¿Realmente Drake atacó Tambo?
La investigación del antropólogo Buenaventura Aparicio cuestiona este episodio que dio origen a la leyenda de la Virxe da Renda

La talla moderna de la Virxen da Renda, en una procesión. / Julio Santos Álvarez
El corsario inglés Francis Drake ha sido señalado históricamente como el responsable de la destrucción de la ermita y el monasterio de Nuestra Señora de Gracia, en la isla de Tambo. Así lo recogió el fraile Antonio de Yepes Torres, autor de la Crónica General de Orden de San Benito (Valladolid, 1615), en la que relata una incursión en la ría de Pontevedra en el año 1589.
Este supuesto ataque dio origen a la leyenda que está detrás del culto a la Virxe da Renda, una incursión corsaria que ahora pone en cuestión el antropólogo Buenaventura Aparicio. Tras varios meses de estudios, y no sin recordar que la investigación ha de tener su fundamento en la documentación, concluye que “con los datos de que disponemos hasta ahora, nada corrobora el ataque de Drake a la isla de Tambo”.
Subraya que el relato de Yepes “tiene toda la apariencia de una invención en el contexto de un antagonismo máximo entre protestantes y católicos. En Francis Drake, amenaza permanente de las costas españolas, se focalizó todo el odio religioso de los monjes cronistas: Drake era un hereje, un villano, un verdadero demonio que daba rienda suelta a su mala conciencia incendiando iglesias y monasterios y matando a sus monjes”.
Buenaventura Aparicio ha consultado para sus investigaciones sobre Tambo documentos del Archivo Histórico Nacional, Archivo General de Simancas, Archivo General de Indias y el Archivo Histórico de la Armada. Solamente en este último, señala, “encontramos alguna información sobre la expedición de la Contra Armada inglesa en el año 1589, al mando de Drake, relatada desde el punto de vista español que no menciona ningún ataque a Tambo”.
Por el contrario, según el relato de Yepes, Drake habría desembarcado en Tambo, “donde incendió y destruyó la capilla y el monasterio y tiró las imágenes al mar”, señala Buenaventura Aparicio. Éste recuerda que según la tradición, la talla de Nuestra Señora de Gracia “fue recogida en las redes por los marineros de Combarro y trasladada a la capilla de Renda, en O Xuviño, alejada de todo peligro”.
Tras varios meses de estudios, y no sin recordar que la investigación ha de tener su fundamento en la documentación, concluye que “con los datos de que disponemos hasta ahora, nada corrobora el ataque de Drake a la isla de Tambo”
En opinión del investigador “el relato tiene ese aroma que desprende lo prodigioso, característico de los cronistas religiosos que defendían el catolicismo frente a los “herejes” protestantes”.
Por otra parte, añade, “nadie hasta ahora –que sepamos- ha mostrado un documento que pruebe fehacientemente esta acción de Drake en la isla de Tambo. Consecuentemente, y a falta de pruebas concluyentes –nos referimos a la documentación de los archivos ingleses- opinamos que Francis Drake nunca puso un pie en la isla”.
Así, incide en que “este relato casi unánimente aceptado, debe ser puesto, por el momento, en entredicho”.
Hace hincapié en que “nadie hasta el año 1998, en que se publica el libro San Xoán de Poio, monasterio, coto, parroquia de la autoría de Sergio Vázquez Rouco, había cuestionado que el causante de la destrucción de la ermita y monasterio de Nuestra Señora de Gracia no fuera otro que Drake”.
En opinión del investigador “el relato tiene ese aroma que desprende lo prodigioso, característico de los cronistas religiosos que defendían el catolicismo frente a los “herejes” protestantes”
Vázquez Rouco, en un primer momento, fija su destrucción por corsarios ingleses a partir del año 1600 –Drake había muerto en 1596- y, yendo más lejos, “calificaba de leyenda la recogida de la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de Gracia por los pescadores de Combarro”, señala el investigador.
Éste incide en que “a final, Vázquez Rouco llega a la siguiente conclusión: “Pienso que la razón auténtica del traslado de la venerada imagen de Nuestra Señora de Gracia al lugar de Renda, fue mucho más natural: la ría de Pontevedra estuvo siempre expuesta a expoliaciones de piratas. Como en otros lugares de la ría construyeron las iglesias apartadas del mar, a fin de evitar posibles asaltos, los vecinos del Coto de Poio, con su abad, retiran la imagen de este santuario [de la isla de Tambo] a un lugar del Coto, llamado Renda y libre de todo peligro de corsarios. Por supuesto, de acuerdo con la época, adornan el traslado con esa leyenda justificativa del origen. A partir de entonces en Tambo queda la imagen de San Miguel. Y por eso cambió el nombre: San Miguel de Tambo. Y así con esa denominación aparece desde mediados del siglo XVII en los diversos documentos del Poio”.
Buenaventura Aparicio también subraya que “puede ser significativo que un escritor tan meticuloso y fiable como Martín Sarmiento hable de un ataque de los ingleses “en fecha incierta” sin mencionar a Drake (Fr. Martín Sarmiento, “Jornadita a Poyo e inscripciones”).
Tras expresar su agradecimiento a Claudio Quintillán y Lino J. Pazos, autores del libro A illa de Tambo na súa historia y a la Irmandade da Illa de Tambo, Buenaventura Aparicio advierte que “cualquier investigador que se adentre en la historia de la isla de Tambo ha de tener muy presente que muchas informaciones provienen de tradiciones o de cronistas religiosos que según acontecía en la época tenían una tendencia desmesurada por los relatos de tipo prodigioso o maravilloso”, como atribuir a un corsario el origen de la leyenda de la Virxe da Renda.
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