Oro de segunda mano, inversión de futuro

La compra de joyas de oro amarillo es la nueva manera de «garantizar» el valor del dinero | Estas piezas usadas también fueron protagonistas en las fiestas como regalo de Navidad

Bruno Gómez, dueño de Cash Converters, muestra algunas de las piezas de joyería de segunda mano disponibles.

Bruno Gómez, dueño de Cash Converters, muestra algunas de las piezas de joyería de segunda mano disponibles. / Gustavo Santos

El mercado de las joyas está cambiando. Cada vez hay más gente que se anima a buscar una joya en tiendas especializadas en objetos de segunda mano, como Cash Converters. «La gente ve las joyas de segunda mano como una oportunidad para invertir. Especialmente las piezas de oro amarillo sin piedras. El oro sigue siendo a día de hoy un valor seguro y muchos prefieren adquirir joyas de este metal para conservar el valor del dinero», explica Bruno Gómez, dueño de Cash Converters.

La suya es una empresa familiar fundada en 1998. En estos años ha visto como las tendencias de venta y adquisición, han ido cambiando. «Tenemos casi de todo, menos ropa de casa y esas cosas. Hay una línea de monos para motos, que la gente se lleva para entrenar, por ejemplo. Discos y aparatos electrónicos. Pero lo que más se mueve sin duda, sigue siendo los móviles y los ordenadores. Está calando mucho la idea de economía circular y darle otra vida a las cosas», explica.

Sin embargo, aunque la mentalidad esté cambiando, el proceso de compraventa de joyas de segunda mano es más complejo que el de cualquier otro objeto. «Pueden elegir venderla de forma definitiva o recuperable (empeño) para lo que se les da 30 días de manera estándar. Hacemos un contrato donde el cliente afirma ser su dueño y asume la responsabilidad derivada sobre la pieza. Realizamos una tasación en nuestras instalaciones, a no ser que se trate de una joya con características especiales, como una pieza antigua, entonces pedimos ayuda a un tasador externo especializado. Compramos la pieza y la ofrecemos en venta al público con el valor establecido. Antes, todos los contratos se pasan a la Policía Nacional a diario para que coteje los datos personales y descripción de la pieza con las denuncias que constan en sus archivos por extravío o robo».

Sin embargo y a pesar de los esfuerzos, no es raro que aparezcan piezas para las que determinar su procedencia es difícil. Pueden haberla heredado y la gente no conserva los comprobantes de compra o certificados. Casos donde Internet ofrece la cobertura necesaria para su venta.

Comenta Bruno que esta Navidad las joyas de segunda mano también han sido un regalo en los días señalados. «Tenemos clientes que vienen con su mujer y les dan a elegir una pieza de las que tenemos en nuestro mostrador de joyería».

Los buscadores de tesoros criban las playas cada día

En los últimos años ha aparecido una figura clave en este mercado de la compraventa de joyas de segunda mano. Se trata del «buscador» de joyas extraviadas que, detector de metales en mano, criba a diario el arenal de las playas tras cada jornada. Es fácil encontrarlos en las playas de Marín cuando empiezan a despejarse de gente en verano, a partir de las 20.00 horas. «Pi...pi..pipipi», el aparato es pasado a pocos centímetros del suelo, indica con su pitido y sus datos digitales lo que podría haber bajo la arena. Una vez detectado un objeto, estos buscadores usan un detector de mano, con forma de palo, para localizar el punto exacto donde está el metal y sacarlo. «Suelo encontrar chapas de latas, medallas y pendientes. También alguna cadena de oro», dice Edu, aficionado al detector. Afirma que la obligación legal es entregar en la Policía Nacional lo encontrado. «Pero hay gente que lo vende en los compro oro e Internet».

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