El marisqueo comienza el año bajo mínimos, sin producto «vendible» y la flota amarrada

«Hay semilla, pero hay que esperar a que salga adelante y que dé la talla», explica el sector

Las profesionales de la playa se conforman con cuotas mínimas «para pagar el seguro y poco más» y los marineros paran hasta marzo

Flota amarrada en el puerto de Combarro. |  Gustavo Santos

Flota amarrada en el puerto de Combarro. | Gustavo Santos

El marisqueo a pie comienza el año «bajo mínimos, para pagar el seguro y poco más», mientras que el sector de a flote está directamente parado, «en principio hasta marzo». Lo explican las presidentas de las agrupaciones de Lourizán y Raxó, Mari Carmen Vázquez Nores y Elena Padín, así como el patrón mayor de la cofradía de Raxó, Iago Tomé. El motivo es la falta de producto, de marisco con un tamaño comercial, porque «semilla hay y confiemos en que vaya para adelante, pero para eso hay que esperar; por ahora hay cría, pero no almeja que se pueda vender».

El principal sector de la ría remató el 2024 con los peores resultados económicos que recuerdan. Según los datos que recogía el portal Pescadegalicia de la Consellería do Mar en los últimos días del año, habían pasado por la lonja de Campelo unos 125.000 kilos de productos del mar, especialmente almeja japónica, por delante de la rubia y la fina. Supone un descenso de más del 70% con respecto a las capturas del año anterior. En 2023 se superaron los 435.000 kilos. Era una caída esperada ante los seis meses en los que no se recogió nada y la actividad de la lonja de Poio fue casi nula en algunos meses.

Según ese balance de fin de año, la facturación no llegaba a los dos millones de euros, un descenso del 70% con respecto a 2023, cuando se rondaron los 6,5 millones de euros. Es decir, que la mortandad del marisco y el cierre temporal de los bancos dejó unas pérdidas en el sector de al menos 4,5 millones de euros en la ría.

Y tristemente 2025 ha comenzado como fue todo el 2024, «de subsistencia, para resistir», como apunta la patrona mayor de Lourizán y presidenta de la Lonja de Campelo. Vázquez Nores asegura que las mariscadoras de la ría están recogiendo la mitad de la cuota que tenían antes. ¿Por qué se va a faenar en estas condiciones? «Porque hay que mantener la actividad, hay que pagar al menos el seguro y hay que estar presente en el mercado, con producto gallego, para que no nos barra el producto foráneo, que cada vez está más presente», razona esta portavoz.

La presencia de cría y los desoves van por zonas. Mientras que en Lourizán no hay producto vendible pero sí hay semilla, en Pontevedra tienen en estos momentos más marisco comercial pero mucho menos cría.

Flota amarrada

En el caso del marisqueo a flote, los profesionales confiaban en volver este enero a la faena para recuperarse en lo posible de los pésimos meses anteriores, pero se han encontrado con que el marisco no da la talla. Al igual que sus compañeras de la playa, Iago Tomé explica que «hay almeja, pero no tiene talla comercial, no se puede recoger», por lo que los mariscadores a flote han decidido esperar al menos hasta la primavera para volver al mar.

Cruzan los dedos para que la cría se desarrolle como debe, que no lleguen lluvias excesivas que la malogren y que los actuales desoves lleguen a convertirse en el marisco de tamaño comercial que necesitan.

Por su parte, las mariscadoras de la playa trabajan en estos días «a mínimos», explican Vázquez y Padín. Tienen cuotas de solo 5 o 7 kilos, «a veces capturan medio kilo», que «no da para sacar un sueldo, da para cubrir los gastos y mantener la actividad». Antes de esta crisis, las trabajadoras de la ría tenía cuotas de 10 o 12 kilos, «hasta 13 en Navidad», apuntan.

«Los bancos no dan»

«Pero este año fue imposible, se intentó subir la cuota, pero no da, los bancos no dan», lamenta la patrona mayor de Lourizán. La escasez de producto comercial motivó que las trabajadoras pudiesen faenar unos diez días.

En enero, además, los precios bajan y, consecuentemente, la ganancia de los profesionales: «No se quita un sueldo».

Respecto a lo que vendrá este 2025, «hasta el verano, al menos, no lo veo con optimismo», dice Vázquez Nores. «A ver en primavera qué pasa y a partir de ahí podremos hablar».

Se venden variedades hasta ahora desdeñadas: «rubia» y «carneiro»

La última campaña navideña sirvió «para tapar los agujeros de los meses anteriores», apunta el patrón mayor de la cofradía de Raxó, Iago Tomé. Se llegaron a vender incluso variedades de almeja que los profesionales de la ría de Pontevedra tenían abandonadas desde hace tiempo, las denominadas «rubia» y «carneiro». Hasta ahora no se comercializaban y en esta campaña se recogieron 1.800 kilos en el caso de la primera y casi 1.000 en el de la segunda. La «rubia» alcanzó un precio de 18,80 euros el kilo y la «carneiro» se vendió a 12,25 euros, cuando antes eran variedades que se desdeñaban. Como referencia, la almeja fina pudo alcanzar en las fechas centrales de la Navidad un precio de 120 euros por kilo. En todo caso, esta última tampoco logro que las cofradías de la ría hiciesen caja”, porque fue muy escasa.

El debate en el sector de a flote está en estos momentos en si deben solicitar ayudas, ante un paro obligado. Para ello se están realizando estudios sobre la situación de los bancos. Los profesionales saben que, aunque haya semilla, esta necesita mucho tiempo para desarrollarse: De un año y medio a dos años en el caso de la almeja japónica, más tiempo todavía en el caso de la babosa y entre 3 y 4 años en la variedad más codiciada, la fina.

En el caso del marisqueo a flote, Elena Padín explica que muchas trabajadoras solicitaron la ayuda por cese de actividad el pasado año, por lo que no pueden volver a acogerse a esta prestación en los próximos meses. «No podemos esperar siempre a las ayudas, habrá que aguantar como se pueda y aunque no haya producto y no se pueda subir la cuota hay que faenar, al menos para mantener el mercado activo», entiende la presidenta de la agrupación de Raxó.

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