Zafarrancho en los cementerios
«Siempre aparco aquí y hoy he tardado media hora en encontrar sitio». Marlene, que no acudía al cementerio de San Amaro pero estaciona a diario en sus proximidades desde hace unos meses, expresaba así su sorpresa por la gran afluencia de visitantes al principal camposanto de la Boa Vila.
En vísperas de Todos los Santos y Difuntos, los cementerios viven una intensa actividad. Decenas de familias eligen estas jornadas previas para adecentar los nichos y panteones y también para depositar centros, ramos y otras decoraciones, como velas.
También el Concello ha renovado los esfuerzos para que el cementerio municipal de San Amaro presente su mejor cara en los días de mayor actividad del año, unos trabajos que visitó la concejala Anabel Gulías. Por su parte, la Policía Local pondrá en marcha su habitual dispositivo para canalizar el acceso de vehículos.
«Muchos vendrán los días 1 o 2 porque es cuando no trabajan», explica Laura, que ayer acudía por segundo día a limpiar el panteón familiar, «pero yo prefiero hacerlo estos días antes, que hay más tranquilidad».
A unos metros otras pontevedresas también se afanaban para retirar hojas y musgo de los nichos. «Venimos todos los años, aquí están nuestros padres y siempre antes de Difuntos a limpiar y a traer flores».
Precisamente las flores fueron ayer las grandes protagonistas del tradicional mercadillo de Difuntos que se celebra en estas fechas en A Ferrería. Continuará hoy en el que se espera que sea su día grande tras un inicio marcado por la escasa afluencia de vendedores.
Participaron una docena, reducidos a 6 al final de la mañana. «Es que cobran mucho», explica una vendedora procedente de A Guarda, «pagamos diez euros por metro cuadrado» y la venta ayer «fue poca», aseguran.
Una florista de A Guarda que vende en el mercadillo desde hace «unos 20 años» confirma que «el precio de las flores ha aumentado mucho, hasta un 20%»
Esta profesional que vende en el mercadillo desde hace «unos 20 años» confirma que «el precio de las flores ha aumentado mucho, hasta un 20%».
A unos metros un vendedor procedente de O Pereiro, en Poio, confirma que «cada vez venimos menos, pagamos mucho y no nos ponen ni una carpa, que la tenemos que montar nosotros». En su caso abona 82 euros por abrir el puesto durante las dos jornadas del mercadillo.
Como sus compañeros, confían en que a lo largo de hoy haya una mayor afluencia de público a A Ferrería. «El año pasado, que llovió mucho, vendimos más el primer día, pero a ver si esta vez cambia».
Y por lo que respecta a los clientes, los crisantemos, claveles y centros vuelven a reinar entre las preferencias.
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