El Pazo de Lourizán será «un referente cultural, un espacio para mil eventos»

La arquitecta que dirigirá la reforma asegura que «es un proyecto basado en el sentido común»

El presidente de la Xunta visita el edificio para «ver el estado de las estructuras»

La arquitecta Carme Pinós acompaña al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, durante la visita al Pazo de Lourizán. |  Gustavo Santos

La arquitecta Carme Pinós acompaña al presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, durante la visita al Pazo de Lourizán. | Gustavo Santos

Pontevedra

«Ser arquitecto te da la satisfacción de poder contribuir a hacer memoria en la ciudadanía y este va a ser un proyecto en el que se unan cultura, visitantes de fines de semana, admiradores del pazo y de su magnífica vegetación», indicó Carme Pinós, del estudio de arquitectura UTE Pinós Enric, en una visita con el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, al Pazo de Lourizán. La directora del estudio barcelonés que realizará la reforma del pazo y su entorno avanzó que el objetivo de la rehabilitación, –al margen de hacer un hotel, un restaurante y otras instalaciones paralelas– es «convertir esto en un jardín, en una referencia cultural, en una posibilidad de hacer mil eventos».

En la visita al recinto, que según dijo el presidente de la Xunta tenía como propósito «conocer el estado de las estructuras, ver si hay que hacer alguna obra previa», la arquitecta aseguró que «el equipo que ha redactado el proyecto está muy orgulloso, porque creo que hemos trabajado con sentido común y que hemos trabajado para que las cosas se desarrollen de una manera fluida». En este sentido avanzó que, tras la remodelación del recinto, «cuando visitemos el parque no vamos a tener interferencias con los coches, cada sector va a tener su parking conectado con sus vías de acceso, digamos que es un proyecto basado sobre todo en el sentido común».

Alfonso Rueda destacó, por su parte, el compromiso de la Xunta con la rehabilitación y la puesta en valor del Pazo de Lourizán, tanto del edificio como de su entorno, con una inversión prevista de 17,3 millones de euros.

Rueda subrayó su «ilusión» por darle una «segunda vida» a un espacio que «no podía seguir deteriorándose» por ser un lugar emblemático, que forma parte de la historia de Galicia y con un alto valor cultural e histórico. El edificio está incluido en el Catálogo de Patrimonio Cultural de Galicia y contó entre sus propietarios con el político gallego Eugenio Montero Ríos.

El Gobierno autonómico, añadió Rueda, ya trabaja en la redacción del proyecto de la restauración y, según apuntó el presidente, la previsión es comenzar las obras antes de que finalice este año o a principios del siguiente, concluyéndolas a finales de 2026 o inicios de 2027.

En la reforma integral que se va a llevar a cabo en las instalaciones, el jardín, con especies llegadas de todo el mundo, será el elemento vertebrador, ya que permitirá comunicar a través de sendas peatonales los diferentes edificios y espacios que albergará Lourizán en su nueva etapa.

Por una parte, se va a hacer una rehabilitación del edificio principal para recuperar el valor patrimonial del Pazo, restaurando su arquitectura original, manteniendo los elementos que lo singularizan y optimizando los recursos existentes para mejorar la eficiencia energética o la gestión del agua en las instalaciones. También habrá labores de restauración en los jardines.

Además, el objetivo de la Xunta es que el Pazo de Lourizán se mantenga como una «referencia en investigación forestal en toda España» y «darle sentido a todo el recinto». Por eso, dijo, se va a mantener el Jardín Botánico de Galicia, se creará el Centro de conservación del germoplasma forestal y se pondrán en marcha aceleradoras de empresas en este ámbito.

Un hotel de 23 habitaciones porque «buscamos calidad»

El edificio central del Pazo de Lourizán será un hotel con encanto, de unas 23 habitaciones, según el proyecto en estudio. «No será un gran complejo hotelero, buscamos más la calidad y que sea una referencia», avanzó el presidente de la Xunta. El plan prevé habilitar en los 2.962,8 metros cuadrados del Pazo un hotel de 1.706 metros de superficie, un restaurante de 473 metros, y una zona de divulgación, además de las oficinas de gestión de la finca, para las que se reservarán los 781 metros restantes.Se dotará al conjunto de un nuevo pabellón de uso polivalente de 580 metros cuadrados, cuyo proyecto «surge de la simbiosis con el paisaje y de la reinterpretación de los invernaderos existentes en la finca».

Además de mantener la investigación forestal en el recinto, la Xunta busca dar nuevos usos al Pazo y optimizarlos «lo máximo posible». Por eso, se habilitará una sala de usos múltiples y una zona para exposiciones. En el proyecto se recupera el lagar, de 662 metros de superficie, para oficinas del sector forestal; y el histórico invernadero de cristal se mantendrá como jardín botánico.

Rueda: «Después de todo lo que esperamos, casi un siglo, los plazos que quedan son asumibles»

«Ahora empieza una etapa complicada, que es la de materializar todo esto y que empiece a ser una realidad», dijo el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, durante la visita al Pazo de Lourizán. «Será a partir de ahora cuando empezaremos a meterle prisa a los técnicos y ellos nos dirán que las cosas hay que hacerlas bien; y en eso estamos todos de acuerdo: Hay que combinar los plazos administrativos con hacer las cosas bien», reflexionó el titular de la Xunta, quien subrayó que «después de todo lo que hemos esperado, casi un siglo, yo creo que los plazos que quedan ahora son asumibles, para que esto vuelva a tener una vida, que combine su referencia forestal y su viabilidad como referente de la mejor hostelería y mejor hotelería. Nada de esto es sencillo, pero yo creo que lo podemos conseguir», afirmó Rueda. La rehabilitación del pazo de Montero Ríos es, para el presidente de la Xunta, «un proyecto que me ilusiona personalmente, eso a nadie se le escapa», admitió, como vecino de Pontevedra que es. En su visita a las instalaciones recordó que siendo niño acudía con su familia al Pazo de Lourizán a comprar flores. Y echó la vista a unos años atrás «cuando todos hablábamos de lo mismo, de que teníamos que hacer algo con Lourizán, que no podía seguir degradándose, recordando lo que fue, pensando que no tenía futuro», por eso destacó la «ilusión que compartimos de poder dar una segunda vida a este edificio».

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