Conservar el suelo y los manantiales o retener CO2, retos del “bosque protector” de Mourente
El objetivo final es la lucha contra el fuego y reemplazar eucaliptos y pinos por otras especies | Defiende el uso social del monte
Carla Tilve
Olas de calor, sequedad en el ambiente, fuego en los montes. Agosto es sinónimo de vacaciones para muchos trabajadores y trabajadoras, pero también de riesgo de incendiosr. De hecho, el plan de lucha contra incendios (Pladiga) establece los meses de julio, agosto y septiembre como período fijo de alto riesgo en Galicia, e incluso podría extenderse hasta octubre si es necesario. Es por ello que la Comunidade de Montes de Mourente está llevando a cabo una profunda revisión de la planificación de su monte vecinal con el objetivo de convertir su monte comunal en un “bosque protector” contra el fuego. “Es más importante dedicar el monte a labores sociales y mejorar y favorecer su uso social, más que a fines productivos y económicos, porque tenemos muchísima gente que viene a los montes”, declara Carlos Morgade, portavoz de esta entidad.
Aunque actualmente se cuenta con un proyecto de ordenación en vigor, aprobado por la Xunta de Galicia hasta el año 2031, está en proceso de revisión para potenciar un modelo sostenible presidido por la protección de la naturaleza. Porque en la lucha contra los incendios también es vital la conservación de la biodiversidad, uno de los esfuerzos de los comuneros es eliminar el eucalipto “ya inmediatamente” e incluso se plantean a medio plazo eliminar el pino como otro propagador del fuego debido a sus resinas. Así, la Comunidade de Montes ha talado los eucaliptos y una parte del pinar que ocupaba una parte significativa de las parcelas, mientras que a la vez se está actuando para evitar su rebrote. Para justificar dicha tala, Morgade recuerda que esta especie invasora es la “principal responsable de que los incendios puedan llegar al centro de las ciudades”, caso similar a lo ocurrido en 2006, “que empezó un fuego en Cerdedo y llegó hasta Marcón ininterrumpidamente a través de pinos y eucaliptos”.
La barrera de protección estará conformada por carballos o castaños, así como franjas de laurel que eviten la propagación del eucalipto aún presente en las fincas de particulares circundantes. Especies que se buscan plantar en sustitución durante el próximo otoño y principios del invierno de 2025. Con ellas se recuperará el aspecto del paisaje natural del bosque atlántico.
La lucha preventiva contra el fuego estival engloba otros objetivos. Y para mantener ese uso social del monte, por ciclistas, paseantes, vecinos y vecinas que recogen castañas, es necesario prestar atención a la protección ambiental y patrimonial. Aumentar la capacidad de retención del CO2, proteger los manantiales de agua, la conservación del suelo y el fomento de los servicios culturales son otros de los aspectos que busca la Comunidade de Montes de Mourente en las actuaciones que está llevando a cabo. “Hay cuatro manantiales que sirven agua a alrededor de 200 casas y su protección es más necesaria que nunca al saber que en el futuro el agua es cada vez más necesaria y curiosamente cada vez está más explotada”, defiende Carlos Morgade.
El portavoz también sostiene que las labores de cuidado en el “pulmón de la ciudad” son similares a la de un servicio público. Razón por la que la entidad confía en que las administraciones públicas desde el Concello de Pontevedra a la Xunta de Galicia, les provean de los recursos necesarios, sobre todo después de la renuncia a los ingresos de madera proporcionada por las plantaciones de eucalipto y pino.
Actividades sociales, culturales y deportivas
En el municipio de Pontevedra, el monte particular es el doble del monte comunal, y aún así “calculamos que ni el 10% del monte particular está cuidado, solo el comunal porque es el único que está gestionado”, sostiene Morgade. Por ello, como defensa de la señal de identidad y de la cultura que es el monte vecinal, el Plan de Gestión incluye la promoción de actividades sociales, culturales y deportivas. Actividades que sirven para mantener el monte vivo a la vez que han de ser respetuosas con las funciones ambientales de los terrenos. Los restos arqueológicos del castro, los de cruceiros y otros recursos culturales serán debidamente protegidos y señalizados en el futuro. Del mismo modo, se pretende facilitar los usos recreativos cada vez más utilizados, como los paseos de animales o bicicletas, con la mirada puesta siempre en evitar el deterioro del monte. Todos estos servicios culturales y ambientales serán incluidos en una campaña de divulgación entre la población en general, con especial atención a los escolares.
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