«Solo hay un albergue y si no encuentran plaza están en la calle, claro»

Arcos de uno de los edificios del Museo.

Arcos de uno de los edificios del Museo. / Rafa Vázquez

Pontevedra

El vestíbulo de unos antiguos cines presenta un espacio que, como el resto de los escogidos por las personas sin hogar, al menos, ofrece un techo. Aunque no siempre puede uno resguardarse de la mojadura porque es común que la lluvia y el tránsito de gente acabe por empapar todo el suelo. Y ni los cartones bajo el saco pueden aislar de la humedad. Pero, al menos, brinda algo parecido a la «intimidad», que no es poco. Similar caso se vive en los arcos de otros edificios del Museo. En la inmensa entrada de una sucursal bancaria, en los soportales de A Ferrería o en portales de otros puntos de la ciudad. Los datos de Cruz Roja reflejan que la mayoría de las personas en situación de sinhogarismo atendidas en 2024 son itinerantes. Pero siendo poco más del 10% los fijos en la ciudad, las plazas de pernoctación son insuficientes por lo que muchos rotan por centros de otras localidades. «A lo mejor viene alguien a Pontevedra y no encuentra plaza, porque solo tenemos un albergue y si no encuentran plaza en ese albergue están en la calle, claro, no hay nada más», explica Lupe Blanco, técnica de Cruz Roja.

Se refiere al Albergue San Javier, dependiente de la Interparroquial de Pontevedra, donde sus 27 plazas no alcanzan para atender la demanda existente. Cáritas lleva todo el peso de las pernoctaciones en una ciudad, huérfana desde 2022 con la desaparición del Albergue San Vicente de Paúl Calor y Café, y sin instalaciones municipales. Desde Cáritas explican que «estamos saturados, pero la directora evalúa las posibilidades porque si es factible, se prórroga más allá de los 21 días la estancia, pues hay quien sale de esta situación».

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