La alegría llega a Pediatría por la ventana

Miembros de la Asociación Cultural Deportiva Bombeiros de Pontevedra sorprendieron a los pacientes más pequeños del Hospital Provincial llevándoles regalos por la ventana

Dos bomberos chocan sus manos con un pequeño hospitalizado para darle fuerza.

Dos bomberos chocan sus manos con un pequeño hospitalizado para darle fuerza. / Rafa Vázquez

Hay sensaciones que queman más que el fuego. Y si no, que se lo digan a los padres que esperan cada día el parte del equipo médico en la segunda planta del Hospital Provincial, la de Pediatría. Pero este lunes, en la víspera de Nochebuena, las noticias no podían ser mejores porque seis miembros de la Asociación Cultural Deportiva Bombeiros de Pontevedra, sorprendieron a los pequeños (y algún adolescente) ingresados en el centro hospitalario.

«Es la actividad más importante para la asociación. Vemos que les hace mucha ilusión y a nosotros también», comentaba desde el patio Nabor Vázquez que, junto a Diego, Manu, Raúl, Aarón y Caamaño, dedicaron su tiempo libre a alegrar a los pequeños, después de un intenso domingo de trabajo que puso a prueba sus fuerzas.

Sanitarios y niños junto a bomberos. |  R. Vázquez

Sanitarios y niños junto a bomberos. | R. Vázquez

Familias, equipo médico del servicio y miembros de la directiva del Área Sanitaria de Pontevedra esperaban junto a varios niños la llegada de los bomberos. No pudieron hacerlo mejor. Un gran camión y una furgoneta hacían su entrada por el acceso trasero.

Fue entonces cuando las sonrisas no dejaron de aparecer en las pequeñas caritas que aguardaban a esos ‘superhéroes’. El pasillo bullía de gente entre nervios y la emoción por lo que iba a pasar, y todo lo que significa tener un resquicio de alegría y evasión cuando uno está malito y no entiende por qué.

El casco fue el regalo estrella. |  Rafa Vázquez

El casco fue el regalo estrella. | Rafa Vázquez

Para redondear el día, no faltó ni el sol, que iluminaba el pasillo como si el lugar fuera otro y las circunstancias también. Y en ese escenario aparecieron varios bomberos sobre la clásica cesta del brazo mecánico que les aúpa desde el camión. Por la ventana, con su llamativo uniforme y su casco amarillo con las gafas de protección. Así llegaron estos maravillosos pajes de los Reyes Magos. Una entrada triunfal que hizo que los niños se volvieran locos. Varios de los pequeños acabaron en los brazos de los bomberos, bajo la mirada de un personal médico también volcado con ellos ataviados con gorritos y gafas navideñas para celebrar este día de fiesta.

«Aquí se viven momentos complicados y que vengan ellos a alegrar el día se agradece», comentaba Jorge, residente de Pediatría. «La visita de los bomberos es súper llamativa subiendo en la cesta. A los niños les gusta mucho», añadía la pediatra del complejo María García. «Ver que un día sonríen y son felices ayuda (al estado de ánimo)», explicaba la neonatóloga Pilar Espiño. «Estos momentos de desconexión son necesarios, hacen que los niños y sus familias olviden que están aquí», recalcaba Paula, residente de Pediatría. Los niños recibieron cascos y camiones de juguete.

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