Más de 30 pisos, 167 garajes y un bajo, una oportunidad en las Galerías Oliva

Las dos familias dueñas del viejo tramo con entrada desde la zona próxima a A Peregrina encargaron un estudio de aprovechamiento urbanístico que nunca pusieron en marcha

Entrada más antigua a las Galerías Oliva, donde se estudió la posibilidad de construir un nuevo edificio con garaje y bajo.

Entrada más antigua a las Galerías Oliva, donde se estudió la posibilidad de construir un nuevo edificio con garaje y bajo. / GUSTAVO SANTOS

Las dos familias propietarias de todos los bajos y oficinas del viejo tramo de las Galerías Oliva, el primigenio, que tiene entrada por esta calle en el número 2, llegaron a encargar un estudio sobre el aprovechamiento urbanístico de este inmueble. En este plan se les informó de que cabría la posibilidad de construir un nuevo edificio con el que se ofrecerían 32 viviendas, 167 plazas de garaje y un bajo comercial de 1.390 metros cuadrados.

Así trascendió en el juicio celebrado en Pontevedra sobre el cierre de la segunda entrada principal de estas galerías, la de la calle Gutiérrez Mellado, un litigio que enfrenta a los Filgueira y los Corbal y por el que se mantiene en vilo el desembarco de Zara en la calle Michelena. La causa quedó vista para sentencia el pasado miércoles.

En las diferentes declaraciones que tuvieron lugar, se supo que las familias Filgueira y Otero, las propietarias de los locales de todo el tramo antiguo que sigue en pie (el otro tramo fue eliminado al ser derribado el edificio que daba a Gutiérrez Mellado) encargaron una auditoria, que durante el juicio se denominó como «due diligence» al estudio inmobiliario Espinosa.

Hay que recordar que la familia Otero es la dueña de los negocios y oficinas del margen derecho de la galería, mientras que la Filgueira tiene en propiedad los del izquierdo. Están al 50% cada una. Como es lógico, cualquier movimiento para echar abajo el actual edificio y construir uno nuevo tendría que contar con el acuerdo de ambas partes.

La primera en ser preguntada al respecto fue Astrid Filgueira Álvarez, de la parte demandante, quien afirmó que simplemente se puso un precio y que «no lo tenemos a la venta en ninguna inmobiliaria».

En su turno de intervención, Ramón Otero fue el que desgranó cómo sería ese proyecto que se les propuso en el estudio: con más de 3o pisos, 167 plazas de aparcamiento y un local comercial que rondaría los 1.400 metros cuadrados. Reconoció que esa iniciativa se barajó con empresas potentes del sector, «porque es una obra grande que no la puede hacer cualquiera», y mencionó a Ramírez y al grupo Arial, de gestión de proyectos inmobiliarios de carácter residencial. Finalmente, todo quedó en nada.

Además de los Filgueira y los Otero, también es propietaria de las viejas Galerías Oliva (de todo el tramo de Gutiérrez Mellado) la familia Corbal. De hecho, a través de la sociedad Hermanos Corbal, ahora Cubreiro S.L., fue la que puso en marcha los cimientos para el desembarco de Inditex en Michelena. Para ello, derribó el edificio de las Galerías que daba a la antigua General Mola, motivo por el cual esa entrada ahora no existe (está tapiada), lo que generó la denuncia de los Filgueira.

Un paso cortado «con alevosía», pero un riesgo su reapertura

En el juicio de las Galerías Oliva hay tres protagonistas indiscutibles: las familias Corbal, Filgueira y Otero, aunque solo las dos primeras figuran como parte demandada y demandante, respectivamente. Las tres son las propietarias de los dos tramos antiguos de esta zona comercial urbana.

La denuncia de los Filgueira la lleva el abogado Faustino Seoane, mientras que los Corbal son defendidos por Alejandra Estévez. En sus conclusiones orales, Seoane recordó que «la eliminación del paso (desde Gutiérrez Mellado) va a provocar daños importantes» y que, como su propio nombre indica, «el paso es pasar». Subrayó que «la violación de posesión sí produce perjuicio». «De lo que se trata este pleito es de si se venía ejerciendo o no ese paso», señaló, para añadir que «se ha cortado de forma ilegítima « y con «maquinación y alevosía».

Por su parte, Estévez incidió en que la apertura de esta entrada, una vez derribado el edificio, supondría un riesgo y que si finalmente Inditex se echa atrás en su idea de hacer en ese emplazamiento un Zara será una pérdida importante para todos.

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