron decorar sus manos con henna y vestir trajes tradicionales. / Gustavo Santos
El Laylat Al-Qadr, o la «Noche del Destino», es una jornada profundamente espiritual para los musulmanes. Según su tradición, durante esta noche el Corán fue revelado a Mahoma, marcando el inicio de su guía para la humanidad. Esta noche, que se encuentra dentro de los últimos diez días impares del Ramadán, es considerada más valiosa que mil meses, y se dedica a la oración, la reflexión y la búsqueda del perdón.
La asociación Boa Vida y Housna Bodas y Eventos unieron fuerzas ayer para organizar una celebración del Laylat Al-Qadr que trascendió las fronteras religiosas y culturales, convirtiéndose en un espacio de encuentro, aprendizaje y fiesta compartida.
Housna El Maliki, una de las organizadoras, destaca el especial significado de estas noches finales del Ramadán: «Los últimos días del Ramadán son los más importantes, sobre todo los impares. Se les llama noches grandes y en ellos rezamos más y pedimos protección. Uno en concreto se dedica a las niñas, y hemos querido traer esa tradición a Pontevedra».
Las niñas fueron recibidas con dátiles, un símbolo tradicional de hospitalidad y dulzura, y leche de fresa y pistacho. «Durante el Ramadán los niños no hacen ayuno», señala en este punto la organizadora, que con los postres quiso añadir un toque goloso a la fiesta.
Ésta se convirtió en una tarde de alegría y descubrimiento, donde niñas de distintos países pudieron disfrutar de diversas actividades ligadas a la belleza de la cultura marroquí. Una de las más populares fue el tatuaje de henna, una antigua forma de arte que adorna las manos con diseños intrincados y significativos. «A todas les interesa mucho, les encanta el tatuaje y los maquillajes árabes», señala Housna.

En la fiesta no faltó el incienso. / Gustavo Santos
Dos tatuadoras se encargaron de elaborar los diseños, símbolos de buena suerte y salud y cuya duración se extiende, explican, «entre una semana y quince días».
La asociación Boa Vida y Housna Bodas y Eventos unieron fuerzas ayer para organizar una celebración del Laylat Al-Qadr que trascendió las fronteras religiosas y culturales, convirtiéndose en un espacio de encuentro, aprendizaje y fiesta compartida
Además, las participantes tuvieron la oportunidad de sumarse a actividades de arte infantil y vestir trajes tradicionales marroquíes, con sus colores vibrantes y diseños elegantes, lo que les permitió sumergirse en la riqueza cultural del país y sentirse como auténticas princesas de cuento.
«Las adornamos con joyas, coronas, cinturones grandes o pendientes en las orejas, a ellas les gusta mucho», reconoce la organizadora.
El evento no solo atrajo a niñas de origen marroquí, sino también a pequeñas españolas y musulmanas de Senegal, creando un ambiente de diversidad y convivencia.
Esta diversidad enriqueció la celebración, permitiendo un intercambio cultural donde las niñas pudieron aprender unas de otras, compartir experiencias y construir puentes de amistad y entendimiento.

Dos tatuadoras elaboraron las decoraciones de henna. / Gustavo Santos
El Laylat Al-Qadr también sirvió de anticipo del Eid al-Fitr, la festividad que marca el final del Ramadán. Housna explica que los tatuajes de henna son parte de la preparación para esta celebración: «Decoramos la piel para celebrar dentro de unos días el final del Ramadán».
El Eid al-Fitr es una ocasión de alegría, gratitud y comunidad, donde las familias se reúnen para celebrar el fin del mes del ayuno, compartir comidas festivas y expresar su agradecimiento por las bendiciones recibidas durante el Ramadán.
La publicidad de la fiesta infantil del Laylat Al-Qadr en redes sociales generó un gran interés, y Housna se sorprendió de hecho al recibir en los últimos días llamadas de «familias de distintos puntos de la provincia, como Sanxenxo, Marín o Arcade, y también desde Murcia, que también querían traer a sus niñas, porque los marroquíes valoran mucho este día, es un orgullo celebrarlo».
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