El cruceiro de San Mauro, de nuevo dañado por un coche solo un mes después de su última reparación

Es al menos la cuarta vez en los últimos meses que la pieza recibe un impacto

Eulogio Sartier, vecino de Mourente, señala los daños.

Eulogio Sartier, vecino de Mourente, señala los daños. / Gustavo Santos

Los vecinos del entorno de San Mauro exigen una solución definitiva para garantizar la seguridad del cruceiro de la capilla dedicada este santo. Apenas un mes después de su última reparación, la pieza vuelve a mostrar signos del impacto de un coche. Es, a menos, la cuarta vez que es objeto de golpes de este tipo, ya que en noviembre del pasado año y dos veces en mayo de 2024 se han repetido estos episodios.

La razón es que la explanada que rodea al cruceiro se utiliza como aparcamiento y tanto los bolardos como las señales que prohiben aparcar no evitan el tráfico constante a su alrededor. A mediodía de ayer, al menos diez coches permanecían estacionados en zona prohibida.

Tras el último golpe de mayo, el monumento estuvo apuntalado para evitar que su caída. Fue reparado hace apenas mes y medio, tiempo que ha estado libre de otros golpes. Hasta el de este semana, por lo que vuelve a estar rodeado de cintas policiales. Todo apunta a que fue otro coche, ya que está movida la base, aunque también se desplazó el capitel.

No fue hace mucho tiempo cuando el cruceiro regresaba a su emplazamiento, del que fue retirado hace una década, cuando fue abatido por otro vehículo. Esta pieza está datada en el siglo XVIII y fue dibujada por Castelao en su estudio “As cruces de pedra na Galiza”. Se levanta sobre una plataforma rectangular y destaca por su capitel y, sobre todo, por las tallas del anverso, un Cristo, y del reverso, en el que se puede ver una Virgen de las Angustias. Es una pieza incluida desde 1994 en el catálogo de edificios y elementos a conservar por el Concello de Pontevedra.

En el año 2016, los vecinos de Mourente ya se movilizaron para pedir el arreglo del cruceiro. Desde entonces la pieza ya ha sufrido distintos daños provocados principalmente por conductores.

Los vecinos temen que otro golpe provoque la caída del cruceiro, por lo que insisten en su vieja reivindicación de que se desplace, dentro del mismo ámbito, a un emplazamiento más seguro y que se proteja de los coches y los aparcamientos invasivos con una cadena de seguridad para evitar golpes. Ese perímetro, sostienen los residentes, podría evitar un mayor deterioro de la pieza.

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