Inicio de rebajas pasado por agua con afluencia desigual y colas en Inditex
La lluvia y el viento marcaron una jornada de compras escalonadas en una calle sin niños en el último día de vacaciones | El pequeño comercio espera su turno tras el pistoletazo
La de ayer fue una jornada de inicio de rebajas algo atípica. La lluvia empujada por fuertes ráfagas de viento hacía imposible caminar sin empaparse al tener que cerrar el paraguas por miedo a perderlo. Mucha gente en las vías comerciales principales, optaba por meterse en las tiendas y, de paso echar un ojo a los descuentos mientras escampaba. Así, tiendas como Zara o HyM, se abarrotaban por momentos con una mezcla de curiosos al resguardo y personas que se afanaban por encontrar las gangas de la temporada. Dentro de estas, habituadas a gestión de grandes aglomeraciones, las colas para devoluciones eran tan grandes como las de nuevas adquisiciones. Y el número de personal trabajando era notablemente superior al habitual. También había quien, desmotivado por la espera frente a las cajas, optaba por dejar el jersey que había encontrado por casualidad. «No merece la pena esta cola, ya volveré», decía una señora en Zara mientras, estoicos, permanecían los demás por estar convencidos del chollo que tenían entre las manos.
Había gente entrando y saliendo, luchando con sus paraguas y con menos bolsas que de costumbre por estas fechas. Algo que responde en gran medida al uso de bolsas de tela y la reutilización de las de otras firmas, como respuesta al cobro de las mismas en caja en los comercios de Inditex y otros grandes. También llamaba la atención la falta de niños jugando en la calle o acompañando a los adultos, en el último día de vacaciones para muchos. Lo que dejaba una estampa de calles con afluencia menor que durante los días de Navidad. Y mientras las grandes cadenas, hacían su propio agosto, los comercios pequeños se las veían y se las deseaban para llenar los suyos. «La nuestra es una clientela fiel que no le importa venir hoy que otro día. Y con el tiempo que hace es difícil», comentaban las dependientas de la tienda de ropa y complementos 4uatro estaciones a pesar de los grandes descuentos, en Benito Corbal.
Un poco más arriba, en la zapatería Crack, la gente entraba y salía sin parar. Y donde muchos se interesaban por comprar, no solo devolver productos. «Nosotros vendimos mucho antes de Reyes. Y ahora seguimos, pero también con los típicos cambios de estas fechas. Que si el número no es el adecuado, que si prefiero otro color, esas cosas.», aclaraba desde el mostrador de caja el dueño de la tienda, Juan Carlos Baleirón. Su local forma parte del grupo de comercios que anticiparon las rebajas, en su caso iniciaron el 26 de diciembre y permanecerán hasta el 28 de febrero. Y, como en otras tiendas de la zona, con descuentos de hasta el 50%. En la Oliva, al igual que en otras calles con comercios pequeños como San Xosé, Riestra o la zona monumental, la afluencia de gente era desigual. «Va por momentos, el tiempo no ayuda y los primeros días son para los grandes», cuentan desde Purificación García, donde cerca del mediodía o a última hora de la tarde son sus horas con mayor afluencia.
«Los tres o cuatro primeros días se los lleva todos Inditex», dicen las chicas de Magdalena Sala y Nalatcha, cuyos escaparates de fiesta y complementos con piezas diferentes, avisan de descuentos de hasta el 50% en el interior, hasta el 7 de marzo. Sin embargo, la gente no se anima a entrar con regularidad. Lo mismo ocurre en Coosy, donde las rebajas comenzaron en plena Navidad. Y en Moma. «Siempre es igual, las colas primero son en Zara», dice María.
En el casco antiguo, plagado de comercios de productos artesanales y de proximidad, la cosa no difiere. Y hasta hay quien se lo toma con humor, como Sara Magariños. Está al frente de Almagemela (calle de los Soportales) se ha atrevido a hacer el mismo calendario de rebajas que los grandes, a pesar de que la afluencia de gente en el primer día es escasa. «Empezamos hoy y estaremos hasta el 7 de marzo. Lo hago porque me gusta esa chicha del primer día y lo hecho de menos. Yo empecé muy joven en comercio local y el primer día de rebajas era como una fiesta, aunque era agotador también era muy divertido. Pero desde que no están reguladas se nota que no hay ese boom del primer día», dice Sara. Que también reconoce que esa liberalización de fechas ayuda al pequeño comercio.
Y, como siempre, frente a la masa que se lanza a las grandes cadenas, hay quien tiene muy claro que prefiere tiendas locales con producto seleccionado. «Me gustan las tiendas alternativas a las grandes firmas. Las hay con cosas monas y a buen precio» afirma Beatriz, cargada con varias bolsas de ropa. «Me gusta Nonna , que es de unas chicas de Bueu, Delirious y Colett (Michelena, todas). También Shofi y Mepiachi (Oliva y San Xosé). Prefiero comprar donde no vaya igual que los demás», dice haciendo referencia a Zara.
Algunas tiendas dan la espalda a los descuentos
La temporada de rebajas es un arma de doble filo para el pequeño comercio. Si bien, la mayoría participa de una manera u otra (en las rebajas anticipadas o en las fechas oficiales) ofreciendo descuentos sobre sus productos, hay algunas tiendas que prefieren quedarse al margen. «No hacemos rebajas porque al final se van a perder los Reyes», dice Rosa Díaz, propietaria de A Moda Dabaixo. Explica que las rebajas sirven a las grandes cadenas, que para las tiendas pequeñas no hay márgenes con los que jugar y que mucha gente prefiere esperar a que comiencen para hacer sus compras, con lo que poco a poco disminuye el consumo en Navidad.
«Nosotros ofrecemos un producto de calidad hecho en España. No es justo que una persona se lo lleve a 50€ y al día siguiente otra más barato. Además, son precios con márgenes ajustados al valor de los productos (jerséis, sombreros, juguetes y la bisutería de Doppiache, de Mercedes González)». Comparten razonamiento en Gamela, donde tampoco habrá rebajas pero sí saldos.
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