Un Entroido para demostrar opulencia
Cobres tira de tradiciones ancestrales del siglo XV para reivindicar su singularidad

Las Madamas e Galáns bailan en As Salinas en su recorrido por el municipio y antesala de la danza del Martes de Entroido . / Gustavo Santos
El Entroido de Cobres inicia 2024 con un ambicioso reto por delante: conseguir la catalogación como Fiesta de Interés Turístico Nacional, después de que la Consellería de Cultura reconociese hace unos días al Entroido gallego como Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial. Lograr este objetivo implicaría situar este carnaval rural de una pequeña zona de Vilaboa en el mapa de los festejos de interés en todo el territorio nacional.
La Asociación Cultural Cobres, promotora del Entroido, cuenta para conseguirlo con el respaldo del Concello de Vilaboa, que ha iniciado el expediente con los recursos económicos que ello conlleva.
Un trabajo a dos años que César Poza, alcalde de Vilaboa, confía en que tenga recompensa. “O Entroido de Cobres é a nosa seña de identidade e estamos apostando moi forte pola posta en valor a nivel nacional desta tradición nosa, diferente de calquer outra festa desta época que se desenvolva en Galicia e fóra dela”.
“O Entroido de Cobres é a nosa seña de identidade e estamos apostando moi forte pola posta en valor a nivel nacional desta tradición nosa, diferente de calquer outra festa desta época que se desenvolva en Galicia e fóra dela”
Y es que precisamente de historia y de tradición es de lo que tiran Concello y asociación para defender la singularidad de un festejo que el Concello ha recogido en una nueva página web en la que, además de estrenar imagen corporativa, desmenuza una tradición oral con origen en el siglo XV y que en su celebración primigenia reflejaba el estatus social de la zona de Cobres de aquel entonces, manteniendo hasta la actualidad algunos de sus elementos claves.
Joyas y adornos
Uno de ellos, por ejemplo, tiene que ver con la cantidad de joyas y adornos que lucen las madamas en su pectoril, reflejo de la posición social de la familia y de su poder adquisitivo. Eran los hombres, constituidos en una sociedad o cofradía creada exclusivamente para la organización del Entroido, los encargados de reclutar los diferentes componentes del bando de Carnaval. Normalmente había unas tres o cuatro parejas de madamas e galáns, también conocidos como los de “bunito”; varias parejas de blanco, que no llevaban sombrero; varias aldeanas o ribeiranas, vestidas con la ropa tradicional, con sus aldeanos; e incluso podía haber chicas vestidas de gitanas. Los socios tenían que seguir un protocolo cuando iban a pedir las chicas, sobre todo si era para que estas fueran de madamas: “os pais facíanse de roghados”, “casi era un honor pedirlle”, “había alghún que pa presumire facía[os volver] tres ou catro veces, ou cinco ou seis”, “Viñeron non sei cantas veces aquí anda meus pais pa que nos deixaran ir aos carnavales. Muitas veces xa lle diciamos nós: ‘Pero vamos a ver! Isto por que é? Unha política, unha parvada ou…? Porque ou vai vai, ou non vai!’. E ían e rían e viñan e…”

Detalle de los engalanados trajes. | // G. S. / F. Martínez
Las casas mantenían una relación ambigua con el carnaval, ya que por una parte necesitaban controlar los cortejos de hijos y miembros de la unidad familiar, al ser costumbre que en las fechas de Entroido llegasen a Cobres, caminando, jóvenes de municipios cercanos que entraban en competición por establecer relaciones con mozos y mozas locales.
Y por otra parte, estaba la lucha por el prestigio de la casa, y una hija vestida de madama con su peto atiborrado de oro era un símbolo perfecto para hacer visible la riqueza de la casa. “O que xuntaba máis, aquel, era mellor visto! Había unha retesía, non quería ninquén ser menos”, explica una de las personas más mayores de Cobres recordando su juventud. Una tradición que se mantiene en Cobres.
Igual que la Corrida do Galo, sacrificio de un animal vivo que era degollado por las madamas con un sable de madera hasta 1991, momento en el que la tradición evolucionó a la versión original, en la que el gallo es un símbolo inerte colgado de una madera con el que los participantes deben hacerse. Cada vez más mujeres participan también en esta competición, que tiene lugar el martes de Carnaval en una tarde dedicada a los juegos tradicionales.
Madamas e Galáns recorren las parroquias
Madamas e Galáns recorrieron ayer las parroquias de Vilaboa en uno de los actos más populares del programa prefestivo del Entroido. Comenzaron en la capilla de Santa Marta a las 11 de la mañana y siguieron en la Casa de Cultura de Figueirido y en Postemirón. As Salinas fue el escenario de su actuación por la tarde. Parejas de niños y adultos aportaron el ritmo del Entroido, como antesala de la programación que se desarrollará del 10 al 13 de febrero por los barrios y aldeas, acompañados de los grupos musicales. Alrededor de 70 personas, entre parejas de baile y músicos, escenificaron la belleza del Entroido de Cobres con sus danzas. Madamas e Galáns hicieron partícipes de esta presentación al público asistente, a los que invitaron a acompañarlos en la danza.
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