Salcedo, una historia de unión vecinal frente a los abusos

Desde el motín de Campo da Porta de 1894 hasta hoy, varias generaciones han reeditado en la zona el mito de David contra Goliat

Camila Pintos.

Camila Pintos. / FdV

Pontevedra

La parroquia de Salcedo ha sido, junto a Mourente y Lérez, un referente del movimiento agrario, obrero y de izquierdas en Pontevedra, como recoge la publicación “Salcedo. A represión franquista contra a loita obreira e agraria” editada por el Concello con motivo de un homenaje a las víctimas de la represión de 1936. El golpe de estado castigó la lucha de la gente trabajadora con la muerte, la cárcel, el rapado de cabello y muchas otras formas de insulto, explica este texto, fruto del programa “Do gris ao violeta” del programa de Memoria Histórica del Concello.

Fernando Pintos.   | // G.S.

Fernando Pintos. / G. S.

El historiador Xosé Álvarez Castro explica en este texto los pasos que, desde finales del siglo XIX, fue dando la parroquia para situarse en el punto de mira de los bárbaros en 1936. El caciquismo imperante auspicia la formación de asociaciones sectoriales promovidas por nuevos movimientos sociales y políticos como el republicanismo, el socialismo o el sindicalismo obrero.

Ramón López Laxe.   | // G.S.

Ramón López Laxe. / G. S.

En Salcedo, particularmente, ayuda al éxito del asociacionismo el hecho de que buena parte del vecindario reunía la doble condición de obrero y campesino, y la unión le da ánimos para enfrentarse a los abusos, cada vez mayores, de los recaudadores, que según explica Álvarez Castro, incluso engañaban en los cobros y llevaban a cabo entre el vecindario embargos sin autorización.

En este clima de tensión se originan motines en varios momentos, entre ellos el que se produce en Campo da Porta de Salcedo el 19 de junio de 1894, cuando la gente se negó al embargo de una vaca y un pote que querían llevar a cabo agentes de arbitrios y guardias civiles por la deuda de unas 60 pesetas en cédulas. Se produjeron altercados y abusos sobre la gente, con cuatro fallecidos: Francisco Piñeiro, José Rodríguez Rial, Manuela Couso y una hermana de esta, además de diferentes heridos.

Varios vecinos fueron a denunciar la actuación de los guardias y acabaron detenidos. Eran Manuel Gallego López, alcalde de barrio; José Blanco Pintos, Ignacio Pintos Acuña, Manuel González Pintos, José Carabelos Fernández y Manuel Rial Acuña. También apresaron a Benito García Piñeiro, acusado de ser uno de los que habían tocado las bocinas para convocar a la gente. Los procesan por desacato y amenazas a los agentes y por atentado a la Guardia Civil, como recoge esta publicación municipal.

Rapado de mujeres

En cuanto al ultraje del rapado del cabello a las mujeres, tras el golpe de 1936, el listado de nombres, muchos de ellos rescatados por el investigador Rafa Quintiá y el actual presidente de la Comunidad de Montes de Salcedo, Fernando Pintos, es muy largo, y hay muchos más que permanecen en el anonimato. Muchas de estas víctimas quedarán para siempre en el olvido, por el silencio que guardaron ellas y sus familias. Pero la memoria oral sí conserva, por ejemplo, el caso de Aurelia Iglesias, trabajadora de la Misión Biológica, detenida y rapada por los cívicos.

Vecinas de Salcedo aseguran que el rape alcanzó también a las tres hermanas de Aurelia: Victoria, Carmen y Adelaida, apuntando como origen de la persecución el hecho de que el hermano varón, Cesáreo Iglesias, luchó en el bando republicano. Su padre era hermano de Dorinda, la madre de Estrella Pintos Iglesias.

Fernando Pintos da un dato que no hace más que apuntalar el hecho de que la represión surgida tras el golpe de estado del 36 no tenía otro objetivo que erradicar la lucha que la gente modesta había emprendido contra los caciques y la desigualdad ya desde finales del siglo XIX: la relación existente entre algunas de las personas ultrajadas por los franquistas y las que sufrieron las consecuencias del motín de Campo da Porta.

Entre ellas está su propia abuela, Camila Pintos Blanco, que era sobrina de José Blanco, uno de los detenidos en 1894 tras denunciar lo sucedido en Campo da Porta. Al estallar la Guerra Civil, Camila fue rapada por los cívicos, igual que Hortensia y Dolores Garrido Couso, apodadas “as da Mona”, que eran hijas de una prima de Manuela Couso, la mujer asesinada por los guardias en el motín de finales del siglo XIX.

Fue la lucha de las familias de Salcedo que se vincularon desde muy temprano con el asociacionismo y el movimiento agrario y obrero la que quisieron erradicar los fascistas con su levantamiento contra la II República, como recoge esta publicación. Pero como dijo Castelao, “non enterraron cadáveres que enterraron semente” y, casualidad o no, ahora es Fernando, el nieto de Camila Pintos, quien preside la comunidad de montes de Salcedo y Ramón López Laxe, el sobrino nieto de Lola Laxe Esperón (rapada por los fascistas), su homólogo en la asociación vecinal Heroes do Campo da Porta. Fernando Pintos lideró en los últimos años la reivindicación del vecindario para recuperar el monte comunal.

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