Anxo Fariña, investigador: «La docencia me parece un reto, es invertir en la base»
El pontevedrés Anxo Fariña Biasi, de 32 años, podrá investigar en su tierra tras ser becado por la Fundación «la Caixa»

Anxo Fariña Biasi, en la Praza de San Xosé de Pontevedra. / RAFA VAZQUEZ
El pontevedrés Anxo Fariña Biasi , de 32 años, es uno de los 100 nuevos becados por la Fundación «la Caixa», en su caso para seguir con su labor investigadora en el Instituto Galego de Física de Altas Enerxías (IGFAE), a través de la beca Junior Leader Incoming. Esta oportunidad también le permitirá cumplir su sueño de seguir trabajando en su tierra, el objetivo más ambicioso en este ámbito académico.
¿Es difícil conseguir una beca en investigación? Será algo habitual buscar oportunidades de este tipo entre los jóvenes investigadores...
Sí. La trayectoria típica que seguimos académicamente es que tú haces la carrera, después un máster, la tesis doctoral y digamos que echas a volar y te vas al extranjero, algo común en Física. Yo me fui tres años a Polonia y dos a Francia y después conseguí la beca. Tú buscas hacer algo de experiencia fuera, generar una red de contactos y aprender mucho, pero siempre con la perspectiva de volver, por muy buena que sea la experiencia fuera. Es un objetivo muy ambicioso, porque actualmente tú sabes el día que te vas, pero no cuándo vas a poder volver ni si vas a poder hacerlo. Estas becas son interesantes porque te permiten hacerlo. Son muy competitivas, eso sí, porque se presenta mucha gente con unos currículums muy potentes.
¿Presentan algún proyecto?
Sí, además del currículum tienes que presentar un proyecto de investigación con lo que quieres hacer. Pasas un primer corte y después te entrevistan. Tienes que convencer a todos de que eres un candidato ideal y que tu proyecto es interesante.
Su proyecto amplía las fronteras de la teoría de las ecuaciones de evolución no lineal. En lenguaje de la calle, ¿qué significa esto?, ¿qué aplicaciones tendrá en la vida real?
Yo soy físico teórico, muy teórico, entre Física y Matemáticas. De hecho, me gustan mucho ambas. Yo hago cosas muy fundamentales, por lo que aplicación directa de lo que yo hago es muy difícil de encontrar. Digamos que hay fenómenos en la naturaleza como el sonido, la luz o la tecnología... que se rigen por unos principios muy básicos y fundamentales. Esos fenómenos tan generales están detrás de muchos fenómenos físicos, pero no están del todo bien comprendidos, tenemos que desarrollar métodos más precisos para ser capaces de comprenderlos, y yo estoy en los cimientos. Yo intento desarrollar una teoría para comprender y ser capaz de predecir estos procesos y otras personas llegarán y la cogerán y la harán más práctica. Es una cadena. Yo no hago la parte de una aplicación directa, sino la de proporcionar las herramientas. Esta beca marca un punto de inflexión para mí porque tenemos un dinero, muy generoso, he de decir, y tenemos que decidir cómo se usa.
"Me di cuenta de que había patrones en el comportamiento de mi gata, y eso es física"
¿Le gustaría dedicarse a la docencia?, ¿qué se plantea para su futuro?
Lo tengo bastante claro: quiero conseguir quedarme aquí, en las universidades gallegas, en particular en el IGFAE, y el objetivo es conseguir una plaza de profesor titular. Eso conlleva docencia también. Cuando era más joven me gustaba la investigación y pensaba que lo de dar clase no tanto. Pero ahora me parece un reto muy interesante: tú puedes entender algo muy bien, pero igual no eres capaz de explicárselo a alguien. Con el conocimiento muy técnico es muy complicado. Me parece que la docencia es invertir en la base, en los futuros físicos.
¿Cómo comenzó su pasión por la Física y las Matemáticas?
En el instituto de Monte Porreiro, en el que estudié. Le guardo especial cariño a mi profesora de Matemáticas, Carmen Vara. Nunca fui buen alumno ni en Primaria ni en el instituto, como podía hacer unos mínimos y aprobar, me divertía y hacía otras cosas. Las lenguas siempre se me dieron bastante mal, pero las Matemáticas y la Física ya me generaban curiosidad. Me tuve que decidir por una y estoy contento, porque la Física me gusta un poco más. Estudié en Santiago, así que después del primer año de Física, en el que me fue bastante bien, pedí un permiso especial para cursar también Matemáticas. En el máster y el doctorado ya me centré en Física.
En Pontevedra se hizo famoso por un artículo que publicó en 2024 en el «American Journal of Physics», sobre la ecuación del movimiento gatuno...
Sí. Surgió porque hace unos años adoptamos una gata y para mí todos sus comportamientos eran súper extraños. Me gustaba mucho verla y entender por qué hacía las cosas. Me di cuenta de que había patrones en sus comportamientos, y eso es física.
Es fundamental acercar la ciencia al gran público...
Me gusta mucho eso. El perfil de los científicos ha evolucionado: son investigadores, docentes y divulgadores. Las redes sociales ayudan a llegar a la gente.
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