Unos «profesores» con mucho olfato para los niños
Los alumnos del Colegio Calasancio de Pontevedra aprenden los principios por los que se rigen las relaciones sanas de cuidado y respeto a los animales, a través del proyecto educativo de Nuria Souto y la ayuda de Baxter, un perro rescatado por la protectora Ohana

Los pequeños del Colegio Calasancio volcados en mimos hacia Baxter, el perro que rescató la protectora de animales Ohana. / Gustavo Santos
Hay niños que tienen la suerte de tener entre sus profesores a personas que van más allá del currículo educativo, porque quieren que sus alumnos aprendan valores tan importantes para sus vidas como lo son saber sumar, hacer ejercicio o entender por qué llueve. No todo está en los libros de texto y para desarrollar valores como la empatía, la responsabilidad o el cuidado del otro, también de los animales de compañía, es importante descubrírselo. ¿Cómo? La profesora de Primaria del Colegio Calasancio, Nuria Souto, lo sabe: despertando su curiosidad a través de la experiencia. Por eso ha lanzado el proyecto «Más que animal», en el que los 600 alumnos de su centro participarán durante todo febrero conociendo las historias de varios de los perros que recoge y recupera la protectora Ohana. Y como embajador perruno, Baxter, que visitó ayer al alumnado.
Tranquilo pero curioso se movía el perro de 3 años entre los niños de unos 7 años, sentados en el suelo de una sala multiusos del colegio, mientras ellos escuchaban las explicaciones de su maestra que enseguida abrazaba a Baxter. «¿Alguien sabe lo que es una protectora?»... «Sí», respondían algunos niños. «Cuando alguien maltrata o abandona a un perrito o gatito va para la protectora. Y allí lo cuidamos, lo lavamos y le buscamos una familia. Y cuando lo adoptan es para siempre», incidía, recordando que igual que ellos, su perro también está en familia.
«Como docente quería transmitir a las nuevas generaciones esta responsabilidad con los animales y generar en ellas conciencia en la tenencia responsable y lucha contra el abandono y maltrato animal. Querer implicar a todo el cole en esto es un proyecto apasionante que me ha llevado mucho trabajo, pero ha tenido muy buena acogida», explica la cabeza de esta iniciativa educativa genuina.

Nuria Souto, habla de cuidado animal. / Gustavo Santos
Para poder llevarlo a cabo contó con dos ayudas indispensables, su perro Cooper y uno de los perros rescatados por Ohana, Baxter. «El miércoles pasado estuvimos aquí en el cole presentándole el proyecto a todas las clases del centro, fue increíble. También pedí la colaboración de Ohana porque, de todas las protectoras que hay en Pontevedra, creo en su política de recogida y adopciones. No les vale cualquiera. Y es de los centros donde los perros pasan menos tiempo porque enseguida son adoptados», cuenta la profesora acompañada por Alba Martínez, una de las responsables de la protectora, durante el recreo.
Las sesiones comenzaron a las diez de la mañana y se extenderán a lo largo de distintos días. Los niños juegan y se relacionan con Baxter, reciben explicaciones y ven vídeos de otros animales recuperados. «Con los mayores, los de Bachillerato, los contenidos serán más explícitos, adaptados a su edad y nivel de responsabilidad que se espera de ellos. Es bonito ver cómo reaccionan activando su sensibilidad. Conocieron a mi perro y ahora me preguntan por mis planes de fin de semana con él», pero Nuria no les contesta, en su lugar les alienta a educar, cuidar y proteger a su propio perro.
El «pastor» que le inspiró
«Cuando Cooper, un malinois, llegó a mis manos tenía solo 2 meses, era un cachorro monísimo. Pero yo no sabía que había sufrido malos tratos previamente donde lo compré. No me di cuenta hasta que fue creciendo y me enseñó todos esos miedos que tenía y que derivaron en inseguridades. Y me hicieron trabajar con él muchísimo, pero trabajar y disfrutar a partes iguales. Ahora Cooper tiene 4 años es un perro equilibrado y totalmente feliz», recuerda Nuria que de él recibe la misma felicidad y que debía transmitirlo a los niños. «De lo que me di cuenta es de que a un adulto no le puedes cambiar si no le gustan los animales, pero a las nuevas generaciones sí. En ellos sí que se puede plantar esa semilla de cuidado y bienestar animal. Y sobre todo del respeto», sentencia.

Visita de la protectora de perros Ohana con los alumnos de Infantil de las Calasancias. / Gustavo Santos
No todo el mundo está hecho para cuidar
En la protectora de animales Ohana no se andan con chiquitas, porque una cosa es el deseo y otra muy distinta la capacidad. Así, cuando alguien no presenta las condiciones de carácter, compromiso o disponibilidad, adecuadas para el cuidado de uno de sus animales, a sus responsables no les cuesta decir: «No». La adopción no es un proceso inmediato, requiere una reflexión por parte de la persona interesada. El primer paso es rellenar una solicitud en la web de Ohana. Después los responsables realizan una entrevista personal. En ella se verá la idoneidad del candidato y se expondrán límites reales a sus expectativas, con el fin de buscar a la mejor persona para alguno de los perros o gatos de la protectora.
«Yo misma pasé la criba de mis compañeros y firmé el contrato de responsabilidad, me parecía lo correcto. La adopción es algo que pensé mucho, no quería dejarme llevar por mi egoísmo sin tener en cuenta si podría ofrecer al animal la vida que necesitaba», cuenta Alba, responsable de Ohana. Afirma que la media de estancia en el centro es de dos meses por animal, normalmente. Y explica que viven de una pequeña subvención y las donaciones, por lo que recuerda que quien desee ayudarles, puede apuntarse a labores de voluntariado y paseo.
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