Uvas, el ‘bien de lujo’ que hoy vuela

Su elevado precio no merma las ventas para Nochevieja, que se triplican en las fruterías y sube el gusto por las ‘sin pepitas’ y envasadas, pero la preferencia sigue siendo la natural

Esta frutera del Mercado Municipal muestra las uvas de la suerte.

Esta frutera del Mercado Municipal muestra las uvas de la suerte. / Gustavo Santos

Mucho ha cambiado la película desde que España comenzó la tradición de comer uvas en Nochevieja. Ya fuera por el excedente del producto, porque se quiso emular con sorna las cenas aristocráticas o porque se empezaron a vender como ‘uvas de la suerte’; lo cierto es que entre finales del XIX y principios del XX los españoles empezaron a comer 12 uvas en los últimos doce segundos del minuto que da la bienvenida al nuevo año. Cada una representa un deseo y un mes y desde que comenzó la tradición, popularizada desde Madrid por el reloj de la Puerta del Sol que marca los cuartos desde que se inició la práctica, se ha extendido fuera de nuestras fronteras.

Una tradición que ha visto como este producto popular tan barato entonces, no ha dejado de subir de precio, alcanzando en Pontevedra valores entre los 4,99€ y los 7,99€ , dependiendo si se trata de uva blanca ‘con’ o ‘sin pepitas’. Un dato que no hace que la venta baje porque como explica Noelia, de la Frutería Isabel en la calle de la Oliva, «a la gente no le importa el precio, se las llevan por superstición». Y mientras habla no deja de reponer un producto que vuela.

La gente elige los racimos grandes o pide por kilos las uvas. |  Gustavo Santos

La gente elige los racimos grandes o pide por kilos las uvas. | Gustavo Santos

Lo mismo les ocurre a Olatz y Rocío, de la Frutería Katuxa, donde disponen de uva blanca y rosada, con y sin pepitas. «Nadie pregunta de dónde son, porque todo el mundo quiere uvas. Buscan la banca, la rosada no gusta tanto porque es más amarga». Y añaden que la gente coge las de siempre por el precio, pero que ha subido la venta de las ‘sin pepitas’. «Si a la semana se venden dos cajas, solo hoy llevamos diez», comentan.

Desde el mostrador de Frutas Nieves, en Echegaray, Tirsa no para. Con una sonrisa despacha a un público agradecido que le pide de todo. Se llevan patatas y grelos para el cocido, pero no faltan las uvas. Afirma que vende mucho ‘sin pepitas’ a pesar de que su precio casi dobla el de las uvas tradicionales. «Se llevan en racimos y por kilos. Hoy venderé cerca de 25 cajas», dice que también triunfa el plátano por su precio.

Reponer era una
tarea repetitiva 
ayer. 
|  Gustavo Santos

Reponer era una tarea repetitiva ayer. | Gustavo Santos

En Frutas Silvia, en la calle Sierra, un cartel reza: ‘Sonríe, aquí está lo que te gusta. Feliz 2025’. Una vez dentro ella atiende con la misma alegría. Como si fuera un mantra, repite la impresión de las otras fruteras. «La gente se decanta por la de siempre por el precio, pero cada vez hay más personas que compran la que no tiene pepitas». Mientras habla, como en otros locales, la gente busca los productos que le faltan para la cena de hoy. Y, una vez más, junto a sus racimos, se llevan grelos para el cocido. Una receta típica de Nochevieja que, sin embargo, va siendo cada vez menos preparada según apuntas desde las fruterías y las carnicerías. «El grelo cada vez se vende menos en estas fechas, en Nochebuena la coliflor fue muy solicitada», cuenta Silvia. Y aclara que su clientela prefiere el producto español y que, en el caso de las uvas, busca que no sea de terceros países como Marruecos.

Pablo y María, 
atienden a una 
señora. 
|  Gustavo Santos

Pablo y María, atienden a una señora. | Gustavo Santos

Dentro de la Plaza de Abastos, las uvas siguen siendo las protagonistas. «Siempre se vende más a última hora porque aquí todo es fresco», comentan las placeras. «Tenemos que reponer, ya lo que nos queda es de encargo», señala María desde su puesto de fruta.

Mientras, en las grandes superficies lo que más se demanda es la caja con las 12 uvas preparadas, peladas, lavadas y sin pipas. «Cogemos esas porque es fácil comerlas y son más pequeñas», dice Victoria a la salida de uno de los establecimientos.

Aunque la noche de hoy vaya de uvas, por aquello de empezar bien el año, hay mucha gente está mudando tradiciones. Igual que sube la venta de plátanos de Canarias o fresón de los invernaderos de Huelva, también hay cambios en la oferta salada. Siendo el cocido, la estrella en Galicia, ha aumentado la venta de ternera para guisar y otras carnes que lo desplazan como plato principal, «La gente busca cordero lechal y pollo de casa», apunta Fran mientras corta una pata de cordero para un encargo en la carnicería J. Veiga. Lo mismo ocurría a primera hora en la otra punta de la ciudad. En la Carnicería Rodri, en la pasarela, no cabía un alfiler. Lo más solicitado... De nuevo el cordero.

La gente también
compra ternera  
para asar.
|  G. Santos

La gente también compra ternera para asar. | G. Santos

En cuanto a los platos de pescado, las placeras destacan los buenos resultados, a pesar de que el pasado lunes la gente estuviera despistada pensando que no habría nada fresco para Nochebuena. «Las ventas han sido muy buenas, pero más bajas que en Nochebuena porque la gente cena fuera, es una fiesta menos familiar y se va de viaje», dicen María José y Loli.

Se multiplica la venta de pescados y mariscos congelados

La gente lo pasa mal económicamente, es lo que más repiten tenderos de uno y otro sitio. Todo el mundo quiere celebrar la Nochevieja manteniendo en la medida de lo posible las tradiciones. Y en gran medida, eso significa hacer unas recetas que llevan productos del mar y de la tierra de gran calidad, como el marisco. O cuya producción se ha visto alterada por políticas europeas, el precio del combustible o los efectos del cambio climático, desatando una subida de sus precios imposible de asumir para el bolsillo de a pie.

Y aunque pocos clientes lo reconocen, las tiendas de venta de marisco y pescados congelados estaban hasta la bandera. «Triplicamos las ventas, por eso estamos las tres atendiendo, cuando normalmente solo hay una en el turno», dicen encantadas las chicas de Hiperxel de Benito Corbal, tras el disgusto de los meses cerrados. «Se llevan gambón, langostinos, camarón, bacalao y rodaballo. Vendemos cinco veces más», dicen Betsy, Nerea y Eva María, de Congelados Lina.

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