Pontevedra abre el año con la obligación de intensificar el reciclaje de los residuos

Tras su aprobación definitiva el lunes, la nueva ordenanza municipal entra en vigor en enero, que prevé duplicar el parque de contenedores en la calle, sobre todo para la materia orgánica

Contenedores llenos en la ciudad ayer, tras la Nochebuena.

Contenedores llenos en la ciudad ayer, tras la Nochebuena. / Gustavo Santos

Pontevedra ya dispone de su nueva ordenanza municipal de residuos y se convierte así en la primera ciudad con una normativa adaptada a la nueva ley, un régimen que intensifica de forma total la obligación de los ciudadanos de separa la basura en casa y de depositarla en contenedores específicos de reciclaje, en especial la materia orgánica, bien en los composteros individuales en casa, en los comunitarios en la calle o usando los contenedores marrones donde los haya. Además, de separar los productos ya habituales como vidrio, papel, envases y resto, habrá que hacerlo con la materia orgánica, las pilas, el aceite de cocina y el material textil. De este modo, de los cuatro contenedores actuales en la calle, se pasará al doble. Uno de ellos será el recipiente marrón, que se generalizará ya que hasta ahora solo existe en el centro de la ciudad.

El gobierno local califica de «pionera» la ordenanza, aprobada de forma definitiva por el pleno el pasado lunes, con los votos de BNG y PSOE y la abstención del PP. Entrará en vigor de forma inmediata y se aplicará desde el próximo año. Está adaptada a la normativa marco de la UE y su tramitación se ha hecho en paralelo a la del nuevo contrato de gestión de residuos, que quedó desierto en su día y que se tratará de licitar de nuevo en 2025.

El documento apunta como «obligación» la de «minorar la producción de residuos en todas sus clases, a, separar en origen» y, de modo especial «gestionar los biorresiduos generados en las viviendas unifamiliares en composteros individuales» y «llevar los biorresiduos a los composteros comunitarios», además de separar el vidrio, el papel o los envases. Incluso se detalla que «en el caso de las viviendas unifamiliares con parcela exenta mayor de 50 metros cuadrados» se deberán «gestionar sus biorresiduos mediante compostaje domestico» con la posibilidad de realizar inspecciones para comprobar que se cumple.

Una de las indicaciones más llamativas de la nueva normativa es que, como medida higiénica, no se permite revolver en los contenedores. No es una imagen infrecuente. Gente «armada» con un carrito y un palo que revuelve en los contenedores o que se apodera de los cartones en los depósitos de papel. La ordenanza señala al respecto que «no está permitido elegir, seleccionar o retirar materiales de los contenedores», unos recipientes que habrá que utilizar en los horarios establecidos y con la prohibición de depositar residuos los días 24 y 31 de diciembre, Nochebuena y Fin de Año. También se regula el «punto limpio» al que llevar los residuos voluminosos y el sistema para su recogida un día específico y se apunta la posibilidad de crear puntos limpios móviles.

En cuanto a las mascotas «como medida higiénica ineludible, las personas que acompañen a animales domésticos impedirán que estos depositen sus defecciones en vías públicas, jardines, paseos y en general en cualquier lugar no específicamente destinado a estos fines. En todo caso, el acompañante estará obligado a llevar bolsa o envoltorio adecuados para introducir las defecciones sólidas y limpiar las líquidas».

También se incluye la posibilidad de que el Concello «establezca la obligatoriedad de una tipología de bolsas para uso doméstico o comercial para fracciones específicas de los residuos, que favorezcan la selección en origen y la recogida selectiva tanto para el sistema de contenedores como para el de puerta a puerta».

El nuevo contrato de basuras también llegará en 2025

En el ejercicio que está a punto de concluir el Concello trató de adjudicar el nuevo contrato de limpieza y recogida de basuras, adaptado a la ordenanza. Se trata de un contrato de 256 millones de euros para un plazo de 20 años (12,8 millones de euros por año), sin contar con el coste añadido de la gestión de los residuos textiles (que se quedó fuera de este contrato por la reclamación de una ONG), así como el pago de la tasa a Sogama por los descartes de residuos que haya que enviar a la planta de tratamiento de Galicia.

Al margen de las obligaciones habituales y la modernización de un servicio que a día de hoy genera numerosas quejas sociales y políticas por sus deficiencias, uno de los propósitos del nuevo contrato de gestión de residuos es tener una base de datos actualizada sobre la localización de este mobiliario urbano. Por eso la empresa que resulte adjudicataria realizará un inventario en soporte digital, georreferenciado, de los contenedores y composteros instalados en el que se reflejarán los datos necesarios para su identificación. Para eso cada recipiente y compostero deberá estar identificado de forma individual mediante un sistema de localización por radiofrecuencia de tal forma que el sistema de transmisión de datos esté en combinación con los equipos instalados en los vehículos de recogida (para los contenedores) y en los equipos del personal encargado de las tareas de compostaje, en el caso de los composteros. Otra de las exigencias del contrato es garantizar un plan de lavado de las unidades, especificando la periodicidad y la metodología. Se apunta que “este lavado, desodorización y desinfección se puede efectuar con agua caliente o frío.

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