Muere la mujer de Cerdedo-Cotobade víctima de una brutal paliza de su hijo el 2 de enero

Tenía 79 años y permanecía desde ese día en el Álvaro Cunqueiro con gravísimas heridas y en coma inducido | El supuesto agresor está custodiado en Psiquiatría del Hospital Provincial

Casa de Sacos donde residía la víctima y donde ocurrieron los hechos

Casa de Sacos donde residía la víctima y donde ocurrieron los hechos / Rafa Vázquez

N. D.

La vecina de Santa María de Sacos, en Cerdedo-Cotobade que el pasado 2 de enero fue víctima de una brutal paliza a manos de su propio hijo, falleció este jueves en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, donde permanecía ingresada desde la agresión. Así lo indicó ayer el alcalde, Jorge Cubela, amigo personal de la familia. La víctima, de 79 años, presentaba heridas muy graves, con fracturas en varias partes del cuerpo, entre ellas, el cráneo y las costillas, y su estado era muy grave, hasta el punto de que se encontraba el coma inducido.

El supuesto agresor, un hijo de 49 años y que residía en Barro, de nombre Antonio, fue detenido una hora después en las inmediaciones de la casa de la madre y desde entonces está custodiado en la unidad de Psiquiatría del Hospital Provincial de Pontevedra acusado de un delito de intento de homicidio que ahora ya es consumado, dos semanas después.

Los hechos ocurrieron alrededor de las 14.00 horas del jueves 2 de enero en el lugar de A Vila de Abaixo, en la que viven muy pocos vecinos. La familia es de toda la vida de Cerdedo-Cotobade y la mujer agredida, conocida como Rita, tenía dos hijos y una hija. Fue uno de los varones el que la golpeó provocándole daños muy graves. «Le deshizo la cabeza, el cráneo, le rompió las costillas…». De hecho se teme por su vida y, aun en el caso de salvarla, «va a quedar muy mal», según apuntaban entonces algunos testigos.

Tanto la víctima como sus hermanos vivían en el municipio y la madre de la ahora fallecida era muy conocida, ya que llegó a cumplir cien años y murió hace unos seis. En cuanto al agresor, no se dejaba ver mucho por allí, «pero parecía un hombre normal», según confirmaron a FARO las fuentes consultadas, que lo describen como «un hombre guapo, de ojos claros, delgado».

Nadie se explica cómo pudo tener lugar la paliza ni qué conllevó a ello, aunque todo apunta a un problema de salud mental. De hecho, cuando el hombre fue detenido una hora después por la Guardia Civil entró en el coche profiriendo frases incoherentes relativas a brujas, fuera de sí.

Fue una vecina de la víctima quien dio la voz de alarma a través del 112 tras encontrar a la mujer tirada en el suelo. Una patrulla de la Guardia Civil se trasladó al lugar y detuvo al presunto agresor, que estaba en las proximidades.

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