Aprendiendo a toda velocidad
Una singular manada de canes de razas y caracteres diferentes, muestra a los niños del Colegio Calasancio lo que son capaces de hacer con sus adiestradores en «agility». Así los alumnos, que acumulan varias experiencias estimulantes con los perros, desarrollan su empatía y responsabilidad.

Nuria y «Cooper» en acción, muestran su valía, por la que ya tienen algún premio. / Rafa Vázquez
El patio trasero de las Calasancias ayer bullía de emoción. El griterío se podía escuchar desde la calle, con la que comunica, porque los niños, incapaces de controlar sus nervios y curiosidad por lo que estaban viendo, se dejaban llevar ante una exhibición de «agility» que, para la mayoría de ellos, era la primera vez que veían. Esta es una modalidad de competición canina, donde un guía dirige a un perro sobre una serie de obstáculos que debe superar con velocidad. Si esto no fuera suficientemente emocionante para ellos, el hecho de ver a sus profesoras participando, desató la locura. Los alumnos, varios grupos de Educación Primaria, atendían como nunca ante la pericia de «Sky», un border collie que enseñaba lo que un perro adiestrado y bien cuidado es capaz de hacer, saltando por encima de cuatro alumnos dispuestos en el suelo. Vino acompañado de otros perros: «Boss» (de aguas), «Cross» (pastor holandés), «Narnia» (boston terrier) y «Nanuk» (working cocker).
Una muestra que forma parte del proyecto educativo «Más que animal», dirigido y coordinado por Nuria Souto, la profesora que ha sacado a los niños de clase y ha metido a los perros en el cole, para que los alumnos aprendan valores como: tenencia responsable, lucha contra el abandono y el maltrato animal. Un trabajo que ha calado de lleno en los 600 escolares del centro, con una serie de actividades experienciales durante todo febrero. Y ayer, el día se dedicó al adiestramiento y la competición.
La actividad fue posible gracias a la ayuda de Carlos Souto, del Centro de Actividades Caninas DivertiCans, Damián Gómez, de Adiestramiento Canino D’Can, y la participación de Lucía y Jasmina, que aprendieron junto a ellos cómo educar a sus mascotas y establecer vínculos afectivos basados en el respeto y el cariño.
Motivas y entregados
El equipo formado por los docentes y los profesionales del mundo canino ha conseguido con esta iniciativa traer a un colegio de ciudad las ventajas de la enseñanza en un medio rural. Porque con la experiencia y contacto directo con los animales a lo largo de estas semanas, se han alcanzado los objetivos docentes marcados para cada ciclo (adaptados a la edad). Al mismo tiempo, ha fijado en los alumnos valores de interacción y convivencia sana con los animales de una manera sencilla y eficaz: creando un ambiente positivo y estimulante.

«Sky» obedece a Carlos y «vuela» sobre los niños. | Rafa Vázquez
«Hemos tenido sesiones en Infantil y Primaria, con seis charlas acompañadas de algunos perros de la protectora Ohana. Hoy (ayer) está dedicado a las exhibiciones, habrá otras dos, para los alumnos de Secundaria también a partir de la semana que viene. Lo más llamativo de todo esto es la acogida que ha tenido por parte del profesorado del cole, que les he puesto a trabajar a todos haciendo actividades relacionadas con los valores de respeto y cuidado. Y los niños están aprendiendo muchísimo. La primera fase con la protectora sirvió para que empatizaran, fue de sensibilización. Y ahora, están aprendiendo todas las actividades que pueden hacer con los perros, más allá de sacarles a dar un paseo. El mensaje es claro: tienes que hacer cosas con tu perro, tienes que disfrutar con él. Y cuando haya alguna conducta que no te guste, contacta con profesionales para que te enseñen cómo trabajar desde la educación en positivo, que es como han aprendido todos estos perros obediencia. Da igual que fallen o les des una orden y no la hagan. Es igual que con los niños, se equivocan y no pasa nada. Se vuelve a intentar», explica Nuria.

"Bruxa" mostró ante los niños cómo, con buenos maestros y un poco de paciencia, se consiguen las cosas. / Rafa Vázquez
«Bruxa», la perra que dominó su instinto cazador para competir
Lucía y «Bruxa», su perra de dos años y medio, tienen una relación muy estrecha. «Tengo también un chihuahua, pero con ella el vínculo es diferente, desde que trabajamos juntas estamos muy unidas», explica Lucía. Lleva dos años en el programa de adiestramiento de Carlos Souto y desde entonces, sus vidas han cambiado tanto que se han animado a competir en «agility». Mientras esperan iniciar su exhibición, el adiestrador cuenta a los niños cómo ha sido su trayectoria.
«Lucía tenía problemas con su perra. Antes de conocernos no la podía soltar de la correa, porque cuando lo hacía se iba lejos y no volvía. Un día estuvo más de dos horas perdida por la Illa das Esculturas».«Bruxa» es un whippet, un sabueso británico lleno de fuerza y potencia, cazador y cuyo instinto es difícil de dominar. «Cuanto más la llamaba, menos caso me hacía y se distraía con una mosca», cuenta. Por eso, que Lucía vaya a competir después de enseñarle «a base de juego y premios» que con ella lo tiene todo y ya no necesita irse, es un hito importante para ellas.
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